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La UE blanquea al príncipe saudí al que la comunidad internacional acusó de ordenar el asesinato de un periodista

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —

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Hay fotografías que pasan a la historia y, en muchas ocasiones, por sus connotaciones negativas. Es el caso de los líderes de la UE, que este miércoles han dado una “cálida bienvenida” en Bruselas a los representantes de los países del Golfo, incluido el príncipe de Arabia Saudí Mohamed bin Salmán, al que la comunidad internacional acusa de haber ordenado el asesinato del periodista Jamal Kashoggi en el consulado de ese país en Turquía en 2018.

La ONU concluyó que existían “pruebas creíbles” de que el príncipe heredero de Arabia Saudí y otros altos cargos fueron los responsables de la ejecución y reclamó que fuera investigado por ese asesinato. “La conclusión de la relatora especial es que el señor Khashoggi ha sido víctima de una ejecución extrajudicial deliberada, premeditada y de la que el Estado de Arabia Saudí es responsable bajo la legislación internacional de derechos humanos”, señalaba el informe de 100 páginas elaborado por Agnes Callamard, relatora especial de la ONU. También la CIA le señaló directamente por su “apoyo por las medidas violentas para silenciar a disidentes en el extranjero, incluido Khashoggi”.

A pesar de esa acusación, la UE ha decidido blanquear a Mohamed bin Salmán, a quien han recibido los presidentes del Consejo Europeo y la Comisión Europea, Charles Michel y Ursula von der Leyen, en Bruselas antes de la cita en la que han participado todos los líderes, excepto el alemán Olaf Scholz, en la primera cumbre con el Consejo del Golfo (Catar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Kuwait y Omán). El club comunitario había evitado confirmar quiénes serían los asistentes por parte de esos países antes de la cita escudándose en razones de seguridad. Durante la cita, se ha podido ver al príncipe heredero saudita departiendo con varios dirigentes, entre ellos Josep Borrell o Emmanuel Macron.

La intención de Michel, que ha sido el impulsor de la cumbre, es que la UE tenga una relación “más estratégica” con esos países en un momento geopolítico complicado en el que el club comunitario quiere acercarles a su posición respecto a Ucrania ante la buena relación que algunos de ellos mantienen con Vladímir Putin. La declaración conjunta condena la invasión rusa y los ataques contra civiles y contra infraestructuras civiles y críticas, especialmente en el sector energético y nuclear. “Nos comprometemos a generar apoyo para las vías que conduzcan a un marco para una paz amplia, justa y duradera, basada en el derecho internacional, incluida la Carta de las Naciones Unidas”, reza el texto.

Fuentes comunitarias también apuntan al “papel” que esos países tienen sobre el conflicto en Oriente Medio, especialmente Catar, que es uno de los mediadores. De hecho, en los márgenes de la Asamblea General de la ONU celebrada hace unas semanas en Nueva York en la que la UE, Arabia Saudí, Catar y otros países árabes lanzaron la Alianza Global para la implementación de los dos Estados.

Impulso a las relaciones comerciales

Pero el verdadero motivo por el que la UE decide ahora tener una relación más estrecha con los países del Golfo tiene que ver con el lado comercial en un intento por avanzar en acuerdos que se han resistido 35 años por el acceso a los procesos de contratación pública y el comercio de productos petrolíferos. Y de ahí la pleitesía al príncipe de Arabia Saudí, el principal productor de petróleo del mundo en un momento en el que el viejo continente se ha desenganchado de Rusia. Los estados del Golfo reclaman, además, una exención de visados, que la UE ya ha sellado con Emiratos Árabes Unidos.

“Queremos avanzar en nuestras discusiones a nivel regional con el objetivo de lograr un acuerdo regional UE-CCG de libre comercio que incluya un capítulo de inversiones”, recoge el texto: “Reafirmamos nuestro compromiso conjunto con una asociación comercial y de inversión entre partes que comparten unos intereses y una ambición mutua”.

También se establece la voluntad de “intensificar su cooperación energética” en campos como la seguridad y la eficiencia energéticas o las energías renovables: “Reconocemos la importancia estratégica de nuestra cooperación en unos mercados energéticos estables, fiables y sostenibles para reducir la volatilidad (de los precios) y reforzar la seguridad del suministro de energía”, argumentan ambos clubes antes de enfatizar la “urgencia” de abordar el cambio climático y de avanzar en la transición ecológica.

El texto incluye una brevísima alusión a los derechos humanos, que durante la negociación se introdujo a instancias de la UE, aunque no entra en detalles. “Reiteramos nuestro compromiso de garantizar el respeto, la protección y la promoción de los derechos humanos universales, continuaremos y profundizaremos nuestros Diálogos sobre Derechos Humanos como elemento clave de nuestra cooperación y subrayaremos la importancia de los tratados y mecanismos pertinentes de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos”, apunta la declaración. 

En su discurso, Michel ha pasado de puntillas por el asunto, pero al menos lo ha mencionado. “Como organizaciones regionales, también tenemos un papel clave que desempeñar en la resolución de conflictos, la lucha contra el cambio climático, el fortalecimiento del multilateralismo y los derechos humanos”, ha dicho. Sin embargo, Ursula von der Leyen lo ha ignorado.