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Para la Unión Europea, el coronavirus puede ser mortal

Jennifer Rankin

Bruselas (Bélgica) —

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Tras capear los rescates en la Eurozona, la crisis de los refugiados y el Brexit, el coronavirus podría ser un golpe aún más terrible para la Unión Europea. En una  intervención poco habitual, el expresidente de la Comisión que ayudó a construir la Unión Europea en su forma actual, Jacques Delors, rompió su silencio el fin de semana pasada para advertir de que la falta de solidaridad “representa un peligro mortal para la Unión Europea”.

El exprimer ministro de Italia Enrico Letta también cree que la UE se encuentra en “riesgo mortal” por la pandemia. “Estamos ante una crisis diferente a las anteriores”, afirma a The Guardian. Por una parte, por la impredecible progresión del virus; y por otra, porque el europeísmo “ya viene debilitado tras las diferentes crisis de la última década”.

El espíritu comunitario de Europa es más débil hoy que hace 10 años“, afirma Letta, para quien el mayor peligro que enfrenta hoy la UE es ”el virus Trump“. Si todos los miembros siguen la estrategia de ”Italia primero Bélgica primero o Alemania primero“, dice, ”nos hundiremos por completo“.

En opinión de Nathalie Tocci, exasesora del jefe de política exterior de la UE, “se trata sin duda de un momento decisivo para el proyecto europeo”. “Si sale mal, se corre de verdad el riesgo de que termine con la Unión, esto es alimento para el populismo nacionalista”, advierte.

No obstante, dice Tocci, hasta ahora ha sido el líder de la extrema derecha italiana, Matteo Salvini, quien cae en picado en las encuestas, mientras aumenta la popularidad del profesor de derecho convertido en primer ministro, Giuseppe Conte. “De algún modo, la gente quiere un líder racional, moderado, tranquilizador pero firme”, opina.

Europa ha dejado atrás la reacción original del “yo primero” por la que algunos países prohibieron la exportación de equipamiento médico vital o pusieron controles de frontera que dejaban a otros ciudadanos europeos desamparados. Alemania, Austria y Luxemburgo han abierto sus hospitales para tratar a los pacientes de los países más afectados; y Francia y Alemania han donado a Italia más mascarillas que China, según las estadísticas que la Comisión Europea se he apresurado en difundir por las redes sociales, preocupada por perder la batalla global de la narrativa sobre “las políticas de generosidad”.

Sin embargo, en los primeros momentos de la crisis en Europa, fueron Rusia y China quienes enviaron suministros médicos a Italia mientras sus vecinos más cercanos no respondían a los pedidos de ayuda de Roma.

Fantasmas de la crisis de la Eurozona

Los líderes europeos se han puesto de acuerdo en la respuesta a la crisis de salud pública con una promesa de renovar el sistema de gestión de crisis europeo, la financiación de la investigación en vacunas y la adquisición conjunta de equipos médicos, pero aún hay divisiones entre los países sobre la mejor forma de ayudar a la economía a capear la tormenta. La pandemia ha reabierto heridas de la crisis de la Eurozona, resucitando estereotipos sobre los despilfarradores europeos del sur y los países del norte, con corazón de piedra.

Según Heather Grabbe, exasesora de la comisaria de ampliación de la UE, “cada crisis ha reducido la confianza entre los estados miembros y en todo el sistema y eso es un problema serio”.

El ministro de finanzas de Holanda, Wopke Hoekstra, expresó su arrepentimiento esta semana tras enfurecer a los países vecinos preguntándose por qué otros gobiernos no tenían colchón fiscal para enfrentar la crisis financiera del coronavirus. El primer ministro de portugal, António Costa, afirmó que sus comentarios eran “repugnantes, de miras estrechas y una amenaza para el futuro de la UE”.

Europa sigue atrincherada en dos campos sobre la mejor forma de responder a las consecuencias económicas del Covid-19. Francia, Italia, España y al menos otros seis países quieren romper con la costumbre y emitir deuda conjunta de la Eurozona, los llamados coronabonos, mientras Alemania, Austria y los Países Bajos siguen rechazando la idea. En la cumbre de la semana pasada, los líderes europeos no se pusieron de acuerdo y le pasaron el problema a sus ministros de finanzas, con instrucciones de encontrar una salida al estancamiento para la próxima semana.

Mientras tanto, la acaparadora crisis del coronavirus amenaza con desviar la atención de la UE sobre la erosión de los estándares democráticos en Hungría. La ley de emergencia recientemente adoptada por Viktor Orbán culmina diez años de centralización del poder que han convertido a Hungría en el primer país de la UE clasificado por Freedom House como “parcialmente libre”.

Grabbe, que ahora dirige en Bruselas el Instituto de Políticas Europeas de la fundación Open Society creada por el magnate húngaro George Soros, cree que se corre el riesgo de relajar la atención sobre Hungría debido al virus. “Orbán es muy hábil para elegir los momentos políticos”, asevera. “Lo ha hecho muchas veces antes, cuando los políticos de otros países estaban distraídos, introduce nuevas medidas y espera a que pase el alboroto”.

Según Luuk van Middelaar, profesor de derecho de la Unión Europea que trabajó para el presidente del Consejo Europeo durante la crisis de la Eurozona, la UE podrá improvisar una salida a las actuales divisiones. “La UE está internamente mal equipada para hacer frente a cualquier crisis o circunstancia imprevista, y sin embargo, cada vez que está bajo presión por los acontecimientos improvisa soluciones”, afirma.

Durante la crisis de la Eurozona fueron necesarios “dos años de drama y experiencias casi mortales para dar forma a la unión bancaria europea, porque siempre hace falta tiempo para que los intereses y las mentes converjan...esta vez no tenemos tanto tiempo, y es algo preocupante”, advierte.

Tocci, director del Instituto de Asuntos Internacionales de Italia, cree que la UE puede salir del atolladero llevando el debate sobre los coronabonos a un terreno “más frío y técnico”. “¿Quién va a emitir al final estos bonos y para qué van a ser estos bonos? Si se logra dar respuestas técnicas y específicas a estas preguntas, puede ser la oportunidad de romper el hielo en un debate que se ha polarizado tanto”, opina.

Letta prevé un “acuerdo coronavirus” que evite la cuestión divisoria de la deuda mutualizada con bonos emitidos por el Banco Europeo de Inversiones, la rama de préstamos de la UE. Pero, según el exprimer ministro italiano, Alemania y Holanda también necesitan moverse de su posición. “El mensaje clave para los alemanes y los holandeses: por favor, no bloqueen, no detengan las medidas europeas que podemos tomar juntos”, afirma.

Cualquier acuerdo llevará las semillas de una pelea en el futuro. Según Middelaar, cada vez que la UE ha ampliado su poder como reacción a una crisis, ya sea controlando los presupuestos nacionales como centralizando la política de refugiados, ha generado resistencia y resentimiento. Los alemanes todavía no han digerido completamente el papel del Banco Central Europeo como prestamista de último recurso“, afirma.

Middelar también señala  que las cuotas obligatorias de refugiados profundizaron la división entre los países de Europa occidental y los de Europa central. “Vale la pena recordar que Italia no tiene el monopolio de los políticos euroescépticos, en Alemania y en los Países Bajos también hay euroescépticos esperando para aprovechar esto”, advierte.

La respuesta de los líderes europeos determinará la opinión pública. En la fase inicial de la pandemia, cuando los italianos sintieron que Europa los dejaba solos, la confianza en el proyecto común se redujo. Según una encuesta realizada el 12 y 13 de marzo, el 88% de los italianos consideraba entonces que Europa no apoyaba a Italia, y un 67% veía la pertenencia de Italia a la UE como una desventaja, un resultado llamativo para un estado fundador donde en otra época la UE gozaba de altos niveles de apoyo.

Según Tocci, si en Europa termina prevaleciendo la división, se fijará el recuerdo de China y Rusia acudiendo al rescate de Italia. “La confianza de Italia en la UE depende más de lo que hace Europa que de lo que hagan China y Rusia”, asegura. “Creo que la gente aún no sabe si Europa hará lo necesario para salir fortalecida de esto”, concluye.

Traducido por Francisco de Zárate

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