Los países nórdicos no quieren un salario mínimo común para toda Europa porque sería demasiado bajo para ellos

Daniel Boffley

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Los países nórdicos con un buen nivel salarial, entre ellos Dinamarca y Suecia, han mostrado su desacuerdo con los planes encaminados a implantar unos criterios únicos para todos los Estados miembros de la UE que permitan fijar el salario mínimo, ya que temen que esta medida pueda perjudicar unos modelos de negociación colectiva con más de un siglo de antigüedad.

La Comisión Europea dará este martes el primer paso hacia unos criterios comunes para todos los países de la UE el como parte de la promesa de su nueva presidenta, Ursula von der Leyen, de frenar la “fuga de cerebros” del este de Europa hacia el oeste. Sin embargo, los países nórdicos en los que los salarios mínimos son fruto de una negociación entre los empresarios y los trabajadores han cuestionado esta iniciativa. Los principales sindicatos respaldan la posición de los políticos escandinavos, que argumentan que en última instancia la propuesta de Bruselas podría comportar que los salarios de sus trabajadores se reduzcan.

En declaraciones a The Guardian, el ministro de trabajo de Dinamarca, Peter Hummelgaard, ha señalado que está a favor de que los trabajadores de los países de la UE con peores políticas salariales cobren más, pero que “los medios para lograr este objetivo deben respetar las tradiciones nacionales y los modelos que están funcionando”. En este sentido, ha recordado que “en Dinamarca, son los patronatos y los sindicatos los que negocian los salarios y así lo hemos hecho desde hace más de un siglo”.

De los 28 Estados miembros, sólo Dinamarca, Italia, Chipre, Austria, Finlandia y Suecia no tienen un salario mínimo establecido por ley. Los trabajadores de los países nórdicos disfrutan de unos salarios medios comparativamente altos. En 2018, los empresarios daneses pagaron unos 43,50 euros por hora por trabajador; la remuneración por hora más alta de la UE.

Incluso aquellos daneses que tienen un salario considerado bajo cobran cerca de 15 libras esterlinas por hora. Los trabajadores suecos y finlandeses también obtienen una buena remuneración en base a sus modelos de negociación colectiva.

En los países nórdicos, los trabajadores que no están sindicados suelen quedar cubiertos por los convenios colectivos. Es por este motivo que los políticos de estos países han señalado que un criterio europeo para fijar los salarios podría tener como consecuencia que los empresarios cuestionaran los acuerdos colectivos, argumentando que el salario mínimo de la directiva no necesita ser mejorado y que ya lo consideran razonable.

Esta semana la comisión inicia la fase de consultas. El gobierno danés quiere que se le den garantías por escrito de que su sistema de negociación colectiva quedará exento del cumplimiento de una futura directiva europea. Los gobiernos de Finlandia y de Suecia se han expresado en similares términos.

Hummelgaard ha señalado que si bien Nicolas Schmit, el nuevo comisario europeo de empleo y derechos sociales, le había dado garantías de palabra, sigue preocupando por las consecuencias de esta medida.

“Leeremos la propuesta con atención, ya que el peligro suele esconderse en la letra pequeña y todavía me preocupa que nuestro modelo pueda verse perjudicado por esta iniciativa”, ha indicado. “No cabe duda de que el gobierno danés está haciendo todo lo que está en sus manos para evitar que modelos como los nórdicos se vean perjudicados por la regulación de la UE, que es también la razón por la que discuto el asunto con mis colegas europeos cada vez que tengo la ocasión”.

Henri Lindholm, un líder sindical finlandés que también es un destacado miembro de la Nordiska Unionen, un sindicato pan-nórdico que representa a los trabajadores de la industria alimentaria, ha puntualizado que no se opone a que los trabajadores de los países del este de Europa mejoren sus salarios, sino a un único acuerdo para toda la UE que no tenga en cuenta las especificidades de cada país.

En este sentido, Lizette Risgaard, presidenta de la confederación sindical danesa, ha afirmado que “en el llamado modelo danés los salarios se fijan en el marco de una negociación colectiva fruto del diálogo entre las partes, y la productividad y la innovación son elementos clave del proceso”.

“La premisa del modelo danés es que cuenta con un amplio apoyo tanto de los trabajadores como de los empresarios, y las estadísticas salariales muestran que en términos generales el modelo danés garantiza que la mayoría de los trabajadores de Dinamarca reciban un salario que sea a la vez decente y pueda proporcionar un buen nivel de vida”, ha señalado.

“Un sistema paralelo basado en un salario mínimo único o en la cobertura universal de los convenios colectivos no garantiza que todos los trabajadores reciban un salario que asegure un nivel de vida decente. Por lo tanto, la Confederación Danesa de Sindicatos teme que un salario mínimo europeo establecido por una directiva pueda debilitar la eficacia del modelo danés”.

Un nivel de vida decente

La Comisión no determinará un nivel salarial, pero quiere llegar a un acuerdo sobre un conjunto de criterios que se deben cumplir cuando los gobiernos fijen sus salarios mínimos. El salario mínimo actual de Bulgaria para un trabajador a tiempo completo es de 286 euros al mes, en comparación con los 2.071 euros mensuales de un trabajador luxemburgués. El objetivo de la comisión es garantizar que los Estados miembros establezcan un salario mínimo equivalente al 60% del salario medio en ese país.

Schmit, exministro de Trabajo de Luxemburgo, ha indicado que la propuesta de la comisión sobre el salario mínimo permitiría reducir la brecha de la desigualdad salarial en la UE. En declaraciones a The Guardian, ha afirmado que “la cifra de personas con empleo en la UE está en un nivel récord. Pero muchos trabajadores siguen luchando por llegar a fin de mes e incluso para salir de la pobreza”. “Es esencial que los trabajadores tengan un salario justo que les proporcione un nivel de vida decente, un principio clave consagrado en el pilar europeo de los derechos sociales”, ha puntualizado.

“Algunos Estados miembros han sido capaces de desarrollar una serie de leyes en materia de fijación de salarios, que ahora forman una parte integral de su tejido social, algunas incluso a través de un intenso debate social y de la negociación colectiva”, señala. “La promoción de unos estándares elevados en cuanto a un mínimo salarial nos permite avanzar hacia la convergencia económica y social de todos los países de la UE, y reducir la brecha con una mejora para los que ahora tienen un salario mínimo más bajo, y dar un impulso a la economía social de mercado de la UE”.

“El hecho de que la UE establezca un marco para fijar el salario mínimo podría ayudar a combatir las desigualdades y a prevenir que el salario mínimo se iguale hacia abajo. Al mismo tiempo, puede ayudar a corregir alguna de las causas de la fuga de cerebros y la contratación de trabajadores con peores condiciones salariales que viven en el otro lado de la frontera, algo que es motivo de gran preocupación en algunos Estados miembros”, concluye.

Traducido por Emma Reverter