Donald Trump y los líderes republicanos dicen que su proyecto significaría una importante reducción impositiva para la clase media. Nada más lejos de la verdad.
Tras el fracaso al intentar hacer aprobar una ley de “sanidad” que hubiera dejado a 32 millones de estadounidenses sin acceso a una cobertura sanitaria, una ley que era aún menos popular que el rescate a Wall Street, ahora Donald Trump y los líderes republicanos del Congreso han vuelto a la carga.
Ahora quieren hacer aprobar uno de los presupuestos y proyectos fiscales más destructivos e injustos de la historia moderna de Estados Unidos. Un proyecto que perjudicaría a decenas de millones de familias, a nuestros hijos, a la población enferma, a los pensionistas y a los pobres.
El presupuesto republicano, que probablemente se debata en el Senado esta semana, representa el concepto de Robin Hood, pero al revés. Le quita a aquellos que menos tienen para darle a los que ya viven en una opulencia increíble.
Donald Trump y los líderes republicanos dicen que su proyecto significaría una importante reducción impositiva para la clase media. Nada más lejos de la verdad. Según el Centro de Políticas Fiscales, un organismo no partidista, al final de esta década, casi el 80% de los beneficios fiscales del proyecto republicano habrían favorecido al 1% más rico de la población, y el 40% habría beneficiado a sólo el 10% de los más ricos de ese 1%.
Mientras los republicanos quieren ahorrarle 1,6 billones de euros en impuestos al 1% más rico del país, a la vez proponen recortar drásticamente los programas que la clase trabajadora estadounidense necesita desesperadamente.
Recortes en sanidad
El presupuesto presentado recorta Medicaid en más de 850.000 millones de euros en los próximos 10 años, lo cual significaría dejar a 15 millones de estadounidenses sin la cobertura sanitaria que tienen actualmente. Además, el presupuesto da un paso que los republicanos no se habían atrevido a dar en sus leyes sanitarias anteriores: recortan en 400.000 millones el presupuesto de Medicare, a pesar de que Trump prometió durante su campaña que no recortaría estos programas.
Todos los sondeos señalan que la gran mayoría de estadounidenses no quiere que el Congreso recorte Medicare ni Medicaid, ni que se le den beneficios impositivos a los más ricos ni a las grandes corporaciones.
Un sondeo reciente de la Fundación Pew concluyó que el 85% de los republicanos y el 94% de los demócratas quieren mantener o aumentar el presupuesto de Medicare. Y el 60% de los estadounidenses se opone a recortar el presupuesto de Medicaid, según un sondeo reciente realizado por Quinnipiac.
Otro sondeo realizado recientemente por el Wall Street Journal y la NBC concluyó que sólo el 12% del pueblo estadounidense cree que los ricos deberían pagar menos impuestos, mientras que el 62% piensa que los ricos deberían pagar más.
¿Entonces por qué los republicanos insisten en aprobar un presupuesto que contradice en cada instancia lo que quiere el pueblo estadounidense?
La respuesta es simple: hay que seguir los pasos del dinero.
Financiación de campañas electorales y corrupción
Hoy en día tenemos un sistema de financiación de campañas electorales corrupto que hace posible que los multimillonarios, junto con los CEOs más poderosos del país, aporten cientos de millones de dólares para que resulten electos los candidatos republicanos que representan sus intereses. Como resultado, el 1% más rico de la población puede hacer que el sistema político juegue a su favor, a expensas de prácticamente todo el resto del país. Vamos a ver algunos ejemplos.
El presupuesto republicano le ofrecería a la familia más rica de Estados Unidos, los Walton, dueños de Walmart, una reducción impositiva de 44.000 millones de euros, al derogar el impuesto estatal, un impuesto que sólo pagan los multimillonarios. Pero a la vez, si eres un jubilado de bajos ingresos, tú y más de 700.000 otras familias pueden tener dificultades para calentar sus casas en invierno, porque se recortaría en 3.400 millones de euros el Programa de Asistencia Energética para Hogares de Bajos Ingresos.
Este presupuesto dice que si eres la segunda familia más rica de Estados Unidos, los hermanos Koch, pagarás hasta 28.000 millones de euros menos en impuestos. En cambio, si eres un estudiante de clase trabajadora que intenta ver cómo hacer para pagarse la universidad, tu sueño de una educación universitaria podría evaporarse junto con el de otros 8 millones de jóvenes, porque se recortarían más de 84.000 millones de euros de las Becas Pell y otros programas de ayuda económica para estudiantes.
Este presupuesto reduce en hasta 3.400 millones de euros los impuestos que debe pagar la familia Trump, pero si eres una embarazada de bajos ingresos, tú y otras 1,2 millones de madres, bebés y niños podrían perder la nutrición que necesitáis por un recorte de 5.500 millones de euros al Programa para Mujeres, Bebés y Niños (WIC, por sus siglas en inglés).
Lo alarmante es que a pesar de esta increíble reducción de impuestos a los más ricos, los hermanos Koch y sus amigos dicen que no es suficiente.
Cuando David Koch se presentó como candidato a vicepresidente por el Partido Libertario en 1980, proponía no sólo recortar Medicare y Medicaid, sino directamente abolir estos programas. Proponía no sólo reducirles los impuestos a los más ricos, sino eliminar cualquier tipo de impuesto.
En un momento en que la clase media se achica cada vez más, y mientras más de 40 millones de estadounidenses viven bajo el umbral de la pobreza, debemos derrumbar este presupuesto y reemplazarlo por un proyecto que refleje las necesidades de las familias trabajadoras del país, y no sólo los intereses de los más ricos, los más poderosos y las grandes corporaciones que financian campañas electorales.
Traducido por Lucía Balducci