Una tormenta perfecta se levanta contra Macron: a las protestas se suman dos mociones de censura

elDiario.es

18 de marzo de 2023 11:02 h

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El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, no está viviendo su mejor semana. Las protestas por la reforma que eleva la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64 años se han convertido ya en disturbios, a los que se unen varias huelgas parciales y, ahora, el panorama también incluye dos mociones de censura a las que deberá hacer frente Macron en los próximos días. El descontento de la calle, organizado al margen de sindicatos y partidos, se ha trasladado ya al Parlamento. El Ejecutivo galo se encuentra al borde de una crisis política que no se veía desde el estallido de la revuelta de los 'Chalecos Amarillos' en 2018.

Las mociones de censura fueron presentadas este viernes en la Asamblea Nacional como respuesta a la aprobación de la reforma de las pensiones por decreto, saltándose el voto de los diputados. La primera moción la firmaron 91 diputados de varios partidos y está encabezada por el pequeño grupo centrista Libertades Independientes, Ultramar y Territorios (LIOT). La segunda la formalizó la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, y recibió el apoyo de los otros 87 diputados de su partido, la Agrupación Nacional (RN). Le Pen, además, ha hecho saber que votará no solo su moción, sino también cualquier otra, aunque sea de la izquierda, para tumbar el Ejecutivo. Para la líder de ultraderecha, la reforma de Macron es “un ataque grave a los principios democráticos”; “lo importante es que el Gobierno caiga”, sostiene.

Está previsto que las mociones se debatan el próximo lunes. Para derribar al Gobierno, hará falta una mayoría absoluta, lo que supone reunir 289 votos, que en estos momentos son 287 debido a que hay varios escaños vacantes.

Mientras tanto, el presidente Macron no se ha pronunciado en público desde que el jueves por la tarde la primera ministra, Élisabeth Borne, activara el artículo 49.3 de la Constitución para poder adoptar el proyecto de ley de la reforma de las pensiones sin someterlo al voto de la Asamblea Nacional.

Fue esta la chispa definitiva que hizo prender las calles del país. Ese mismo jueves, una serie de manifestaciones espontáneas se produjo en diferentes ciudades, lo cual degeneró en altercados en algunos casos, en particular en París. En total hubo 310 arrestos, de los cuales 258 en la capital.

Este viernes hubo también numerosos incidentes por todo el país, desde bloqueos en algunas vías de acceso a París hasta protestas en más de una decena de ciudades francesas. En medio de la movilización en la Concordia parisina, se encendió una enorme hoguera, en la que quemaron efigies de Macron en cartón, al que los manifestantes acusan de “dar la espalda” a la democracia por aprobar la reforma gracias al artículo de la Constitución 49.3. La protesta acabó con la intervención de los antidisturbios, aunque la tensión fue menor que la noche anterior.

Los sindicatos están también en pie de guerra, y han convocado una novena jornada de paros y manifestaciones para el próximo jueves. La huelga enquistada de la recogida de basuras en París, donde se acumulan al menos 10.000 toneladas de residuos en las calles, es 'solo' una más, pero quizás la más visible a día de hoy.

Basuras y paros en transporte

Aunque el ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció el viernes la movilización forzosa de los trabajadores de la limpieza de la capital para poner fin a esta huelga, todavía hay toneladas de desechos esparcidas por las aceras de la mitad de los distritos de París, y se necesitará tiempo para volver a la 'normalidad'.

Este sábado se espera también una perturbación de la circulación de trenes de alta velocidad, los regionales TER e Intercities. El tráfico aéreo no deberá registrar anulaciones o atrasos por la huelga, aunque sí se aguardan para el lunes 20 marzo, cuando se cancelarán un 30% de los vuelos en el aeropuerto parisino de Orly y un 20% en el de Marsella.

En el sector de la energía, al menos cuatro importantes refinerías estarán cerradas y, además, cuatro terminales de transporte de gas siguen bajo los piquetes, así como once depósitos de gas de Storengy, filial de Engie.