Combatientes rebeldes han lanzado una gran operación militar en Alepo para romper el sitio del régimen que ya lleva semanas en la zona este de la ciudad siria controlada por la oposición.
Decenas de combatientes de ambos lados han muerto hasta ahora en los brutales enfrentamientos, incluida la tripulación de un helicóptero ruso abatido unos 37 kilómetros al sur de Alepo en la mañana del lunes. Las cinco personas a bordo murieron en lo que es el peor incidente para Moscú desde el inicio de su intervención en la guerra.
Imágenes difundidas en redes sociales supuestamente tomadas en el lugar del impacto muestran un cuerpo sin vida arrastrado por el suelo cerca de los restos del aparato.
No está claro aún quién fue el responsable del ataque y ningún grupo de los que participan en los combates de Alepo lo ha reivindicado.
Se calcula que unos 250.000 civiles viven en la zona controlada por los rebeldes y su difícil situación ha hecho saltar las alarmas internacionales. La zona ha sido atacada brutalmente con bombas de las fuerzas de Bashar Al Asad y sus aliados rusos, que han destruido el último hospital que quedaba en pie.
El Ministro de Defensa declaró que el Mi-8 estaba regresando a la base rusa de Latakia después de llevar ayuda a la ciudad. Aún no está claro quién es responsable del ataque al helicóptero.
Las tropas del gobierno sirio impusieron el sitio tras tomar un terreno alto desde el que se ve la carretera Castello, arteria vital y única vía de suministros hacia territorio de la oposición desde Turquía, que apoya a los rebeldes y pide el derrocamiento de Asad.
Cientos de combatientes de la oposición parecen formar parte de una ofensiva con muchos frentes. Los rebeldes afirman que han obligado a retroceder a las tropas del gobierno del norte y sur de la ciudad, tomando el control de zonas que fueron utilizadas para entrenamiento de las milicias fieles al régimen.
La campaña comenzó el domingo por la noche, en vísperas del 71º aniversario de la fundación del Ejército sirio.
Fuentes de la oposición en Alepo dicen que simpatizantes de los rebeldes se anticiparon a la ofensiva quemando miles de neumáticos, con el propósito de tapar los movimientos de las tropas y limitar la visibilidad de los aviones de combate sirios y rusos que patrullan desde el cielo. Vídeos que se han subido a Internet muestran grandes columnas de humo envolviendo la ciudad que fue la capital comercial del país.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización con base en el Reino Unido que monitorea el conflicto, describió la campaña como la mayor ofensiva militar lanzada por los rebeldes contra el gobierno en años.
La batalla para romper el sitio es la primera gran ofensiva que involucra al grupo yihadista conocido como Jabhat al-Nusra hasta la semana pasada, cuando se cambió el nombre y declaró haber roto su vinculación con el comando central de Al Qaeda.
Los observadores suponen que la nueva Nusra se acercará a los grupos opositores que están intentando derrocar a Asad, aunque pocos creen que el nuevo nombre signifique algún cambio en su ideología.
No hay comida ni medicamentos
Las agencias humanitarias han advertido en numerosas ocasiones que se están terminando la comida y los medicamentos en el este de Alepo.
El Kremlin había anunciado que abriría “corredores humanitarios” para que los civiles pudieran huir y los combatientes rebeldes se rindieran, en un esfuerzo por sofocar la rebelión.
Pero la propuesta fue considerada inútil cuando el conflicto en la ciudad se recrudeció y solo unas docenas de familias pudieron salir del territorio sitiado.
El Alto Comité de Negociaciones, que representa a la oposición en las negociaciones por la paz que impulsaron Estados Unidos y Rusia, aseguró que el anuncio ruso era un intento por desalojar civiles y vaciar la ciudad.
“El desalojo forzoso de la población de Alepo es un crimen de guerra perpetrado por el regimen sirio y un miembro permanente del Consejo de Seguridad (de la ONU)”, afirmó Riyad Hijab, director del Alto Comité de Negociaciones.
Alepo ha sido un campo de batalla desde que la oposición entró en 2012 y ocupó la segunda ciudad más grande de Siria. Perderla sería un golpe brutal para la rebelión que ya lleva cinco años, quizás una derrota irreversible que afianzaría el control de Asad sobre los centros urbanos del país.
Agencias humanitarias han advertido que la situación en Alepo es extrema y empeora rápidamente, con incontables civiles muertos por los ataques aéreos y bombardeos. La Cruz Roja describió la situación como “devastadora e incontenible”, mientras que Médicos Sin Fronteras aseguró que cuatro de los hospitales que operaban en la ciudad fueron bombardeados la semana pasada.
Traducido por Lucía Balducci