24 horas después de que el primer ministro portugués, António Costa, se preguntara sobre los deseos holandeses que seguir perteneciendo a la eurozona y a la Unión Europea, el papa Francisco se ha colado en el debate sobre la respuesta de la UE a la crisis del coronavirus.
Francisco ha leído un mensaje de Pascua que llega cuatro días después de que los ministros de Finanzas de la zona del euro acordaran una respuesta de medio billón de euros que, no obstante, deja el plan de recuperación por definir, una bolsa de deuda por resolver y la sombra de la troika.
Dentro de ese plan de recuperación por definir, la UE está dividida entre quienes apuestan por nuevas herramientas adaptadas a esta crisis –un plan de recuperación, mutualización de deuda, emisión conjunta de deuda...– y quienes defienden adaptar los instrumentos existentes –el MEDE o fondo de rescate de la UE; y el MFF o presupuesto 2021-2027 de la UE– para responder a la crisis actual.
En ese debate, sobre la conveniencia o no de los eurobonos y de cómo articular una suerte de plan Marshall, el papa Francisco ha afirmado este domingo: “Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas. Entre las numerosas zonas afectadas por el coronavirus, pienso especialmente en Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial, este continente pudo resurgir gracias a un auténtico espíritu de solidaridad que le permitió superar las rivalidades del pasado”.
“Es muy urgente”, ha dicho el papa, “sobre todo en las circunstancias actuales, que esas rivalidades no recobren fuerza, sino que todos se reconozcan parte de una única familia y se sostengan mutuamente. Hoy, la Unión Europea se encuentra frente a un desafío histórico, del que dependerá no sólo su futuro, sino el del mundo entero. Que no pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras. Es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares y a la tentación de volver al pasado, con el riesgo de poner a dura prueba la convivencia pacífica y el desarrollo de las próximas generaciones”.
El ministro de Economía italiano, Roberto Gualtieri, ha saludado el mensaje del papa: “La reflexión que el papa ha querido enviar a la Unión Europea en el día de Pascua es más importante que nunca. Su claro llamamiento a la solidaridad entre los estados y la búsqueda de soluciones innovadoras debe ser escuchado y aceptado. Porque nuestro destino es común”.
“No es este el momento para seguir fabricando y vendiendo armas, gastando elevadas sumas de dinero que podrían usarse para cuidar personas y salvar vidas”, ha afirmado.