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El río Dniéper, una dura lucha del ratón y el gato en el sur de Ucrania

Peter Beaumont

Jersón (Ucrania) —
5 de mayo de 2023 23:24 h

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Desde el balcón de su quinto piso en Jersón, Alina Spyrydonova puede ver la orilla del río Dniéper ocupada por las fuerzas rusas. Vive en uno de los lugares más peligrosos de esta ciudad del sur de Ucrania. Sus ventanas están rotas por los bombardeos rusos a principios de año.

Por la noche es peor. Dice que a veces se escuchan los combates en el río. “Podemos oír muy claramente lo que ocurre en el río. Es casi todas las noches, bombardeos y ametralladoras”, explica Spyrydonova, que tiene 27 años y trabaja como secretaria en el teatro de Jersón, ahora cerrado. 

Lo que se oye desde el piso de Spyrydonova es la incierta batalla por el delta del Dniéper. Aunque casi no se informa sobre ella, podría ser una de las claves que definan el conflicto.

La violencia en Jersón se ha agravado aún más en los últimos días. A partir de este viernes se ha ordenado un nuevo y estricto toque de queda en la ciudad, mientras cada vez hay más especulaciones sobre el lugar donde Ucrania concentrará su tan comentada contraofensiva de primavera.

Una lucha opaca de orilla a orilla

Desde las calles cercanas al paseo marítimo se ve el río Dniéper brillando entre los edificios, una amplia franja de agua que separa a los combatientes en sus respectivas zonas de control.

En la orilla oeste, la ciudad de Jersón, liberada por Ucrania de la ocupación rusa desde el 11 de noviembre de 2022. Al otro lado del río, las tropas rusas que se retiraron y tomaron posiciones allí. Desde entonces, bombardean Jersón a diario.

Las dos orillas también están al alcance de los francotiradores. La semana pasada, un periodista ucraniano murió y un compañero italiano resultó herido por disparos rusos, tras aventurarse a acercarse demasiado al puente Antoniv.

Los detalles de la guerra en el río, la línea del frente menos accesible, vienen de breves comunicados de prensa del Ejército ucraniano, de blogueros militares rusos, y por los testimonios y el material que los residentes publican en las redes sociales.

Lo que está claro es que la lucha por las islas, los pantanos y las ensenadas del delta del Dniéper ha sido muy diferente a las agotadoras batallas del frente oriental. Aquí los combatientes se desplazan en lanchas neumáticas semirrígidas con potentes motores. En este letal juego del gato y el ratón, los dos bandos suelen hacer incursiones desde las embarcaciones, que son visibles para los drones y vulnerables a las balas, la artillería y las minas.

Lo que presagian los combates en el Dniéper también es opaco, pese a la atención puesta por los medios después de que se dijera que las fuerzas ucranianas habían tomado posiciones en la orilla más alejada, algo que fue interpretado por algunos como una señal de que la zona de Jersón podría estar en el centro de la estrategia ucraniana.

No todos están de acuerdo. En referencia a los combates de los últimos días en torno al puerto de la ciudad de Jersón, el think tank estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra dijo: “El alcance y la intención de estas posiciones ucranianas siguen sin estar claros, y el Instituto para el Estudio de la Guerra no considera actualmente que las actividades ucranianas en el río Dniéper, y a través de él, en la región de Jersón, constituyan un movimiento de contraofensiva”.

“Los rusos tienen todo tipo de armas [en la orilla oriental]. Tienen sistemas de cohetes, morteros y artillería”, asegura el portavoz militar de la ciudad, Dmytro Pletenhuk. “Todos los días bombardean Jersón y los pueblos pequeños de este lado del río y hay dos o tres ataques aéreos (con aviones) casi a diario. El río es una barrera natural, es lo que ha mantenido el statu quo entre las dos partes”, detalla.

Pero es un statu quo violento. Durante la visita de The Guardian se escuchaban bombardeos intermitentes en los alrededores de Jersón y, a las afueras de la ciudad, apareció en un momento dado la oscura silueta de un caza. Un poco más abajo en el río, tres civiles murieron en un ataque aéreo ruso.

La importancia de las islas pequeñas

Pese a lo que dice el portavoz Pletenhuk, la batalla no ha sido totalmente estática en las últimas semanas.

Las tropas ucranianas han ido avanzando lentamente en la mayor de las islas, Velykyi Potomkin, ubicada frente al distrito Ostriv (insular) de Jersón, de acuerdo con la evolución de su geolocalización.

Antes la isla era un lugar agradable al que los habitantes de Jersón acudían para visitar sus dachas o hacer pícnic. Considerada un punto de paso estratégico relevante, porque divide al río en dos brazos menores al oeste de Jersón, ahora mismo es un campo de batalla.

Las islas menores son relevantes porque pueden usarse como base para disparar fuego de morteros sobre la ciudad. Algunas de ellas no son más que pequeños puntos en el río. Cada pedazo de tierra está ferozmente disputado.

Los vídeos de los combates hablan de una lucha encarnizada. Uno de ellos muestra un tiroteo nocturno en el agua con los destellos de los disparos interrumpidos por gritos de alarma. En otro momento del vídeo, un soldado ruso cae de su embarcación durante un ataque y los compañeros se alejan a toda velocidad abandonándolo en el agua para que trate de abrirse camino hacia la orilla.

Otro vídeo, tal vez el más espantoso, muestra una pequeña embarcación flotando entre los juncos antes de ser alcanzada por una explosión.

Incluso cuando los ucranianos tienen éxito en sus duras incursiones, saben que mantener el territorio los puede convertir en el blanco de aviones rusos que lanzan bombas guiadas y provocan explosiones aparentemente tan grandes como las propias islas.

La portavoz jefe del Ejército ucraniano en el sur, Natalia Humeniuk, describió en marzo una batalla que duró tres días en la que las fuerzas rusas trataron de tomar una isla: “El enemigo equipó [las embarcaciones] con ametralladoras y motores fuera borda, reforzó los flancos y trató de alcanzar las islas; no tuvieron éxito porque en tres días [de combates] los barcos y casi 20 de sus tripulantes fueron eliminados”.

Según Yury Sobolevsky, jefe adjunto de la administración de Jersón, el río es línea de frente y también “zona gris”, como llaman a las áreas disputadas entre las dos fuerzas. “Los rusos tienen francotiradores trabajando en la otra orilla y de vez en cuando mandan equipos de sabotaje al río”, indica. “Por un lado, el Dniéper es una eficaz barrera de agua contra los rusos. Por otro, también será difícil cruzarlo para los ucranianos, pero lo que escucho que dice la gente de la orilla oriental es que estamos presionando eficazmente a los rusos”, asegura.

“Esperamos la victoria total”

El Ejército ucraniano ha dicho que ha desplegado intensas misiones de artillería para desalojar a las fuerzas rusas de sus posiciones en la orilla oriental, pero la amenaza persiste.

En un pueblo a cuatro kilómetros del centro de Jersón, Yury Pogrobeny, de 64 años, vivió hasta febrero bajo ocupación rusa en la orilla oriental. Escapó por una tortuosa ruta que lo llevó de la Crimea ocupada a Georgia y luego a Moldavia. Por fin llegó a la orilla derecha de la ciudad, donde ahora dirige una ONG que ayudará a sus vecinos cuando sean liberados. “Estoy en contacto todos los días con mis antiguos vecinos”, dice. 

“El pueblo está a un kilómetro del río. Antes de la liberación de Jersón en el pueblo había menos soldados rusos. Ahora, en todas las casas viven rusos y han matado a todas las vacas para comérselas”, explica. “A 200 metros de donde está mi casa hay un sistema de lanzamiento de cohetes grad en una dirección, y en la otra hay morteros a 250 metros de distancia. Los rusos se llevaron todas las embarcaciones de la población y ahora tienen puntos de observación por toda la orilla”, cuenta.

Alina Spyrydonova, que vivía en Jersón durante la ocupación rusa, ha pasado de un tipo de espera a otro muy diferente. “Vivir bajo la ocupación rusa y vivir ahora bajo la amenaza de los bombardeos rusos son dos cosas muy distintas”, afirma. “Cuando las tropas ucranianas se acercaban a Jersón antes de la liberación, esperamos ese único día de la liberación durante semanas, un día que no olvidaré nunca”, recuerda. “Ahora esperamos la victoria total y la liberación de la orilla oriental, espero de verdad que venga algo grande; solo tenemos que ser pacientes”, reflexiona.

Traducción de Francisco de Zárate.