Acabé la carrera de enfermería en el 2016 y me vine a Reino Unido el mismo año. Tenía claro que no quería estar dando bandazos de un hospital a otro con contratos de meses (o días…). No me mudé a Oxford porque me gustara Inglaterra, por vivir una experiencia o por aprender inglés, fue simplemente buscando una estabilidad laboral que España no podía ofrecerme.
Una de las cosas en las que la sanidad pública de Reino Unido (NHS) le lleva años de ventaja a España es que a la hora de contratar (tanto en hospitales públicos como privados) tienen en cuenta tu formación, tus ambiciones y tu experiencia laboral. En cambio, si yo ahora me volviera a España y me apuntara en la bolsa de trabajo de sanidad sería un número en una lista, ni más ni menos.
Nadie sabría que por ejemplo tengo tres años de experiencia con pacientes oncológicos, un curso de quimioterapia por la Universidad de Oxford o un Máster en Enfermería Oncológica. Así que lo mismo acabaría trabajando en una planta de digestivo o en consultas externas sin que el sistema sanitario ni los pacientes (que al fin y al cabo son el motivo por el que decidí estudiar Enfermería) pudieran beneficiarse de mi experiencia y mi formación.
Muchas veces me he preguntado de qué sirve estudiar, formarse y disfrutar con el trabajo que haces si después no queda reflejado en ningún sitio y no se tiene en cuenta a la hora de contratarte… es frustrante y absurdo a partes iguales.
Facilidades para formarte
Siempre hay excepciones, pero en general en Reino Unido te dan facilidades para casi todo. En cuanto le dije a mi jefa que quería estudiar un máster y reducir mis horas ni se lo pensó, me dio la enhorabuena y me dijo que adelante. Me dejó reducirme el horario y cuadrar las rotaciones para que pudiese asistir a las clases presenciales. Aquí si quieres te pagan cursos en la universidad, seminarios, conferencias… Invierten en tu formación y en tu desarrollo profesional, mientras en España lamentablemente hay padres que tienen que pelear por una reducción de jornada cuando tienen menores a su cargo.
Volviendo a lo que me hizo venir aquí... La estabilidad laboral que todos ansiamos. En Reino Unido, tras uno o dos meses de prueba tienes un contrato indefinido. Las primeras semanas tienes un tutor/a que te supervisa en todo momento y solo cuando estás preparada te dan pacientes. Sé de amigas que han vuelto a España y las han soltado en pediatría el primer día sin tener ninguna experiencia; luego vienen los fallos y las lamentaciones. Piden profesionales preparados, pero eso corre de tu cuenta y sin que te sea reconocido y te dejan sola ante el peligro a la primera de cambio.
Voy a hacer cinco años en Oxford, me encanta mi trabajo, adoro a mis pacientes y tengo unas jefas que son para quitarse el sombrero, pero, aun así, no veo el día de volver a España. Echo de menos a mi familia, ver a mis sobrinas crecer, el sol (Dios… como echo de menos el sol), la vida en las calles, las terrazas… No puedo evitar tener cierto miedo de lo que me voy a encontrar (o más bien de lo que no me voy a encontrar) cuando vuelva. Pero lo que más miedo me da es verme en la necesidad de tener que volver aquí, porque no pueda tolerar que no se me valore o porque no se me ofrezcan las oportunidades que yo y tantos otros nos hemos ganado. Porque soy una profesional que se merece unas mínimas condiciones y sé que aquí en Reino Unido puedo tenerlas.