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Las fuerzas conservadoras aprovechan la crisis del coronavirus para intentar restringir el derecho al aborto

Concentración feminista frente a la Corte Constitucional de Colombia.

Ana Requena Aguilar

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Que basta un soplo para que los derechos de las mujeres se tambaleen es una idea bien documentada por el feminismo. Que el coronavirus es mucho más que un soplo es algo que la realidad confirma. La crisis sanitaria abierta por el virus tiene muchos frentes dispares abiertos y uno de ellos es el del derecho al aborto. En algunos lugares, los grupos ultra y las fuerzas conservadores están aprovechando los cambios en el sistema sanitario para tratar de limitar el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo. En otros, donde el aborto está muy restringido o sigue siendo penalizado, el reto es que las mujeres puedan acceder a él incluso en momentos de confinamiento. Sea como sea, organizaciones internacionales y nacionales advierten de que esta crisis puede servir para limitar este derecho en un momento en el que, precisamente, es posible que la demanda de abortos se incremente debido a los vaivenes económicos, la fractura social y el aumento de la violencia intrafamiliar.

En EEUU, la llegada de los republicanos a la Casa Blanca reavivó la lucha legal contra el aborto. En los últimos meses, varios estados han aprobado regulaciones muy restrictivas que, en la práctica, lo hacen imposible. Es el caso de Ohio, Georgia, Kentucky o Mississipi con sus 'leyes del latido', que prohiben la interrupción del embarazo una vez que haya latido, es decir, cuando muchas mujeres aún ni saben que están embarazadas. Ahora, en plena crisis del coronavirus, algunos de estos estados, como Ohio y Texas, han considerado que el aborto no es una de las prestaciones sanitarias básicas que deben mantenerse y, por tanto, los abortos serán pospuestos. 

Así que la batalla legal por el aborto en EEUU no solo no cesa sino que se recrucede. Los colectivos pro derechos denuncian que estas estrategias buscan solo ganar terreno en el intento conservador de prohibir el aborto y que miles de mujeres tendrán que continuar con sus embarazos indeseados durante este tiempo. El Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología ha advertido de que el aborto debe estar incluido dentro de las intervenciones médicas que no pueden ser pospuestas pero, de momento, estos estados mantienen su decisión.

En Reino Unido, el acceso al aborto también ha sido motivo de controversia. En un primer momento, el Gobierno anunció que facilitaría el aborto farmacológico: habilitaría las recetas de medicamentos que lo provocan para que las mujeres embarazadas de solo unas semanas pudieran hacerlo en su propia casa y evitaran desplazarse así a centros hospitalarios. Esa idea fue, sin embargo, retirada, algo que ha sido criticado por la oposición laborista, que considera más seguro que las mujeres puedan acceder a este tipo de abortos en lugar de exponerse a desplazarse a hospitales, cuya atención ya está comprometida por la atención sanitaria al coronavirus.

La portavoz de la Clínica Dator de Madrid -que fue el primer centro acreditado en España para llevar a cabo interrupciones voluntarias del embarazo en España-, Sonia Lamas, señala que esta crisis sanitaria no debe en ningún caso evitar que las mujeres puedan optar por el tipo de aborto que sea más conveniente para su caso, sea farmacológico o quirúrgico. En el caso de los países donde la interrupción voluntaria del embarazo está reconocida, como Reino Unido, Lamas cree que la opción de los fármacos para abortar en casa nunca debería sustituir a una atención que incluya una valoración médica -análisis y ecografía- que permita ponderar riesgos para las mujeres. Algunos colectivos británicos piden que, en todo caso, se flexibilicen los requisitos previos para acceder al aborto, de la misma manera que está sucediendo con otras intervenciones.

La Federación Internacional de Planificación Familiar ya tiene documentados casos de organizaciones locales de distintos países del mundo que están teniendo dificultades para operar y que registran retrasos en los abortos, pero también retrocesos en las propuestas legales que trataban de avanzar en este derecho.

Más riesgo de embarazos no deseados

En España, el aborto sí es una de las prestaciones sanitarias garantizadas durante el confinamiento y las clínicas acreditadas trabajan con normalidad y “con medidas sanitarias extremas”, cuentan. “El derecho de las mujeres a interrumpir voluntariamente su embarazo no se está viendo restringido. Pero abortar es aún un tabú y sabemos que para algunas mujeres esta situación supone que van a tener que desvelar a su entorno esta decisión. Eso es lo que nos están contando las mujeres, que las explicaciones son más complicadas. eso las mujeres sí nos las están contando”, asegura Lamas. Las clínicas están proporcionando salvoconductos que permitan a las mujeres desplazarse, no solo para la intervención, sino también para la primera visita (en España desde la primera consulta hasta el aborto la ley marca tres días de espera como “periodo de reflexión”) y para las revisiones posteriores. 

Argentina espera que el aborto sea ley en 2020. La interrupción voluntaria del embarazo está permitida bajo algunas causas muy restringidas, pero en la práctica, la falta de protocolos o su no aplicación, hace que abortar sea casi imposible para mujeres y niñas, especialmente en algunas regiones. El Ministerio de Salud, no obstante, trata de garantizar los casos que a día de hoy sean legales en una situación en la que abortar será todavía más complicado. El departamento ha recomendado el uso de fármacos para las mujeres embarazadas de pocas semanas para disminuir la interacción médica y ha aconsejado reducir los plazos en los que se procede. 

La Federación Internacional de Planificación Familiar señala que en los lugares donde haya medidas prolongadas de aislamiento y las medidas de anticoncepción no sean mayoritarias, las tasas de embarazos no deseados pueden aumentar debido a la violencia que se produzca en los hogares o a la pérdida de ingresos producida por la destrucción de empleo. En los países donde el aborto ya esté de por si restringido y requiera de viajes, apuntan, la situación será especialmente dramática para las mujeres. 

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