Rusia ya no tiene el control total en ninguna de las cuatro provincias ucranianas ocupadas que declaró la semana pasada como anexionadas a su territorio. Los soldados ucranianos se han adentrado decenas de kilómetros en la provincia de Jersón, en el sur, y han hecho nuevos avances en el este.
El Ejército ruso reconoció este lunes los avances de las fuerzas de Kiev en la región de Jersón. Dijo que el Ejército ucraniano y sus “unidades de tanques” habían logrado “penetrar en las defensas” rusas en torno a los pueblos de Zoltaya Balka y Alexsandrovka. El portavoz del Ministerio de Defensa, Igor Konashenkov, aseguró que las tropas rusas se habían desplazado a una “línea defensiva preparada de antemano” y que continuaban “infligiendo grandes daños por fuego” a las fuerzas ucranianas.
Los comentarios de Konashenkov implican el reconocimiento de que, a dos meses de su inicio, la contraofensiva ucraniana en el sur está ganando mucha fuerza. Las brigadas ucranianas parecen haber logrado su mayor avance en la región desde que comenzó la guerra, rompiendo la línea del frente y avanzando rápidamente a lo largo del río Dniéper.
El mando militar del sur de Ucrania indicó que las fuerzas en el sur han destruido 31 tanques rusos y un lanzacohetes múltiple, sin dar más detalles de dónde se produjeron los combates. Fuentes rusas reconocen que los tanques ucranianos se habían desplazado a lo largo de la orilla occidental del río, recuperando una serie de pueblos en el camino y poniendo en riesgo líneas de suministro de las que dependen miles de soldados rusos abandonados.
Durante la noche del domingo al lunes, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, dijo que la brigada ucraniana número 129 (de su ciudad natal, Kryvyi Rih) había liberado los asentamientos de Arkhanhelske y de Myrolyubivka en la zona norte de Jersón. En Myrolyubivka, los soldados de la brigada enarbolaron una bandera azul y amarilla sobre un tejado dañado por los proyectiles.
Críticas y destituciones
Los blogueros militares rusos sugieren que se trata de un avance espectacular de Ucrania. En sus análisis, aseguran que las tropas de Kiev estaban cerca de Dudchany, unos 30 kilómetros al sur de donde se encontraba la línea del frente antes de que se rompiera, indicando así uno de los avances más rápidos de la guerra.
Un asesor del Ministerio del Interior de Ucrania, Anton Gerashchenko, publicó la foto de unos soldados ucranianos posando mientras cubrían la estatua dorada de un ángel con la bandera de su país. Según Gerashchenko, la imagen había sido tomada en la aldea de Mikhailivka, a unos 20 kilómetros de su posición anterior. La ciudad de Berislav, a orillas del Dniéper, parece ser el próximo objetivo del Ejército ucraniano.
Debido a las últimas derrotas, y como una señal de tormenta política dentro del mando militar ruso, el jefe del distrito militar occidental fue destituido este lunes. El medio de comunicación ruso RBC informó del despido del coronel Alexander Zhuravlyov. Su distrito es uno de los cinco que componen las fuerzas armadas rusas. La medida llega después de que el presidente de Chechenia, Ramzán Kadírov, criticara durante el fin de semana a Valeri Guerásimov, jefe del Estado Mayor de Putin, por la pérdida de Limán.
“Esto está claramente relacionado con los errores de la guerra, cada vez más difíciles de ocultar. El Kremlin está buscando chivos expiatorios”, dijo un exfuncionario del Ministerio de Defensa de Rusia que trabajó con Zhuravlyov. “La presión sobre el comandante de las fuerzas armadas rusas, Valeri Guerásimov, va a aumentar”, añadió.
Una anexión no definida
En una de sus últimas intervenciones, Zelenski calificó de “farsa” la anexión por parte de Rusia de las provincias ucranianas de Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk. Negándose a mencionar a Vladímir Putin por su nombre, recordó que “alguien en algún lugar” había organizado recientemente los “pseudoreferéndums”. “Cuando vuelva la bandera ucraniana, nadie se acordará de la farsa que hizo Rusia con unos trozos de papel”, dijo Zelenski. “Excepto, por supuesto, las fuerzas del orden de Ucrania porque todo el que esté involucrado en cualquier tipo de agresión contra nuestro Estado tendrá que rendir cuentas”, aclaró.
Putin celebró el viernes una gran ceremonia de firmas en el Kremlin junto a los cuatro “líderes” elegidos por Rusia para las regiones ucranianas ocupadas. Dijo que los territorios eran de Rusia “para siempre” y que utilizaría “todos los medios disponibles” en su defensa, una aparente referencia a las armas nucleares. La Duma estatal rusa aprobó el lunes la anexión.
Sin embargo, las humillantes derrotas en el campo de batalla y la confusión sobre la ubicación verdadera de las nuevas “fronteras” de Rusia no han tardado en desmoronar la estrategia del Kremlin. Las tropas ucranianas recuperaron durante el fin de semana la ciudad de Limán, en la provincia de Donetsk, que Rusia considera su territorio.
El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, no ha aclarado la cuestión. “Seguiremos consultando con la gente que vive en esas zonas”, dijo el lunes. Parecía ser una fórmula para no quedar mal en el caso, aparentemente probable, de que en los próximos días y semanas Rusia sufra nuevos reveses militares.
En el este del Donbás, los líderes separatistas locales han reconocido que el Ejército ucraniano había cruzado las fronteras administrativas de la provincia de Lugansk –que hasta ahora controlaban en su totalidad– con los avances logrados desde Limán. Rusia solo controla la mitad de la provincia de Donetsk y, siete meses después de la invasión a gran escala de Putin, está en retroceso. El think tank estadounidense Institute for the Study of War, que publica un análisis diario de la situación sobre el terreno, sostiene que “vídeos geolocalizados corroboran las afirmaciones rusas de que las tropas ucranianas siguen presionando hacia el este de Limán y pueden haber entrado de Lugansk”.
En la ciudad oriental de Sloviansk había evidencias de las batallas recientes y de la ofensiva aún en marcha, con la presencia de blindados rusos capturados y remolcados hasta la ciudad. La caída de Limán ha abierto el camino para que las fuerzas ucranianas avancen hacia el interior de la provincia de Lugansk, poniendo en riesgo las principales vías de suministro del territorio capturado por Moscú en junio y julio durante las que fueron algunas de las batallas más sangrientas de la guerra.
En Kiev, los analistas se mostraban prudentes en torno a la magnitud de los avances en el sur. Sostienen que se siguen librando combates incesantes en un paisaje estepario, con las tropas rusas usando tanques, morteros, drones y aviones para cargar contra las posiciones ucranianas. También los rusos están tratando de reparar los puentes sobre el río Dniéper destruidos por misiles ucranianos.
“La situación es tensa”
En la región de Jersón, el número dos de la administración títere de Rusia, Kirill Stremousov, reconoció avances del Ejército ucraniano, pero dijo que “todo está bajo control”. Un vídeo lo muestra de pie junto a la orilla de un río bordeado de cañas, con el puente Antonivskyi de Jersón detrás de él. “Estamos sobre el terreno y seguimos cuidando de los ciudadanos de la Federación Rusa en la región de Jersón, ahora somos Rusia y todo irá bien”, decía.
Su jefe, Vladimir Saldo, admitió en la televisión rusa que las cosas no estaban saliendo del todo bien. “[La situación] es tensa, digámoslo así”, dijo. Saldo participó el viernes en la ceremonia en el Kremlin estrechando la mano de Putin.
Los principales asesores de Zelenski han señalado lo absurdo y surrealista de la “anexión” de un territorio por parte de Rusia a la vez que pierde el control sobre el mismo. Oleksiy Arestovych tuiteó con un toque de humor el lunes que “cada vez hay más asentamientos” que se están “retirando rápidamente de la Federación Rusa”. “Ahora [vamos] en dirección a Jersón”, añadió.
Rusia ocupa solo un 30% de la región de Zaporiyia. Eso incluye la central nuclear, pero no el principal centro urbano, la ciudad de Zaporiyia. En canales de redes sociales se ha dicho que en los últimos tiempos las tropas rusas están prohibiendo a los civiles salir por un punto de paso hacia el territorio controlado por Ucrania y que hay cientos de coches atascados.
Ucrania está cerca de liberar toda la región de Járkov, en el noreste del país, tras la contraofensiva que empezó en septiembre. La línea del frente de Rusia se encuentra en el este de la provincia, no lejos de la ciudad de Kupiansk, y dicen que está desmoronándose. Las tropas ucranianas han liberado varios pueblos, entre ellos Shyykivka.
Según la información disponible, los soldados ucranianos se estaban desplazando hacia el este y hacia la frontera con la provincia de Lugansk y la ciudad de Svatove por la orilla derecha del río Oskil. En una información aún por confirmar se decía que en una amplia zona forestal los soldados rusos habían abandonado sus posiciones sin luchar y que estaban huyendo.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) comunicó que Rusia ha liberado al jefe de la central nuclear de Zaporiyia, Ihor Murashov. Había desaparecido el viernes, secuestrado por una patrulla rusa mientras se dirigía a trabajar a la central ocupada por Rusia desde marzo. El Kremlin ha estado coaccionando a los empleados ucranianos para que firmen contratos nuevos con Rosatom, su agencia nuclear estatal. El OIEA dice haber recibido la confirmación de que Murashov “ha regresado con su familia y está sano y salvo”.
Rusia sigue ocupando alrededor del 15% del territorio de Ucrania, incluida Crimea. Pero los ucranianos han recuperado desde septiembre grandes extensiones con dos contraofensivas, en el noreste y en el sur. Queda por ver si la movilización masiva dentro de Rusia podrá cambiar la ecuación.
Traducción de Francisco de Zárate