Así es Sinclair, el grupo mediático más peligroso y desconocido de Estados Unidos

La mayoría de los estadounidenses no sabe que esta empresa existe. Los programas de noticias se refieren a Sinclair como una “empresa que pasa desapercibida”. A diferencia de lo que ocurre con Fox News y Rupert Murdoch, fuera del círculo empresarial casi nadie podría decir cómo se llama el consejero delegado de Sinclair. Y sin embargo Sinclair Media Group es dueño del mayor número de cadenas de televisión en todo Estados Unidos.

Según el exdirector de la Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU (FCC, por sus siglas en inglés), Michael Copps (nombrado por George W. Bush), “Sinclair es probablemente la empresa más peligrosa de la que la mayoría de la gente jamás ha oído hablar”.

En julio el presentador del programa de humor semanal de HBO Last Week Tonight, John Oliver, utilizó una frase parecida para presentar un segmento de 18 minutos sobre Sinclair. “Posiblemente la empresa de medios más influyente de la que nunca hayan oído hablar”, dijo.

Pero eso está cambiando. Por su tamaño, sus ideas derechistas y sus vínculos con el gobierno de Donald Trump, Sinclair está empezando a llamar la atención. Los demócratas se meten en la refriega y exigen respuestas sobre los estrechos vínculos de Sinclair con la Administración de Trump. Según ellos, esa cercanía podría significar que el grupo recibe un trato privilegiado.

El periódico The New York Times se refiere al conglomerado como un “gigante del conservadurismo” que desde la presidencia de Bush ha utilizado sus 173 cadenas de televisión “para promover intereses, en su mayoría, de derechas”. El periódico The Washington Post describe a Sinclair como una “empresa con un largo historial de apoyo a las causas y los candidatos conservadores en sus distintos programas informativos”.

Como el bebé Fox y Breitbart News

Hace poco, Sinclair añadió a su cartera de medios la web Circa. Descrito como “el nuevo Breitbart”, Circa está entre los portales favoritos de la Casa Blanca cuando alguno de sus empleados necesita lanzar una noticia en un medio afín (un proceso también conocido como “filtración”). Así lo describió la web Root: “¿Qué pasaría si Breitbart y Fox News tuvieran bebés? ¿Qué pasaría si esos bebés crecieran y llegaran a ser una versión más guay y más lograda de sus padres y se volvieran más poderosos? Les presento a Sinclair y a Circa, los nuevos mejores amigos de Donald Trump”.

La creciente preocupación en Estados Unidos por el crecimiento de Sinclair se basa en la creencia de que los estrechos vínculos con Trump que mantiene la empresa le han permitido pasar por alto las regulaciones. Aunque ya es la compañía de radiodifusión más importante del país, Sinclair está a punto de hacer su mayor operación hasta la fecha. Si la FCC aprueba la adquisición propuesta de otras 42 cadenas de televisión (por un valor de 3.900 millones de dólares), Sinclair llegará prácticamente al 75% de los hogares de EEUU.

Otro motivo de preocupación, y también de vigilancia, es la marcada agenda política de la empresa. Sinclair obliga a sus emisoras locales a añadir segmentos de noticias proTrump. En abril contrataron como principal analista político a Boris Epshteyn, exportavoz de la campaña de Trump y exmiembro de la oficina de prensa de la Casa Blanca. Los segmentos de 10 minutos de comentario político “obligatorio” de Epshteyn, como era de esperarse, se ceñían muy de cerca al mensaje de la Administración de Trump. Al referirse a los comentarios de Epshteyn, la web Slate publicó: “En lo que respecta a la propaganda, esto es pura propaganda y de dimensiones industriales”.

Según se dice, a algunas emisoras locales les habría molestado la idea de los segmentos “obligatorios” proTrump. La dirección de Sinclair dice que los segmentos son necesarios para hacer llegar a los espectadores diferentes puntos de vista, como si fuera una forma de equilibrar las tendencias progresistas que, sin duda para la empresa, están presentes en los medios, también entre el personal de sus propias emisoras locales. “El 99,9% de los medios es de centroizquierda”, dijo David Smith, en ese momento consejero delegado de Sinclair, a la revista Rolling Stone en 2005.

Pero los mecanismos de Sinclair no se limitan a los comentarios de Epshteyn. Tienen una larga historia de sacar al aire material que, en varias ocasiones, ha sido polémico y por el que la empresa ha sido sancionada, cuando decía estar dando a conocer las noticias.

Aunque no tiene el mismo reconocimiento cultural de las grandes cadenas conservadoras como Fox News, la influencia de Sinclair es más sutil. A diferencia de Fox News, que muestra su marca claramente y con orgullo, la mayoría de los espectadores de las cadenas locales de Sinclair no tienen ni idea de quién está detrás: no están identificadas como parte de la red Sinclair.

Pero la adquisición de un grupo de nuevas cadenas propiedad de Tribune Media (los expropietarios de los ilustres The Chicago Tribune y Los Angeles Times) es lo que ha puesto a la empresa en el centro de la atención nacional como nunca había sucedido.

Para Trump, Sinclair tiene un atractivo innegable

La persona que mueve los hilos en Sinclair es David Smith, hijo del hombre que fundó la empresa en la era de Nixon. Recientemente, Smith puso fin a su mandato de 28 años como consejero delegado y, junto a sus hermanos, mantiene lo que en la industria se conoce como un “control férreo” sobre el imperio de medios de comunicación y sobre la mayoría de las inversiones financieras de la empresa, que está valorada en 1.000 millones de dólares.

Establecida en Baltimore y sus alrededores, a la familia Smith le gusta pasar desapercibida: otorgan muy pocas entrevistas y David Smith ni siquiera tiene página en Wikipedia. “Tratamos de mantener el anonimato tanto como sea posible”, dijo al periódico The Baltimore Sun en 1995, en una de las pocas ocasiones en que habló con la prensa.

La agenda política de la familia es menos misteriosa. Según los registros de financiación de anteriores campañas electorales, los hermanos Smith han donado históricamente una abrumadora cantidad de dinero a los republicanos. De acuerdo con un análisis de The Washington Post sobre la cobertura de Sinclair durante las elecciones presidenciales de 2016, las emisoras del grupo fueron favorables hacia Trump y desfavorables hacia Hillary Clinton.

En la campaña presidencial del año pasado, Sinclair no emitió ni una entrevista con Clinton. Pero lanzó 15 entrevistas “exclusivas” con Trump, que en su mayoría salieron al aire en los estados de voto más disputado durante los últimos meses de la elección, y sin ningún tipo de análisis (pese al enorme trabajo de verificación de información que las entrevistas con Trump suelen requerir).

Sinclair insistió en que no tenía ningún tipo de arreglo especial con la campaña de Trump y que, simplemente, Clinton no había tenido tiempo para atenderlos. Los responsables de la campaña de Clinton dicen que tenían sus motivos para rechazar a Sinclair, aunque su candidato a vicepresidente, Tim Kaine, dio varias entrevistas en las cadenas del grupo.

De acuerdo con Politico.com, Jared Kushner, el yerno de Trump, dijo ante una sala llena de ejecutivos en Manhattan que los encargados de la campaña habían llegado a un acuerdo con Sinclair para asegurar una mejor cobertura en los estados donde más se necesitaba la publicidad.

La forma en que Sinclair estaría dispuesta a expandirse, concretamente con Trump allanándole el camino, causa preocupación generalizada en todos los círculos políticos y de medios. El centro de esa preocupación es Ajit Pai, el hombre que Trump designó para dirigir la FCC, el ente regulador de telecomunicaciones más importante del país.

Desde enero, cuando comenzó a trabajar allí, Pai se ha dedicado a reducir la protección de las emisoras locales que antes habían limitado la expansión de Sinclair.

La nueva FCC de la era Trump ha despejado rápidamente los obstáculos para la adquisición de Tribune Media propuesta por Sinclair. Un día antes de la toma de posesión del magnate republicano, Smith invitó a Pai a una reunión en la sede central de ABC (afiliada del grupo) en la zona de Washington. Según una investigación de The New York Times, a los 10 días de haber asumido su puesto en la FCC, Pai ya había flexibilizado una restricción en la distribución de recursos de las cadenas de televisión, incluyendo los ingresos por publicidad, precisamente el tema por el que Smith y Pai se habían reunido.

De acuerdo con esa investigación, desde enero, “Pai ha emprendido una desregularización masiva aprobando o proponiendo una lista de cambios fundamentales en las normas propuestos por el señor Smith y su empresa”.

Mientras tanto, con la compra hecha en 2015 de Circa, una app de noticias para móviles, Sinclair tiene por primera vez el control de un medio nacional de noticias escritas. Con el apoyo de 70 empleados, Sinclair transformó la aplicación en una plataforma con tendencia conservadora que ofrece primicias con poco sustento (muchas veces escritas anónimamente con la firma de “personal de Circa”), que a menudo parecen promover las prioridades de la agenda de la Administración de Trump. El presidente y sus asesores han devuelto el favor compartiendo el contenido de Circa.

Además, la página se ha vuelto la fuente predilecta de Sean Hannity, el presentador de Fox News más servil y adepto a Trump. Pero Sinclair niega que Circa tenga alguna orientación política, y lo justifica argumentando que no tiene artículos de opinión.

Además de los cambios que están allanando el camino para la fusión de Sinclair, la FCC de Pai ha propuesto eliminar una de sus reglas más importantes, la que obliga a las cadenas de noticias locales a tener un estudio en el lugar de cobertura para transmitir desde allí mismo. La FCC parece preparada para eliminar las protecciones a las emisoras locales, lo que le permitiría a Sinclair y a otras cadenas ahorrar dinero deshaciéndose de los empleados locales y aumentar la imposición de una línea editorial desde las sedes corporativas.

Eso significa que muchos más estadounidenses recibirán las noticias a través de la empresa de medios más peligrosa y desconocida del país. Tanto si lo saben como si no.

Traducido por Francisco de Zárate