El presidente ucraniano ha afirmado que las tropas de Kiev tienen el control total de Sudzha. Antes de la guerra, esta localidad contaba con una población de 5.000 habitantes, además de ser conocida por contener las infraestructuras que bombean el gas ruso hacia Europa.
“El general Syrskyi informó de la finalización de la liberación de la ciudad de Sudzha del ejército ruso. Ahora se está estableciendo una oficina del comandante militar ucraniano”, declaró Volodímir Zelenski tras finalizar una sesión informativa con el comandante en jefe de las fuerzas armadas Oleksandr Syrskyi el pasado jueves.
Situada a unos 9,6 kilómetros dentro del territorio ruso, Sudzha también es la población más grande de los 80 territorios que Ucrania asegura haber tomado desde que comenzó su incursión hace más de diez días.
Aunque la afirmación no se ha podido verificar de forma independiente, un canal de televisión ucraniano emitió este miércoles un reportaje desde Sudzha que sugería que la ciudad estaba bajo control ucraniano. Por su parte, algunos residentes han permanecido en los sótanos para protegerse de los combates, pese a que la mayoría han sido evacuados.
“Nos escondimos en los arbustos”, dijo Tatyana Anikeyeva a la televisión rusa desde un centro de ayuda a los evacuados. “Los voluntarios estaban repartiendo agua, comida y pan a la gente que se iba. El sonido de los cañones continuaba sin descanso. La casa temblaba”.
Pero la particularidad de Sudzha es que en ella se encuentra una estación de medición del gas natural ruso procedente de Siberia occidental. A través de esta, el gas fluye por los gasoductos ucranianos hasta llegar a Europa, representando alrededor del 3% de las importaciones europeas de gas.
En una entrevista de la televisión estatal, Andrei Fedorov, exviceministro ruso de Asuntos Exteriores, declaró que “la gente inteligente de Kiev ha calculado que debe hacerse con el control de este centro para que el ejército ruso tenga que destruirlo [y recuperarlo]”. “Esto significa que el suministro de gas a Europa se detendrá por culpa de Rusia, no de Ucrania”. Y añadió: “Esto afectará mucho a Hungría y Eslovaquia”. Por el momento, no ha habido ningún indicio de que el flujo de gas se haya interrumpido.
Tanto Ucrania como Rusia reivindicaron este jueves los avances en otros puntos de la región de Kursk. El Ministerio de Defensa ruso declaró que sus fuerzas seguían “rechazando el intento de incursión de las fuerzas armadas ucranianas” y que habían restablecido el control sobre el asentamiento de Krupets. Sin embargo, el gobernador regional en funciones de Kursk, Alexei Smirnov, ordenó la evacuación de la región de Glushkovo –a 45 kilómetros al noroeste de Sudzha–, lo que sugiere el temor a que el avance ucraniano continúe. Además, según las autoridades locales, más de 120.000 residentes de la región ya han sido evacuados.
Los tanques que ucrania está usando para el combate activo en territorio ruso son los tanques Challenger 2 que donó Gran Bretaña a Ucrania para defenderse, según informaciones de Sky News, canal de televisión británico. Pese a que el Ministerio de Defensa británico no hizo comentarios sobre la afirmación, aseguró que las “operaciones dentro de Rusia” eran un uso permitido de los tanques y otras armas suministradas a Ucrania.
El objetivo de estas operaciones militares de Kiev es crear una “zona tope” que impida a las fuerzas rusas atacar Ucrania, sin embargo, aún se desconoce el territorio necesario para ello y la cantidad de tiempo que se intentará mantener.
Con la intención de recuperar el proceso de intercambio de prisioneros, Zelenski declaró haber reforzado el “fondo de intercambio”, haciendo referencia a los más de cien soldados tomados como prisioneros de guerra. En un vídeo difundido por los servicios de seguridad ucranianos, SBU, aparecen decenas de soldados rusos que se habían rendido y fueron tomados como prisioneros. Mientras, miles de ucranianos permanecen en cautiverio ruso.
Por su parte, el defensor del pueblo ucraniano para los derechos humanos, Dmytro Lubinets, aseguró haber mantenido una “conversación proactiva” con su homólogo ruso sobre la posibilidad de organizar un nuevo intercambio.
Se trata de la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que un ejército extranjero ocupa territorios rusos. Muchos funcionarios rusos han tratado de restar importancia al ataque ucraniano. En ese sentido, Vladímir Putin ha evitado calificarlo de “invasión” o “incursión” y ha anunciado en cambio una “operación antiterrorista” en la zona.
En una intervención ante las Naciones Unidas el miércoles, el embajador adjunto de Rusia ante el organismo, Dmitry Polyansky, calificó el asalto ucraniano a Kursk de “operación loca y temeraria”, asegurando que Rusia restablecería pronto el control. “Lo que está ocurriendo en Kursk es la incursión de grupos terroristas de sabotaje, por lo que no hay una línea del frente como tal... Hay una incursión porque hay bosques que son muy difíciles de controlar”, alegó Polyansky.
Cuanto más dure el avance ucraniano, más difícil será considerarlo un pequeño revés. En la televisión estatal, Andrei Fedorov, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso criticó los mensajes oficiales que trata de promover el Gobierno de Putin, y lamentó las “constantes mentiras de nuestra parte sobre la debilidad del ejército ucraniano”. Según Fedorov, ha llegado el momento de admitir que el avance ucraniano es serio y que requiere de un esfuerzo sostenido para repelerlo.