Bernie Sanders recoge votos en California con su lucha por los trabajadores de los almacenes de Amazon

Sam Levin

San Berardino —

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Allen Hernández se ha pasado la vida luchando contra el aire más letal de Estados Unidos. Cuando era pequeño, los ataques de asma que le provocaba la contaminación en el Inland Empire [el área metropolitana formada en el sur de California por Riverside, San Bernardino y Ontario] pusieron su vida en peligro. Ahora, con 39 años, es su sobrina de 8 la que pasa mucho tiempo en la sala de emergencias en vez de en el colegio.

Nada ha cambiado en la suciedad del aire durante décadas, pero Hernández dice tener hoy una razón para la esperanza y es Bernie Sanders, que se ha sentado con él a escuchar su historia. Si este 3 de marzo el senador por Vermont gana las primarias de California y la candidatura demócrata a la presidencia se deberá, en parte, a la agresiva campaña que ha desplegado en comunidades como la de Hernández, donde su estrategia ha consistido en defender temas hiperlocales asociándose a movimientos comunitarios muchas veces ignorados por sus propios representantes.

“Ninguna comunidad debería tener que vivir esto”, sostiene Hernández. Su ciudad, Fontana, ha tenido durante mucho tiempo el aire más tóxico de Estados Unidos debido a un gran patio de maniobras ferroviario, a las naves industriales y al intenso tráfico de camiones. “Los estudios demuestran que nos estamos muriendo, el diésel nos está matando”.

El equipo de campaña de Sanders se ha unido a los activistas latinos del Inland Empire contra un enemigo común: Amazon. El gigante de la venta por Internet ha expandido a toda velocidad sus almacenes en esta región ubicada a unos 100 kilómetros al este de Los Ángeles, empeorando la contaminación por camiones y ofreciendo trabajos que, según los críticos, son peligrosos y rozan la explotación.

Animados por la presencia del equipo de Sanders en sus barrios, otros trabajadores y líderes comunitarios que luchan por mejorar la protección medioambiental y las condiciones laborales también están haciendo campaña por el senador de Vermont. “Bernie nos ha prestado atención y nos ha dado su voz para nuestra lucha, me da mucha esperanza”, dice un trabajador de un centro de clasificación de Amazon en San Bernardino que, por temor a perder el trabajo, pide que no se publique su nombre.

“No basta con tener panfletos en español”

Sanders, que desde su victoria en el caucus de Nevada lidera la carrera por la candidatura al Partido Demócrata, confía en que las tempranas y estratégicas inversiones de su equipo en California se traduzcan en votos de estas comunidades trabajadoras a las que nadie suele recordar cuando se trata de una elección estatal o nacional. Sanders fue el primer candidato de las presidenciales 2020 en abrir una oficina en Riverside, una de las ciudades del Inland Empire. Después lo siguieron los multimillonarios Tom Steyer y Michael Bloomberg.

En el Inland Empire, el equipo de Sanders está poniéndose en contacto con los grupos que hacen activismo contra empresas contaminantes. “Hay que hablar con esos votantes, hay que organizarlos, no basta con traducir un folleto de inglés a español”, dijo en una entrevista reciente su director de campaña en California, Rafael Návar.

Eso significa asociarse y emplear a los activistas de toda la vida: “La gente que ha estado luchando sobre el terreno para mejorar las condiciones de los trabajadores puede sentirse identificada con una campaña presidencial que no sólo está comprometida con esos valores, sino que le da un empujón a sus luchas particulares”.

En otra época, la mayor siderúrgica de la costa oeste tenía su sede en esta región, donde también había producción agrícola y una importante base de la fuerza aérea. Pero esos sectores y sus empleos han ido desapareciendo con el tiempo. En los últimos diez años se han instalado en las antiguas zonas rurales y ecuestres más de 14 millones de metros cuadrados de almacenes industriales. La industria logística y los centros de distribución han tomado el poder, con gigantescos almacenes de Amazon, UPS y Walmart, entre otros.

“Hay tantos almacenes construyéndose a un ritmo tan rápido que es de verdad difícil mantenerse al día”, dice el activista de 28 años Anthony Victoria mientras conduce por el corredor industrial de su ciudad natal. En su recorrido pasa por delante de almacenes construidos en el jardín trasero de antiguos residentes, por rutas de camiones pegadas a los colegios y por carteles de obras que advierten de la llegada de nuevos almacenes. “¿Cuántos de estos niños tendrán dificultades para jugar al béisbol ahora que no pueden respirar?”, dice señalando a uno de los almacenes junto al campo donde él solía jugar al béisbol.

La madre de Anthony Victoria nació en Honduras y su padre, en México. A principio de la década de 2000, la familia compró una casa en Rialto, en el condado de San Bernardino. En ese momento se podía pagar y tener una casa era parte del sueño americano, pero la crisis les hizo perderla y se vieron obligados a mudarse a un parque de remolques cerca de un patio de maniobras ferroviario. La calidad del aire era tan mala que la madre cayó enferma. Después de luchar contra un cáncer que se agravó por sus problemas de salud, murió a los 56 años en 2019: “Una muerte lenta, la violencia lenta de la cadena de suministro”.

Anthony Victoria recita las funestas estadísticas: en 2018, San Bernardino tuvo 102 días de “mal aire”, es decir, niveles de contaminación insalubres que pueden desencadenar ataques de asma y causar problemas pulmonares. La región está clasificada como la quinta peor del país para criar a los niños y la primera en la lista de las que tienen el aire “más mortal” de EEUU.

Según cuenta, ya han muerto de cáncer y otras enfermedades cuatro de las cinco mujeres que en los últimos años fueron fundamentales para la lucha comunitaria contra los almacenes. “La gente se muere literalmente luchando contra esto”. El equipo de Sanders le ha hecho entender que se está tomando en serio esta crisis sanitaria. Y no sólo por haber organizado un mitin en la región.

Luchando por los trabajadores de Amazon

Allen Hernández lidera un grupo de justicia medioambiental y dice que le ha resultado fácil colaborar con el equipo de Sanders. El jefe de campaña del senador en Inland Empire es uno de sus discípulos.

El año pasado, Sanders y su esposa se reunieron con Allen Hernández y Anthony Victoria para hablar sobre el flagelo de los almacenes y sobre el impacto de Amazon. Sanders apoyó la lucha de la coalición por llegar a un “acuerdo de beneficios para la comunidad” con Amazon, que tiene más de una decena de almacenes en la zona. También hay gente organizándose contra la propuesta de establecer una terminal de carga aérea en San Bernardino (se rumorea que para Amazon).

Hernández cuenta que algunos de sus amigos que sí tienen cargo político se pusieron celosos por no haber podido hablar ellos con el candidato. “Es porque ustedes tienen cargos electos, Bernie fue a la gente”, cuenta que les dijo.

“La campaña recoge las señales políticas de la gente en el terreno, gente que ha sido muy vulnerable frente a las corporaciones, así como sus propuestas de medidas y sus posiciones”, dice la directora de comunicación de Sanders en California, Anna Bahr. La campaña también ha apoyado a los estudiantes universitarios en huelga y a la gente de la zona afectada por los incendios forestales.

Ese tipo de participación focalizada puede estimular a los activistas que cuentan con la confianza de sus comunidades para que se ofrezcan como voluntarios. Hernández ha organizado varios “paseos Bernie” por la región para animar a los vecinos a votar por el candidato que pelea por trabajos mejores en Amazon y otros almacenes del área.

Madre soltera, simpatizante de Sanders y activista contra los almacenes del área, Ana González (33) dice que los votantes como ella solían sentirse poco representados por el Partido Demócrata de la zona. “Siento que finalmente nos están viendo”, dice sobre la candidatura de Sanders. “Y los votantes están viendo a activistas que conocen y con los que tienen relación haciendo el trabajo de campaña”. Vecina de Rialto, González ha llamado a cientos de puertas desde que conoció a Sanders.

“Todavía existe lo del 'Bernie bro' [un término peyorativo para referirse a los simpatizantes de Bernie Sanders], pero no creo que eso defina a sus partidarios de aquí”, sostiene Katherine Palomares (27), que creció en el Inland Empire y ahora está ayudando con el censo de votantes. La campaña parece incluir a personas atrapadas en trabajos precarios. “Aquí fuera la gente no tiene esperanza, están en manos de sus empleadores, son muy vulnerables”.

A algunos activistas les resulta nuevo eso de que sus objetivos coincidan con los de candidatos en el Inland Empire, donde los políticos locales cortejan abiertamente a los responsables de almacenes con el argumento de los puestos de trabajo que crean. “Hacen el pino para convencer a la comunidad de que es algo bueno”, dice Andrés García (28), que antes trabajaba en uno de los almacenes de Amazon y ahora es simpatizante de Sanders.

Conduciendo por su San Bernardino natal, García señala la decadencia de las calles y el centro comercial cerrado. Los trabajos en el almacén son temporales, pero los impactos negativos en la salud de la comunidad pueden ser de largo plazo, dice. Él nació con asma: “Esto es racismo medioambiental”.

Según un portavoz de Amazon, la empresa ha creado más de 15.000 puestos de trabajo en el Inland Empire con “salarios líderes en la industria, beneficios integrales y lugares de trabajo seguros”, además de un salario mínimo de 15 dólares por hora, sostiene el portavoz. Aunque Amazon fue cuestionada hace poco por amenazar con el despido a los empleados que se pronuncian públicamente sobre la política climática de la empresa, el portavoz también habló de los 10.000 millones de dólares que Jeff Bezos ha prometido en su “compromiso por el clima”, así como de las inversiones en energías renovables y en vehículos de propulsión alternativa .

Para votantes como Hernández, estas elecciones son un asunto personal y hay mucho en juego. Cuando le tocó pronunciar el discurso de graduación en la escuela secundaria de Fontana, lo convirtió en una elegía a su mejor amigo, fallecido de cáncer. Ahora la lucha es por su sobrina, que vive en una casa rodeada por siete almacenes. El asma de la niña es tan grave que cada vez que llega a casa del colegio se ducha y se cambia de ropa. Lo mismo antes de acostarse.

Cuando no le queda más remedio que ir a urgencias, le gusta ponerse su traje de Blancanieves. Segun Hernández, su sobrina dice que así se siente mejor: “Puedo ser una princesa cuando me lleves allí?”, le pregunta.

Los desafíos son difíciles y la respuesta tiene que ser urgente y radical, dice Hernández: “Bernie no está tratando de suavizarlo o de encontrar una solución a la manera capitalista, lo que está diciendo es que tenemos que enfrentarlo”.

Traducido por Francisco de Zárate