La primera ministra de Reino Unido Theresa May ha dicho este lunes en el Parlamento que es “altamente probable” que Rusia esté detrás del ataque contra el exespía Sergei Skripal y su hija Julia. Lo ha confirmado durante una intervención parlamentaria, en la que Jeremy Corbyn ha pedido más diálogo entre los dos gobiernos. May ha dicho también que ha convocado al embajador ruso para hablar sobre este asunto.
“Esta tarde, el ministro de Asuntos Exteriores ha convocado al embajador ruso para que le explique cómo ese agente nervioso producido por Rusia podría haber sido desplegado en Salisbury contra Skripal y su hija”, ha dicho May.
Al parecer, el producto químico que se utilizó para atacar a Skripal es de elaboración militar, parecido al que ya ha utilizado Rusia en otras ocasiones. “Basándonos en la identificación de este agente químico por parte de los expertos, en nuestro conocimiento de que Rusia ya ha producido este agente y que aún sería capaz de hacerlo […] el Gobierno ha concluido que es altamente probable que Rusia sea responsable del acto contra Sergei y Julia”.
Jeremy Corbyn ha dicho durante su intervención en los Comunes que ambos países deben seguir trabajando con el diálogo. “Tenemos que seguir buscando un diálogo sólido con Rusia sobre todas las cuestiones que dividen a nuestros países, tanto nacionales como internacionales, en lugar de cortar los contactos y dejar que las tensiones y divisiones empeoren”.
Tanto Skripal como su hija Julia continúan hospitalizados en un centro médico de Salisbury “en estado crítico”, al igual que el policía Nick Bailey, que resultó afectado cuando les asistió y cuyo estado de salud es “grave pero estable”.
Más de 250 agentes de la unidad antiterrorista trabajan en esta investigación que, hasta la fecha, ha recabado 200 objetos como pruebas y han interrogado a más de 240 testigos. También militares del Ejército británico continuaron el pasado fin de semana ayudando a la policía en tareas como la retirada de vehículos.
Skripa, un exagente de la inteligencia militar rusa retirado, fue procesado por el Gobierno ruso en 2004 –por haber colaborado con los servicios secretos británicos del MI6–, pero logró refugiarse en el Reino Unido en 2010, al quedar liberado como parte de un notorio canje de espías.