Los años vividos bajo ISIS han dejado a los niños de Mosul con unos niveles tan altos de daño psicológico que, perseguidos por pesadillas que interrumpen su sueño, son incapaces de mostrar emociones o de jugar. Según los expertos, están tan afectados por haber presenciado actos de violencia extrema que presentan síntomas de “estrés tóxico”, un severo trauma psicológico que puede provocar daños para toda la vida.
Desarrollada por la organización Save the Children, la investigación se desarrolló a partir de conversaciones con 65 niños de Hammam al-Alil, el campo para personas desplazadas de Mosul, al sur de la ciudad asediada.
Todos los niños entrevistados por la organización humanitaria mostraron signos de estrés tóxico, el 90% había perdido a un ser querido y casi todos tenían pesadillas. A la mayoría le costaba entender instrucciones y mostraba conductas “robóticas”, incapaces de jugar o de mostrar emociones.
Cientos de civiles abandonaron Mosul en junio, cuando la lucha contra ISIS alcanzó un punto de inflexión. Desde que en octubre comenzó la guerra para recuperar la ciudad de manos de los terroristas, más de 860.000 personas escaparon hacia la zona liberada del este de Mosul.
Con edades de entre 10 y 15 años, los niños del campo Hamman al-Alil hablaron de los horrores que habían presenciado: miembros de su familia asesinados delante de ellos, cadáveres y sangre en las calles, familiares muertos por las balas de los francotiradores o explotando por las minas, sus casas bombardeadas.
Muchos mencionaron la amenaza constante de ser torturados por los miembros de ISIS, que castigaban con la muerte o la prisión a todos los que desobedecían sus reglas.
Jad, un niño de 13 años, dijo a los investigadores: “Si nos pillaban en la calle a la hora de la oración, podías ser azotado. También realizaban sus decapitaciones y latigazos en la calle cada poco tiempo... A menudo dejaban durante días a los cadáveres, colgados en la calle de palos de hierro”.
Los niños también hablaron de su miedo a una “cosa” o a un “monstruo” sin identificar, una imagen mental de las vívidas experiencias traumáticas que los perseguían día y noche.
Según la doctora y consejera de salud mental en Oriente Medio de Save the Children, Marcia Brophy, “lo más impactante fue comprobar lo introvertidos que eran los niños”. “Raramente sonreían; era como si hubieran perdido la capacidad de ser niños”, dijo.
“Cuando preguntábamos a los niños qué cosas de ellos mismos les gustaban, a menudo decían 'soy tranquilo', 'me quedo en lugares seguros', y 'obedezco las órdenes'. El tiempo que estuvieron bajo ISIS y el escape de vida o muerte que vivieron se ha cobrado una carga terrible. Estos niños no van a curarse en semanas y tampoco en meses. Necesitarán ayuda durante años”.
“Desde que llegué al campo, no me siento segura, porque no me creo que estemos aquí; y no me creo que estemos lejos de ISIS”, dijo una niña adolescente entrevistada.
Cuando pidieron a los niños que jugaran a un juego en el que podían poner cualquier cosa que no quisieran dentro de una “bolsa mágica”, la mayoría elegía “ISIS” y “tristeza”, así como “guerra” y “armas de guerra”. Según la investigación, cuando les pidieron que sacaran de la bolsa las cosas que les hacían sentirse mejor, muchos tuvieron dificultad para responder. Cuando lo hacían, elegían “seres queridos” o “felicidad”.
En los problemas de los niños también influye el impacto psicológico de sus experiencias con sus padres. Dentro del campo, la violencia doméstica es común: un 85% de los niños mencionó haber sido golpeado o haber visto a otros niños ser golpeados, como las principales causas detrás de sus enfados o tristezas.
El estrés tóxico es el más peligroso de todos, con la mente constantemente en lucha o en evasión. Si no se trata a tiempo, puede dañar la arquitectura del cerebro y afectar durante toda la vida a la salud mental y física, produciendo enfermedades del corazón, depresión, ansiedad, diabetes y abuso de sustancias.
Save the Children está pidiendo a los donantes internacionales que apoyen a las unidades de atención psicológica y de salud mental. Al Gobierno iraquí le pide que aumente la inversión en formación de psicólogos y consejeros infantiles. Según la organización humanitaria, la asistencia psicológica para los niños y sus padres está cronicamente infradotada: hasta ahora, los programas para 2017 sólo han recibido un 2% de sus fondos.
Todo el plan de respuesta humanitaria de las Naciones Unidas para este año ha recibido menos de la mitad de los fondos que necesita.
Según la directora para Irak de Save the Children, Ana Locsin, “los niños que escapan de Mosul han vivido de horror en horror”. “Han pasado hambre y han sido abusados en la ciudad. Todos los participantes del conflicto han tirado armas explosivas en las estrechas calles de Mosul con poca consideración por su impacto. Pero el impacto sobre los niños está claro: incluso si salen con vida, quedan con cicatrices y frágiles. Por el momento, eso es lo que parece ser el futuro de Mosul”.
“Para ayudar a los niños a que se recuperen y reconstruyan, la asistencia psicológica debe ser considerada prioritaria. El mundo debe hacer más para reparar este daño”.
Traducido por Francisco de Zárate