La vacuna rusa, un arma política que divide a los países de la UE y que utilizan líderes regionales contra sus gobiernos nacionales

Jon Henley

4 de mayo de 2021 23:57 h

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La vacuna rusa Sputnik V aún no ha obtenido la aprobación de las autoridades de la Unión Europea y es probable que tenga poco peso en la campaña de vacunación de los países europeos. Sin embargo, ya ha logrado lo que para algunos observadores es uno de sus objetivos principales: sembrar la división entre los Estados miembros y dentro de ellos.

“Para Rusia, Sputnik V se ha convertido en un instrumento de poder blando”, señala Michal Baranowski, miembro de un think tank estadounidense, el Fondo Marshall Alemán de Estados Unidos. “Ha conseguido plantar su bandera en la carrera de fabricación de una vacuna contra la COVID-19 y ahora quiere dividir a Occidente”.

Los fabricantes de la Sputnik afirman que 61 países han aprobado la vacuna y se ha exportado a 40. Sin embargo, la preocupación por la seguridad persiste y muchos líderes de la Unión Europea recelan de las intenciones de Rusia, ya que el país ha administrado menos de 19 millones de dosis entre sus 144 millones de habitantes.

Mientras crece la preocupación de los líderes europeos por los repetidos ciberataques rusos contra Occidente, el trato del Kremlin al líder de la oposición Alexei Navalni y la escalada de tensiones en la frontera con Ucrania, expertos de la Unión Europea dicen que Moscú está usando la vacuna Sputnik como una nueva arma de influencia geopolítica.

“La baja tasa de vacunación de Rusia no concuerda con el hecho de que disponga de una vacuna supuestamente barata, fácil de fabricar y eficaz”, dice un diplomático de la Unión Europea. “O bien Moscú está siendo altruista, lo que parece poco probable, o está priorizando la geopolítica sobre las necesidades de su población”.

“Instrumento de propaganda y de diplomacia agresiva”

Hasta ahora, solo dos Estados miembros de la Unión Europea, Hungría y Eslovaquia, se han desmarcado de la posición del bloque y han comprado la vacuna, y solo Hungría la ha utilizado. Bulgaria se dispone a entablar conversaciones, Austria ha dicho que está dispuesta a comprar un millón de dosis y Alemania está negociando la compra de 30 millones de viales.

Otros son decididamente menos entusiastas; es más, son abiertamente hostiles. El ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, dijo que la vacuna es un “instrumento de propaganda y de diplomacia agresiva más que de solidaridad y de ayuda”. La primera ministra de Lituania, Ingrida ŠimonytÄ—, tuiteó en febrero que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, percibía la vacuna no tanto como una “cura para el pueblo ruso” como “otra arma híbrida para dividir y gobernar”.

Después de un inicio lamentablemente lento, la campaña de vacunación en la UE se ha acelerado. La Comisión Europea afirma que es improbable que la Sputnik V desempeñe un papel importante en el proceso de vacunación en la Unión Europea, simplemente porque no estará disponible en cantidades suficientes hasta finales de 2021, cuando la mayoría de los europeos ya estén vacunados.

Thierry Breton, comisario encargado de la compra de vacunas, ha afirmado que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) está evaluando la Sputnik pero “todavía carece de datos relevantes” para tomar esta decisión. Por otra parte, los centros de producción de Italia, España y Alemania que han sido señalados como posibles lugares de fabricación tardarían meses en entrar en funcionamiento.

Rusia acusa a los funcionarios de la UE de “crear un relato falso”

A través de su cuenta oficial de Twitter Sputnik V, Rusia ha negado que la vacuna sea una herramienta política, o que la seguridad o la capacidad de producción sean problemas potenciales. “Utilizar las vacunas para crear divisiones no es ético y cuesta vidas”, decía la cuenta de la vacuna en un tuit reciente. “Sputnik es sin duda una de las mejores vacunas del mundo”, decía otro.

La cuenta de Twitter de la vacuna ha acusado a los funcionarios de la Unión Europea de “parcialidad” y de “crear un relato falso” y ha minimizado las preocupaciones de seguridad que han afectado a otras vacunas de vectores virales como las de AstraZeneca y Johnson & Johnson.

“Los medios de comunicación occidentales tendenciosos no pueden ignorar para siempre datos reales del mundo real que demuestran que la Sputnik V es más segura y eficiente que las vacunas fabricadas a partir de la tecnología ARNm”, decía la cuenta, acusando a Breton de “engañar sistemáticamente a la ciudadanía” sobre la capacidad de producción.

Un estudio de la Unión Europea publicado la semana pasada acusaba a los medios de comunicación rusos y chinos de tratar de sembrar sistemáticamente la desconfianza en las vacunas occidentales con noticias sensacionalistas sobre su seguridad, estableciendo vínculos infundados entre las vacunas y las muertes en Europa, y promoviendo las vacunas rusas y chinas como mejores. 

Pero independientemente de que la EMA apruebe o no la vacuna Sputnik V y de que llegue o no a Europa en cantidades suficientes, los expertos sostienen que el debate ya ha causado un daño considerable, y que algunos líderes nacionales y regionales de la UE lo han aprovechado para sus propios fines políticos.

Dimisiones y disputas diplomáticas

En algunos países, ha sembrado el caos. El primer ministro eslovaco, Igor Matovič, se vio obligado a dimitir en medio de una amarga disputa sobre un acuerdo secreto para comprar dos millones de dosis de Sputnik, a pesar del desacuerdo de muchos miembros de su coalición de cuatro partidos.

Para empeorar las cosas, la agencia eslovaca de medicamentos dijo posteriormente que las primeras 200.000 dosis eran diferentes de la vacuna del estudio publicado en la revista científica The Lancet y se negó a aprobarlas, lo que llevó a Matovič a decir que Eslovaquia utilizaría en su lugar un laboratorio húngaro.

Sputnik también ha costado el cargo a los ministros de Sanidad y Asuntos Exteriores de la República Checa. Ambos se oponían a su utilización sin la aprobación de la EMA, y fueron cesados por el primer ministro, Andrej Babiš, tras las declaraciones del presidente prorruso, Miloš Zeman. La semana pasada, a raíz de una fuerte disputa diplomática en torno a las acusaciones checas de que Rusia estaba detrás de la mortífera explosión de 2014 en un almacén de municiones, Praga anunció que no compraría viales de Sputnik.

En otros lugares de la Europa poscomunista, el líder húngaro, Viktor Orbán, que ha fomentado durante mucho tiempo las relaciones con Rusia, ha eludido alegremente tanto el programa de adquisición conjunta del bloque como la autorización de la EMA para comprar dos millones de dosis.

Fuera de la UE, Serbia encabeza la lista de países con más personas vacunadas gracias a la Sputnik.

En Europa occidental, los políticos regionales también han tratado de ganar puntos contra los gobiernos nacionales a través de acuerdos con Rusia: la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la España de Gobierno liderado por los socialistas; el presidente de extrema derecha de la región Provenza-Alpes-Costa Azul en Francia; el líder del partido democrático de la oposición de la región italiana de Campania.

En Alemania, donde las elecciones federales de septiembre han convertido la inicial escasez de vacunas en un tema muy sensible en todo el país, con políticos de todos los colores sometidos a una fuerte presión para encontrar soluciones, tres estados, entre ellos Baviera, han alcanzado o están negociando acuerdos para comprar dosis de la vacuna rusa.

El ministro de Sanidad, Jens Spahn, ha afirmado que Berlín está negociando un acuerdo nacional, pero ha subrayado que la distribución de la vacuna rusa dependerá de la aprobación de la EMA y que los suministros de Sputnik V tendrían que llegar en los próximos dos meses para no sea demasiado tarde.

El objetivo es “dividir a Occidente”

Para Baranowski, las prisas en la aprobación de la vacuna Sputnik, la propaganda en Internet y los destinos cuidadosamente seleccionados se suman a una estrategia rusa que no es “ni inocente ni humanitaria. Forma parte exactamente del mismo juego, de dividir a Occidente, que vemos en el uso que hace Moscú del poder militar, la ciberseguridad y la seguridad energética”.

Y en su opinión, la estrategia está funcionando: “Ha conseguido dividir a varios actores europeos. Cuando la Sputnik V sea aprobada por la EMA será el fin de la discusión porque el mundo necesita vacunas. Hasta que esto no pase, la vacuna se ha convertido en una prueba de fuego política para saber si se está a favor o en contra del programa de la UE. Eso está erosionando la confianza. Y eso es lo que quiere Putin”.

Las primeras dudas de los países occidentales sobre la eficacia de la Sputnik V, después de que Rusia la aprobara el pasado mes de agosto sin los resultados de los ensayos clínicos completos, se disiparon en parte gracias a un ensayo de última hora revisado por expertos y publicado en febrero en la revista Lancet, que demostró que tenía una eficacia de casi el 92%.

El laboratorio del Instituto Gamaleya de Moscú y el Fondo Ruso de Inversión Directa, el fondo soberano que respalda la vacuna, sostiene que los científicos han constatado que la Sputnik V tiene una eficacia del 97,6% en los datos del “mundo real” obtenidos de 3,8 millones de personas.

Sin embargo, la directora de la EMA, Emer Cooke, confirmó a finales de abril que el proceso de aprobación de la agencia, que comenzó con retraso debido a la falta de datos de los fabricantes, estaba “realmente en una fase muy temprana”. En este sentido, afirmó que la agencia aún tenía que empezar a revisar los registros de seguridad del “mundo real”, por ejemplo, sobre los posibles efectos secundarios de la vacuna.

Entre otras cosas, la agencia está investigando si los ensayos clínicos cumplen las llamadas “buenas prácticas clínicas”, después de que algunos soldados y empleados estatales que, según Rusia, participaron en los mismos afirmaran que lo habían hecho bajo presión. 

Traducido por Emma Reverter