Nadie que siga el conflicto en Palestina se sorprenderá al enterarse del llamamiento de Mahmud Abás a demandar al Gobierno británico por la Declaración de Balfour firmada en noviembre de 1917. Se trata de la famosa carta que prometió respaldar la creación de un “hogar nacional” para el pueblo judío en Palestina, considerada piedra fundacional del movimiento sionista.
La promesa de Arthur Balfour, en aquel momento ministro de Asuntos Exteriores de Reino Unido, desembocó en el mandato británico de Palestina, en la inmigración masiva de judíos, en la creación de Israel tras la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto y en la “Nakba” (catástrofe) palestina.
Esta semana, durante una cumbre de la Liga Árabe en Mauritania, el presidente de la Autoridad Palestina y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Mahmud Abás, puso sobre la mesa la posibilidad de tomar acciones legales contra Reino Unido. Lo hizo por medio de su ministro de Asuntos Exteriores, Riyad al-Malki, que dijo que Balfour “dio a unas personas que no eran de ese lugar algo que no era de ellos”.
Los portavoces de Israel rápidamente atacaron a Abás por “deslegitimar” al Estado judío. Según el ministro de Seguridad Pública israelí, Gilad Erdan, no habría que sorprenderse “si la próxima fase es una extensión de las reclamaciones palestinas al Reino Unido y a Francia, ya que fueron socios en el acuerdo Sykes-Picot que dividió el control sobre nuestra región”. “Todo vale en el camino de mentiras y provocaciones de Abu Mazen (Abás)”, agregó.
Amenazar con tomar acciones legales contra un documento de hace 99 años es ciertamente una exageración que produjo más burlas que un análisis serio. En cualquier caso, la declaración fue sustituida hace tiempo por otros documentos jurídicos, incluidas resoluciones de la ONU. Pero la iniciativa también puede verse como un síntoma de desesperación en torno a la causa palestina, en un momento en el que no hay proceso de paz y en el que las esperanzas de que se acabe la ocupación y se alcance la solución de crear dos estados parecen estar en punto muerto.
Sir Vincent Fean, ex cónsul general británico en Jerusalén y embajador efectivo en los territorios palestinos ocupados en 1967, ve las palabras de Abás “como un grito de ira y desesperación, más que una declaración de intenciones”. “No veo cómo podrá lograr lo que se propone. Pero el problema es que la solución de la creación de dos estados, que durante tanto tiempo ha defendido y sostenido, desaparece con rapidez”, explica.
El recuerdo de Balfour, un tema sensible
La historia ha reavivado el interés por ver de qué manera será recordada la Declaración cuando cumpla sus cien años en 2017. En una época de caos nunca antes visto en Oriente Medio, el Ministerio de Asuntos Exteriores británico organizó el año pasado una reunión para debatir cómo gestionar la memoria de los acuerdos firmados tras la Primera Guerra Mundial, entre ellos Sykes-Picot y Balfour, un tema todavía sensible. No se sabe si se ha concretado algún plan.
Mark Regev, embajador de Israel en Londres, ha hablado de una “celebración pública junto al gobierno británico”. Pero Tobias Ellwood, secretario de Estado británico para Oriente Medio, dijo en junio que prefería la palabra “recordar” y no “celebrar” para referirse a “un tema sensible” en la región.
Balfour prometió apoyar la creación de un hogar nacional para los judíos en Palestina, siempre y cuando se respetaran “los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes”. En aquella época, esas comunidades constituían aproximadamente el 90% de la población de la provincia otomana.
Sir Vincent Fean y otros partidarios del Proyecto Balfour están trabajando para mejorar la comprensión de las consecuencias que sigue teniendo aquella Declaración. “Nuestro gobierno tiene la responsabilidad moral de terminar el trabajo que empezó cuando Reino Unido era la potencia mundial por excelencia”, dice el diplomático, ahora retirado. “Debería esforzarse por lograr un resultado que respete tanto los derechos de los israelíes como los de los palestinos. Como dos estados separados, y sobre la base de las fronteras establecidas en 1967. Y tiene que ser pronto porque, si nos descuidamos, esa opción equitativa va a desaparecer”.
No parece probable que la polémica al respecto del aniversario vaya a desaparecer, aunque el gobierno británico ahora tenga que resolver el problema mucho más urgente de lidiar con las consecuencias del Brexit. “Si Boris Johnson perdura en su cargo como ministro de Exteriores de Reino Unido hasta noviembre, será él quien conmemore el centenario de la declaración de Balfour”, ha dicho en Twitter Anshel Pfeffer, periodista del periódico Haaretz. “Tengo muchas ganas de ver eso”.
Traducción de Francisco de Zárate