Era el año 2012 y en una comisión del parlamento irlandés habían terminado peleándose a gritos. “Chillax”, se escuchó la voz de Simon Harris interrumpiendo el alboroto. “Creo que todo el mundo tiene que tranquilizarse”.
La intervención del legislador de 25 años desconcertó y dejó callados a sus colegas. ¿Qué significaba chillax? ¿Era una palabra derivada del latín? Formada por la combinación de los vocablos ingleses chill [tranquilizarse] y relax [relajarse], el uso de ese término acaparó los titulares. “Todos los jóvenes saben lo que es chillax”, dijo Harris un día después ante el Dáil Éireann [la Cámara baja del Parlamento irlandés].
Lo cierto es que en los doce años de vorágine política que ha protagonizado desde entonces, Harris ha hecho cualquier cosa menos relajarse. Poco antes de convertirse con 37 años en el taoiseach [primer ministro] más joven de Irlanda, su destreza en el manejo de las redes sociales le ha valido un mote: el “taoiseach de TikTok”. El Dáil ha elegido este martes a Harris como sucesor de Leo Varadkar, que en marzo sorprendió al país con el anuncio de su dimisión del cargo de primer ministro y de líder de su partido, el Fine Gael.
Un desconocido con “mucha ambición”
Harris, que ejercía en el Gobierno de ministro de Educación Superior, se impuso a sus rivales para ser coronado como nuevo líder del partido con el apoyo de Los Verdes y del Fianna Fáil, socios de Fine Gael en la coalición gubernamental. La culminación de un veloz ascenso para este hábil comunicador que ha reescrito las reglas de la política en Irlanda y del que casi no se ha escuchado nada en Belfast, Londres o Bruselas.
“Ahora mismo hay más interés por conocer las razones de la marcha de Leo que por saber quién es Simon Harris, pero eso se va a convertir muy pronto en querer saber quién es Simon”, dijo la eurodiputada del Fine Gael y exministra Frances Fitzgerald, mentora de Harris en sus inicios en la política.
El nuevo taoiseach tiene desafíos gigantescos por delante. Las esperanzas de la actual coalición de centro-derecha de ganar las elecciones previstas para marzo de 2025 se han visto afectadas por la crisis de vivienda y por el deterioro de los servicios públicos. Los agricultores se quejan de la regulación medioambiental y los activistas climáticos protestan por el incumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones.
Además, las relaciones con Londres tras el Brexit pasan por un momento de tensión y en Irlanda del Norte el Gobierno es frágil. Antes de hacer frente el juicio de los votantes en las urnas, en torno a un tercio de los diputados del Fine Gael en el Dáil están optando por salir de las listas.
Pero Harris lleva buscando esta oportunidad desde su adolescencia. Según el político independiente y exmiembro del Fine Gael Shane Ross, Harris “es muy ambicioso, casi obsesivo”. Ross trabajó junto a él en el gabinete de Gobierno y lo conoce desde 2011, cuando Harris salió elegido legislador por primera vez. “Siempre tenía prisa, incluso en aquella época”, dijo. “Desde muy temprano dejó claras su ambición de liderazgo”.
Hijo de una asistente escolar para niños con necesidades especiales y de un taxista, Harris es de raíces humildes. Se crio en la localidad costera de Greystones, en el condado de Wicklow (al sur de Dublín) y estudió en la escuela comunitaria St Joseph's. Según Neale Richmond, un joven ministro que lo conoce desde hace 20 años, tenía grandes habilidades dialécticas y a los 13 años escribió una obra de teatro. “La ética del trabajo le viene de sus padres, son de trabajar, trabajar y trabajar”, afirmó.
En opinión de Richmond, la pasión de Harris por el servicio público viene desde sus 15 años, cuando hizo campaña a favor de la asistencia pública para personas con trastorno del espectro autista (su hermano menor tiene síndrome de Asperger). “Simon es muy divertido y está obsesionado con la política”, según el ministro. “Siempre va con prisa, camina muy rápido y habla muy rápido, la cosa es hacer todo lo que se pueda y lo más rápidamente posible”.
De asistente, a diputado y ministro
Harris estudiaba francés y periodismo en el Instituto de Tecnología de Dublín, pero lo dejó en 2008 para priorizar su trabajo como asistente de Fitzgerald, que en ese momento lideraba la oposición en el Senado. “Totalmente comprometido, te dedicaba todo el tiempo que necesitaras, sin límites”, aseguró Fitzgerald. Un año después, salió elegido con un número récord de votos como concejal del condado de Wicklow. “Fue increíblemente diligente como concejal del condado, iba meticulosamente puerta por puerta”, según Shane Ross.
Harris fue elegido en 2011 como el miembro más joven del Dáil , ocupando puestos menores en el gabinete hasta llegar en 2016 a la cartera de Sanidad, también llamada Angola por la cantidad de minas políticas que suelen encontrarse quienes se hacen cargo de este Ministerio.
Harris impresionó por su dominio del detalle, su fluidez ante la cámara, y su destreza en redes sociales. Pero no consiguió reformar un malogrado sistema sanitario ante el que sus predecesores también habían fracasado. En esa etapa fue acusado de filtrar información del gabinete, pero sobrevivió. Dicen que desde entonces se ha vuelto más cauteloso con la prensa.
Casado y padre de dos hijos pequeños, fue nombrado ministro de Educación Superior en 2020, un cargo menos exigente que le dejaba energía y tiempo libre para escuchar las quejas, tramitar las peticiones y recordar los nombres de los diputados, concejales, y activistas del Fine Gael. Hasta que el 20 de marzo, Varadkar anunció de manera inesperada su dimisión y Harris se postuló, acumulando rápidamente apoyos con los que intimidar a posibles rivales de trayectorias más largas.
Los analistas tienen dificultades para etiquetar ideológicamente al nuevo taoiseach y se preguntan si será la versión 2.0 de Leo Varadkar, otro urbanita zalamero. “Es brillante en su mecánica y en su logística, pero no tiene una sola política con la que puedas identificarte”, según Ross. “Las evidencias demuestran que es bastante oportunista”.
Fitzgerald no está de acuerdo. En su opinión, Harris es un progresista social centrado en encontrar soluciones capaz de hacer frente al populismo, de imponer la ley y el orden, de mejorar la igualdad de oportunidades, los lazos con Londres y las relaciones con los sindicatos. “Sus puntos fuertes son construir relaciones y el trabajo en red”, aseguró.
El partido Fine Gael aprovechó su conferencia del fin de semana en Galway para despedir al antiguo jefe y dar la bienvenida al nuevo. La ambición de Harris es el reflejo de una Irlanda nueva y segura de sí misma, dijo Richmond. “Es la mentalidad Roy Keane, no somos un país de segunda fila”, añadió. “Está aquí para llevarnos a una cuarta legislatura histórica”.