El presidente ruso, Vladímir Putin, ha viajado este lunes a Bielorrusia para reunirse con el líder bielorruso, Alexander Lukashenko, mientras crecen los temores en Kiev de que Moscú esté presionando a su aliado más cercano para que se una a una nueva ofensiva terrestre contra Ucrania.
En vísperas de la reunión, la primera visita de Putin a Bielorrusia desde 2019, Lukashenko dijo que los dos líderes discutirían la “situación político-militar” en la región, así como la cooperación económica.
El hombre fuerte de Bielorrusia, que supervisó la violenta represión de las protestas antigubernamentales en 2020, subrayó que la “soberanía e independencia” de su país no está en discusión, mientras que algunos analistas creen que la visita de Putin sirve para arrastrar a Bielorrusia a la guerra en Ucrania.
“Quiero subrayar una vez más este aspecto: nadie, excepto nosotros, gobierna Bielorrusia”, dijo Lukashenko en un comunicado publicado por el servicio de prensa presidencial. “Debemos partir siempre del hecho de que somos un Estado soberano e independiente”.
Kiev, preparada para “todos los escenarios”
Ucrania seguirá de cerca las conversaciones. La semana pasada, varios mandos militares ucranianos afirmaron que Rusia podría intentar de nuevo invadir el país desde el norte.
El presidente, Volodímir Zelenski, dijo este domingo que Ucrania está preparada para “todos los escenarios posibles de defensa” contra Moscú y su aliado.
“Proteger nuestras fronteras, tanto con Rusia como con Bielorrusia, es nuestra prioridad constante”, dijo Zelenski tras una reunión con el alto mando militar ucraniano. “Nos estamos preparando para todos los escenarios posibles de defensa”.
Plataforma y ejercicios militares
Lukashenko ha permitido previamente que el Kremlin utilice su país como plataforma para enviar decenas de miles de tropas rusas a Ucrania, y aviones de guerra rusos han despegado de bases bielorrusas.
Pero Lukashenko no se ha unido directamente a la guerra ni ha enviado sus propias tropas a la batalla, y en ocasiones incluso ha criticado sutilmente la invasión, diciendo que consideraba que el conflicto se estaba “alargando”.
Una serie de ejercicios militares con Rusia en la frontera bielorrusa durante el último mes han vuelto a suscitar el temor de que Bielorrusia esté a punto de entrar en la contienda.
Horas antes de la visita de Putin, el Ministerio de Defensa bielorruso anunció la finalización de los últimos ejercicios militares, que Lukashenko había ordenado para comprobar la “preparación para el combate” del Ejército del país.
“La visita de Putin a Minsk podría indicar que Putin está tratando de crear las condiciones para una nueva ofensiva contra Ucrania –posiblemente contra el norte de Ucrania o Kiev– en invierno de 2023”, dijo el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), un think tank con sede en EEUU, en un informe la semana pasada.
Escepticismo sobre una implicación directa
Los expertos siguen mostrándose escépticos sobre la posibilidad de que tropas bielorrusas, consideradas relativamente débiles, entren en Ucrania, aunque Putin esté presionando para ello. Algunos analistas han sugerido que las recientes maniobras de Lukashenko fueran una estratagema diseñada por Moscú para inmovilizar a las fuerzas ucranianas cerca de la frontera e impedir su despliegue en otras zonas.
“Sigue siendo muy improbable que las fuerzas bielorrusas invadan Ucrania sin una fuerza de ataque rusa. No está nada claro que Lukashenko comprometa a las fuerzas bielorrusas a luchar en Ucrania ni siquiera junto a las tropas rusas”, dice el informe de ISW.
Artyom Shraibman, analista político bielorruso y académico en el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, dice que cualquier participación directa de Bielorrusia en Ucrania podría suponer un riesgo político para Lukashenko, que sobrevivió a las protestas de 2020.
“La participación en esta guerra sería extremadamente impopular, todas las encuestas disponibles muestran que más del 90% de los bielorrusos no quieren enviar a su ejército allí”, dice Shraibman. “Y esto incluye a los partidarios de Lukashenko y a la parte prorrusa de la sociedad”.
Pero Shraibman advierte de que, aunque Lukashenko intente resistirse, su postura podría cambiar en el futuro. “Por ahora, Putin parece contento con todo lo que Lukashenko le ha dado. Pero si exige a Lukashenko una implicación directa en la guerra, no puedo asegurar que consiga resistirse para siempre”.