El presidente electo de EEUU, Donald Trump, ha asegurado este domingo que deportará a los inmigrantes que tienen “antecedentes penales”, una decisión que podrían afectar a entre uno y tres millones de personas. Trump ha hecho estas declaraciones en una entrevista para el programa 60 minutes de CBS, programada para la noche del domingo y cuyos fragmentos ha adelantado la televisión.
“Lo que vamos a hacer es tomar a la gente que son criminales y que tienen antecedentes penales, pandilleros, traficantes de droga, probablemente dos millones, podrían ser incluso tres millones, y vamos a echarlos del país o vamos a encarcelarlos”, ha indicado Trump en su primera aparición televisiva tras el triunfo electoral.
Las palabras de Trump hacia los inmigrantes sin papeles en la entrevista son muy diferentes a las pronunciadas durante la campaña presidencial, cuando prometió crear “una fuerza de deportación” para expulsar a todos los indocumentados, incluidos a los mexicanos, a los que llamó “criminales y violadores”.
En la entrevista, Trump ha indicado que, una vez que la frontera sea fortalecida, su Gobierno determinará qué ocurre con el resto de sin papeles que viven en Estados Unidos y a los que ha elogiado: “Son gente fantástica y tomaremos una decisión sobre ello. Pero antes de tomar esa decisión, tenemos que asegurar nuestra frontera”.
Con el objetivo de fortalecer la seguridad fronteriza, Trump ha reiterado en la entrevista su deseo de construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México, aunque ha admitido que podrían alzarse “vallas” en lugar de muros en “ciertas áreas” de los más de 3.000 kilómetros de la frontera entre los dos países. “Para algunas áreas lo consideraría (alzar vallas), pero para otras, un muro es más apropiado. Soy muy bueno en esto, se llama construcción”, ha resaltado el magnate inmobiliario.
Si Trump realmente cambia su planteamiento y propone deportar sólo a los inmigrantes con antecedentes penales, sus políticas no se diferenciarían tanto de las aplicadas por el presidente Barack Obama, quien en noviembre de 2014 proclamó unas medidas para expulsar a los indocumentados con antecedentes penales y no a las familias de indocumentados.
No obstante, de manera paralela, en 2014 Obama proclamó unas medidas para frenar la deportación de cinco millones de indocumentados, unas iniciativas que nunca llegaron a entrar en vigor y contra las que Trump ha mostrado su más firme rechazo.