La policía de Teherán está desplegando a 7.000 agentes secretos de la moral para que se encarguen de un nuevo cometido: reprender a las mujeres que desafían las estrictas normas del uso del hijab, entre otras ofensas antiislámicas.
Cada primavera, cuando las temperaturas suben y con ellas el deseo de la gente de salir, las autoridades de Irán intensifican su control sobre las normas sociales, incrementando el número de los llamados policías de la moral desplegados en los lugares públicos.
Este cuerpo especial vigila cualquier cosa, desde velos holgados y pantalones cortos que llevan las mujeres hasta glamurosos cortes de pelo o collares que lucen los hombres. Pasear perros también se ha añadido a la larga lista de actividades que enfurecen a las autoridades por indecorosas.
No está claro si el anuncio es una respuesta a la reciente puesta en marcha de una app para Android llamada Gershad, que permite a sus usuarios esquivar a las furgonetas de la policía de la moral basándose en informaciones de localización que comparten los demás usuarios.
El jefe de policía de Teherán, Hossein Sajedinia, que habló con los periodistas en el acto para inaugurar las nuevas unidades policiales, dijo que los agentes iban a vigilar plazas públicas, calles y centros comerciales. “Llevar mal puesto el hijab, quitarse los velos dentro de los coches, conducir temerariamente, desfilar en las calles, el hostigamiento a las mujeres y la contaminación acústica son las prioridades”, informa AFP.
Los nuevos agentes no detendrán a la gente directamente, explica la agencia de noticias, en lugar de eso enviarán las placas de matrículas a sus superiores para que después les cite oficialmente la policía. Se impedirá también que los culpables vendan sus coches si no avisan a la policía después de haber recibido la notificación.
Los iraníes protestan en Twitter
Estas noticias han provocado un gran número de reacciones en Internet: “Desearía que estuviéramos viviendo en un país donde en vez de tener agentes encubiertos dirigiendo la moral, tuviéramos agentes de incógnito vigilando la corrupción de las autoridades”, tuiteó un usuario. Otro dijo: “Desde este momento, si alguien te acecha en la calle, no es un ladrón, es un policía secreto de la moral”.
“En todo el país, solo tenemos 2.600 agentes conservacionistas protegiendo el medio ambiente, mientras que solo en Teherán se han contratado a 7.000 personas para vigilar el hijab de la gente”, protestó vía Twitter un periodista y ecologista iraní.
Utilizar el hijab ha sido obligatorio dentro de la política integral de la República Islámica desde la revolución de 1979 pero su implantación ha tenido grandes dificultades. A pesar de las represalias, millones de mujeres iraníes desafían las restricciones a diario bordeando los límites.
Los líderes iraníes, sin embargo, siguen insistiendo en el tema, a pesar de que la forma de vestir de la gente en la calle revela que muchos iraníes están muy lejos de esa posición.
Mientras que llevar el tradicional chador –prenda semicircular que cubre a la mujer desde la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies– fue la norma los primeros años posteriores a la revolución, la mayoría de las mujeres llevan ahora un manto estilo iraní, una chaqueta por debajo de las rodillas y un pañuelo en la cabeza un poco más holgado.
Los observadores en Teherán dicen que el número de mujeres que se quitan el velo mientras conducen se ha incrementado y que la última moda incluye mantos sin botones delanteros. Diplomáticos y mandatarios extranjeros no están exentos de estas regulaciones. En un incidente reciente, la ministra de exteriores india, Sushma Swaraj, sufrió ataques en las redes por cubrir su cabeza durante un encuentro con el presidente iraní Hassan Rouhani.
A principios de abril, Air France –que retomó sus vuelos a Teherán después de ocho años– comunicó que las mujeres que trabajasen en cabina podían negarse a volar a Irán después de que varios miembros de la tripulación les exigieran llevar puesto el hijab.
Rouhani ha aclarado que él se opone a estas medidas pero la policía opera bajo las directrices del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. La administración de Rouhani choca de frente con las medidas a nivel doméstico y algunos críticos creen que esta campaña solo trata de minar sus esfuerzos encaminados hacia las libertades sociales.
Traducido por Cristina Armunia Berges