Donald Trump elige como embajador de EEUU en Israel a un abogado especializado en bancarrotas que le representó en los casos de sus hoteles en quiebra en Atlantic City. David Friedman, que recientemente ha sido parte del equipo asesor del presidente electo para Oriente Medio, aseguró que esperaba cumplir la promesa de Trump de reconocer Jerusalén como la capital de Israel y trasladar allí la embajada estadounidense.
Este movimiento sería un gesto muy polémico, simbólico y potencialmente conflictivo en Oriente Medio, ya que el estatus de Jerusalén es uno de los puntos más complejos dentro de la negociación palestino-israelí.
Friedman ha llamado antisemita a Barack Obama y sugerido que los judíos norteamericanos que se oponen a la ocupación israelí de Cisjordania son peores que los kapos, los presos que servían como guardias de los campos de concentración nazis.
Es también el presidente de American Friends of Bet El Institutions, que financia asentamientos en Cisjordania. Se opone a los acuerdos internacionales sobre la ilegalidad de los asentamientos y es contrario a la prohibición de construcciones de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este. Desde hace mucho tiempo, apoya una Jerusalén no dividida como capital de Israel.
Anteriores candidatos republicanos han prometido trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén, pero siempre han terminado desechando la idea por temor a las repercusiones en el mundo árabe. Los palestinos también ven Jerusalén como su capital y anteriores negociaciones de paz habían previsto una ciudad dividida.
Friedman también se opone tajantemente a otra de las posiciones clave de la política estadounidense internacional, la “solución de los dos estados” en el conflicto palestino-israelí, por la que el territorio sería compartido.
“Esta es la solución de los dos estados. Una ilusión al servicio de las peores intenciones tanto de EEUU como de los árabes palestinos. Nunca ha sido una solución, solo un relato. Pero incluso el relato en sí mismo tiene que acabar”, escribió Friedman en la web de la red religiosa sionista Arutz Sheva (que tiene su sede en el asentamiento de Beit-El).
El periódico israelí Ha'aretz dijo que las posiciones de Friedman se sitúan a la extrema derecha del espectro político israelí y que son más duras que las del primer ministro Binyamín Netanyahu.
“Durante mucho tiempo ha sido mi amigo y un consejero de confianza”, ha dicho Trump en un comunicado. “Sus fuertes relaciones en Israel serán los cimientos de su misión diplomática y será un valor tremendo para nuestro país a medida que estrechamos lazos con nuestros aliados y luchamos por la paz en Oriente Medio.
Friedman, un especialista en pleitos y bancarrotas de 57 años, dijo a través de un comunicado: “Siento humildad y honradez por la confianza que el presidente electo Trump ha depositado en mí para representar a EEUU como su embajador en Israel”.
Friedman, como Trump, es un admirador de Vladímir Putin. Al igual que el presidente electo ha descrito al líder ruso como un luchador contra ISIS en Siria, aunque Rusia ha centrado pocos esfuerzos en combatir específicamente contra ISIS.
“Vladímir Putin sabe lo que se hace. Quizá sea un matón, tal y como lo describió hace poco el senador Rubio, pero sabe identificar un objetivo nacional, ejecutar un plan militar y terminar triunfando”, escribió Friedman en noviembre del año pasado.
Friedman ha trabajado con Trump desde hace 15 años. Le representó después de que Trump Entertainment Resorts Inc, la empresa intermediaria para sus tres casinos de Altantic City, quebrase en 2009.
Traducido por Cristina Armunia Berges