La UE y Reino Unido, a punto de sellar la paz sobre Irlanda del Norte y el Brexit

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —
16 de febrero de 2023 22:43 h

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Tras dos años de disputas diplomáticas y legales sobre la aplicación del acuerdo del Brexit en Irlanda del Norte, la UE y Reino Unido se acercan a un nuevo pacto sobre los polémicos controles fronterizos de los bienes que pasan por el territorio británico en la isla de Irlanda. El anuncio del acuerdo se espera en los próximos días, posiblemente el martes que viene, según ha adelantado la BBC

Este jueves el primer ministro británico, Rishi Sunak, ha viajado a Irlanda del Norte para reunirse con políticos y otros líderes locales y tratar de convencer a los reacios de la derecha. Un portavoz de Sunak dijo que las negociaciones “continúan”, pero que el primer ministro quiere asegurarse de que “cualquier solución arregla los problemas sobre el terreno”. Se espera que este viernes los negociadores de la UE y el Reino Unido se reúnan en Bruselas y que los embajadores europeos comenten después el resultado.

Sunak también se reunirá con varios líderes europeos en Múnich, sede de la conferencia internacional sobre seguridad que empieza este viernes. Sunak tiene cita con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y espera hablar entre otros con el presidente francés, Emmanuel Macron. Sunak y Macron han colaborado ya en el control migratorio en el canal de la Mancha y en la organización del viaje del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a Londres y París hace unos días.

En contraste con la tensión constante entre Londres y Bruselas durante el Gobierno de Boris Johnson, Sunak ha dado algunos pasos para mantener una relación más cordial.

El Ministerio del Interior británico acaba de anunciar que no recurrirá la sentencia que ha declarado ilegal el sistema de permisos de residencia para los ciudadanos de la UE que estuvieran en Reino Unido antes de la entrada en vigor del Brexit y que ahora obligaba a solicitar dos veces el derecho de quedarse mientras se corre el riesgo de expulsión. En principio, el Gobierno iba a recurrir la decisión judicial que afecta a más de dos millones de personas, pero este jueves confirmó al medio Politico que no lo hará y facilitará los trámites a los europeos. 

Ahora el Gobierno británico tendrá que revisar las reglas para simplificarlas. Ciudadanos de la UE que estaban en el país antes de la entrada en vigor de las nuevas reglas tienen lo que se llama un estatus de “pre-asentamiento” y, según las normas actuales, deben hacer otro papeleo para quedarse como están o pedir el “asentamiento” después de cinco años. Hasta ahora, quien no lo hiciera por olvido o confusión, podía perder todos sus derechos y ser expulsado del país, lo que, según Bruselas, es una violación de los acuerdos de salida de la Unión. El nuevo sistema que tendrá que desplegar Reino Unido debería ser más automático, aunque aún no hay detalles. Un portavoz dijo a Politico que los cambios se harán “lo más rápido posible”. 

Es uno de los flecos abiertos tras el Brexit y que Reino Unido, la parte más dañada por las consecuencias del referéndum de 2016, intenta arreglar. Otra de las cuestiones pendientes es la readmisión de Reino Unido en el programa Horizon Europe de la UE de ayudas a la investigación científica, clave para científicos, académicos y universidades. 

El protocolo de Irlanda del Norte

Para Sunak, ahora lo más importante es cerrar el pacto sobre el protocolo de Irlanda del Norte antes del 25 aniversario este abril del acuerdo de paz de Viernes Santo que dio autonomía a Irlanda del Norte y creó un nuevo sistema de gobierno.

El ministro de Exteriores británico, James Cleverly, y el negociador de la UE para esta cuestión, el vicepresidente de la Comisión Europea Maros Šefčovič, han tenido varias reuniones presenciales y por videoconferencia en las últimas semanas en lo que llaman “negociaciones de túnel”, un eufemismo para referirse a charlas lo más discretas posibles y alejadas de la prensa y los políticos que no estén directamente involucrados en las conversaciones.

El estatus comercial de Irlanda del Norte ha sido uno de los puntos continuos de conflicto entre la UE y Reino Unido desde que se empezó a aplicar el Brexit y Gran Bretaña quedó fuera del mercado único y por tanto de la libre circulación de bienes. El llamado protocolo de Irlanda del Norte, firmado en 2020 y que entró en vigor el 1 de enero de 2021, supone que no hay controles aduaneros por tierra entre Irlanda del Norte e Irlanda, pero sí los hay entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido (lo que se llama Gran Bretaña, es decir, Inglaterra, Gales y Escocia) porque el papeleo se hace en los puertos de Irlanda del Norte. Esto ha permitido preservar uno de los puntos clave del acuerdo de Viernes Santo, que no haya frontera en la isla de Irlanda, pero ha creado de facto una frontera dentro de Reino Unido en el mar que separa las islas. 

El ex primer ministro Johnson firmó este acuerdo, pero casi inmediatamente después se dio cuenta del problema interno, con la salida del Gobierno norirlandés del principal partido unionista, DUP, y anunció una nueva ley para incumplirlo. La Comisión Europea abrió un expediente contra Reino Unido en junio del año pasado con la intención de acabar en los tribunales. Según el nuevo pacto que se está cerrando ahora, Reino Unido retirará esa legislación y la Comisión, su expediente.

La propuesta del Gobierno de Reino Unido supone crear ahora dos categorías de bienes: los que se comercializan exclusivamente entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña, que pasarían controles mínimos y automatizados (entrarían en una cola “verde”), y los que van destinados a Irlanda y al resto de la UE, que sí deberían pasar por controles en los puertos de Irlanda del Norte y estar sujetos a las reglas del mercado interior de la UE y a sus tribunales (serían los de la cola “roja”).

Sunak tendrá, en cualquier caso, por delante la difícil tarea de convencer a los tories más a la derecha y a los nacionalistas unionistas de Irlanda del Norte. Como protesta por el protocolo, los unionistas del DUP bloquean la formación de un nuevo Gobierno en Belfast desde las elecciones de mayo del año pasado. 

Lo que más altera a los partidarios de la ruptura total con los vecinos europeos es que el Tribunal de Justicia de la UE siga teniendo jurisdicción sobre un territorio que es parte de Reino Unido. El Gobierno de Sunak insiste en que la justicia europea no se involucraría en la mayoría de disputas, según este nuevo acuerdo. El apaño puede consistir en crear una nueva autoridad judicial con representantes del Reino Unido y de la UE y en la que estén involucrados jueces de Irlanda del Norte, que tiene competencias por su autonomía.

Descontento por el Brexit

Sunak, que afronta un descontento generalizado por la inflación, la falta de trabajadores y las huelgas cada semana, intenta cerrar el capítulo más contencioso del Brexit a corto plazo.

Cada vez más británicos están descontentos con la salida de su país de la UE, la ruptura total de relaciones que eligió el Gobierno conservador y las consecuencias de depresión económica y complicaciones burocráticas que han ido notando en los últimos tres años. Al menos uno de cada cinco votantes que apoyaron la salida de la UE se arrepienten de su voto en 2016, según la encuestadora YouGov, pero ni los conservadores en el Gobierno ni los laboristas se atreven a reabrir el debate que ha dividido al país durante años.

La gran mayoría de la población cree que el Gobierno conservador está gestionando mal el Brexit, mientras Sunak intenta contentar al ala más a la derecha de su partido que quiere, por ejemplo, reescribir las leyes heredadas de la aplicación de la legislación europea común durante las casi cinco décadas del Reino Unido en la UE.

Pese a que él mismo hizo campaña a favor del Brexit, Sunak intenta ahora hacer ajustes de manera discreta para tener mejores relaciones con sus antiguos socios. Entretanto, los laboristas, que llegarán al Gobierno en las próximas elecciones si se cumplen las encuestas, se preparan para renegociar detalles del acuerdo de salida en 2025, cuando toca la revisión cada cinco años prevista desde la firma.