El lobby armamentístico de Estados Unidos está dando entretenimiento a sus miembros más jóvenes con su propia versión de los cuentos infantiles tradicionales, que incluyen una aparición estelar: las armas de fuego.
La web nrafamily.com, de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), está publicando estas historias que promueven las armas. La última: Hansel y Gretel (tienen armas), escrita por Amelia Hamilton y publicada la semana pasada. La ilustra la imagen de los hermanos que dan nombre al cuento perdidos en el bosque, como ha contado siempre la historia, pero en lugar de estar petrificados por la bruja, tienen rifles.
El cuento empieza con la familia de los niños quejándose de la falta de comida, y se desvía de la versión clásica con lo siguiente: “Por suerte, les habían enseñado a utilizar las armas con seguridad y habían pasado la mayor parte de su vida yendo a cazar con sus padres. Sabían que en las profundidades del bosque hay zonas en las que nunca se ha cazado y en las que pueden conseguir comida. Sabían cómo mantenerse a salvo si se encontraban en problemas”.
No acaban en manos de la bruja en su casa de pan de jengibre, sino que encuentran a otros niños enjaulados. “Los niños dirigieron a Hansel hacia la llave que abriría su jaula, mientras Gretel vigilaba con su arma de fuego por si acaso, puesto que a ella se le daba mejor disparar que a su hermano”, cuenta la historia.
Otro cuento publicado en la web en enero tiene un argumento similar: Caperucita Roja tiene un arma. La joven está yendo a visitar a su abuelita, como siempre, pero cuando se le acerca el lobo feroz las cosas se desarrollan de forma bastante diferente: “Como se estaba sintiendo cada vez más incómoda, sacó su rifle para tenerlo en la mano y preparado. El lobo se asustó y salió corriendo”.
En la versión de la Asociación del Rifle, la abuelita tampoco cae en las garras del lobo feroz. No llega a verse al animal tragándosela y la habitual conversación de “qué ojos tan grandes tienes”. Acaba con la abuela sacando un arma. Qué escopeta tan grande tienes, más bien.
En la web se describe a la autora, Amelia Hamilton, como “escritora y patriota de toda la vida”, “bloguera conservadora” y autora de la serie de libros infantiles Growing Patriots. La página dice que tiene un máster en Inglés y en Historia del siglo XVIII de la Universidad de Saint Andrews (Escocia) y un posgrado en Bellas Artes y Artes Decorativas de Christie's Londres.
Como introducción al cuento de Caperucita Roja –el primero de una serie que se irá publicando–, los editores de la web dicen: “La mayoría de nosotros posiblemente hemos crecido con los cuentos que nos han leído antes de dormir. Pero ¿cuántas veces has hecho memoria y te has dado cuenta de lo, digamos, tristes que son algunos de ellos? ¿Alguno te ha quitado un poco el sueño?”. La presentación continúa: “¿Alguna vez te has preguntado cómo serían esas mismas historias si a los pobres Hansels, Gretels y Caperucitas les hubieran enseñado sobre seguridad armamentística y sobre cómo usar armas de fuego?”.
Al descubrir las historias, algunos usuarios de Twitter tardaron poco en ofrecer sus propias versiones sarcásticas con el hashtag #NRAFairyTales (cuentos de la NRA). El tuitero @psweetdotcom escribió: “#SnowWhite (Blancanieves) encuentra una pequeña cabaña. Los siete enanitos llevan armas. La reina malvada vuelve a ser la más bella del reino”. El usuario @micahwedemeyer comentó por su parte: “Ricitos de Oro vio a unas figuras marrones acercarse a ella. Disparó rápido y cayeron los tres. Los cargos por allanamiento de morada fueron retirados”.
Sin embargo, no todo el mundo vio el lado gracioso de las historias. La Coalición para el Fin de la Violencia por Armas, de Washington, manifestó en su página de Facebook que las historias son un símbolo de “una cultura degenerada que corrompe a los niños y los anima a asumir riesgos significativos e innecesarios”.
Traducido por: Jaime Sevilla