Multitudes en el transporte y nietos que visitan a abuelos: así ha sido el primer día de la fase 2 en Italia

Ocho semanas después, Ludovica ha podido correr con su patinete por el parque de Villa Borghese, el pulmón de Roma, y reecontrarse con su abuelo. “Estoy muy feliz”, ha asegurado la niña, de seis años, a Efe. Este lunes, Italia, el país europeo con más muertes por coronavirus y el tercero del mundo en contagios, ha comenzado la Fase 2, que implica reanudar la actividad en industrias, construcción y comercio mayorista, así como aliviar el confinamiento con medidas de seguridad y distancia.

Las autoridades estiman que alrededor de cuatro millones y medio de personas han regresado este lunes al trabajo. Según las crónicas de medios nacionales y las denuncias de sindicatos, en las horas puntas ha sido difícil mantener las distancias de seguridad en varias estaciones de metro, tren, autobuses y tranvías de la capital. En la estación de Termini, la más grande de Roma, los pasajeros, obligados a llevar mascarilla en lugares cerrados, han mostrado su documento de autocertificación y se han sometido a controles de temperatura realizados por voluntarios de Cruz Roja.

Los viajes por los motivos autorizados, trabajo y salud, solo se permiten en la misma región de residencia. Sin embargo, a partir de este lunes, los estudiantes o trabajadores que se quedaron atrapados pueden regresar “a su casa o lugar de residencia”, aunque desde allí no podrán volver a la región de la que partieron. Algunos temían “un éxodo masivo al sur”, que no se ha producido: normalidad las carreteras y en las estaciones o aeropuertos entre estrictas medidas de seguridad, según medios nacionales, que informan de un mayor movimiento del interior del país a Milán, probablemente por la vuelta al trabajo.

La relajación de las restricciones es gradual, por lo que bares y restaurantes pueden ofrecer servicios de comida para llevar pero no volverán a abrir completamente hasta el 1 de junio. Comercios, museos y bibliotecas abrirán a partir del 18 de mayo, peluquerías y gimnasios desde el 1 de junio y las escuelas solo lo harán en septiembre. Junto al decreto general del Gobierno, las regiones y algunos municipios han emitido disposiciones particulares dentro de sus competencias, con distintas normas para los desplazamientos o el uso de mascarillas. Por ejemplo, en Lombardía, la región más afectada por la epidemia, son siempre obligatorias.

Café para llevar y movimiento en los parques

Las estampa de clientes haciendo cola frente a los bares para recoger su espresso matutino se ha repetido en todo el país. En Orvieto, un municipio de la región de Umbría, varias personas esperaban frente al Caffè Barrique. “Este es un gran paso aunque tengamos que ser cautelosos, te da algo más por lo que sonreír”, ha dicho una de ellas a The Guardian. “Estamos felices de poder abrir aunque todavía sigan las restricciones, y de ver algo de movimiento. Solo espero que todo vaya bien”, ha afirmado Jaskaran Singh, una de las trabajadoras del café.

“El virus sigue ahí”, ha señalado al rotativo británico Valentina Santanicchio, una chef cuyo restaurante en Orvieto, Capitano del Popolo, ha estado haciendo entregas a domicilio. “En cierto modo, tengo más miedo que cuando cerramos, ya que ahora dependerá mucho de que la gente maneje este momento de manera responsable”. El primer ministro, Giuseppe Conte, ya apeló el domingo a la responsabilidad ciudadana. “El virus continúa circulando entre nosotros, todavía estamos en plena pandemia”, advirtió.

Los parques y jardines han vuelto a abrir al público, aunque no las áreas de juego para niños, y tampoco están permitidas las barbacoas o pícnics. Pero ya no existen horarios ni límite de “proximidad a casa”. Se permite viajar, incluso en automóvil, para ir a un área o área verde donde se pueda pasear, correr o realizar otras actividades físicas o deportivas. En Roma, según La Republica, la situación variaba en la mañana del lunes según el parque: en algunos se han respetado las distancias, mientras que en otros los deportistas se mezclaban con quienes caminaban y muchas personas se detenían en bancos, algo que en teoría está prohibido.

Desde este 4 de mayo, en las parroquias italianas se pueden celebrar funerales con un máximo de 15 personas. Todavía no se permiten las misas, una restricción que implicó roces entre Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y el Gobierno durante la última semana. Se prevé que se puedan reanudar a finales de mayo con algunas medidas: mascarillas y guantes obligatorios, fieles distanciados y que el sacerdote se mueva entre los bancos para dar la Eucaristía.

Mientras las reuniones continúen prohibidas, otra de las restricciones que ha levantado polémica es la no permitir visitas de amigos con la delimitación del término congiunti, que puede traducirse por allegado o ser querido. El Gobierno se vio obligado a especificar que los “seres queridos” eran “cónyuges, con relación de parentesco y uniones civiles, así como relaciones caracterizadas por una vida común duradera”, lo que incluye a parejas de hecho o novios. Los amigos, por tanto, están excluidos.

La mayoría de los nuevos casos de coronavirus continúan registrándose en las regiones norteñas de Lombardía, Piamonte, Emilia-Romaña y Véneto. Este lunes, el país ha registrado 195 fallecimientos con la enfermedad, una cifra algo superior a los 174 del domingo, que fue la más baja desde el inicio del confinamiento el 10 de marzo, según los datos de Protección Civil. La curva sigue descendiendo y desde el domingo se han registrado 1.221 nuevos casos hasta el total de 211.958 registrados desde que se detectó el virus a finales de febrero.

Con una última cifra de 99.980 positivos, 199 menos desde el domingo, el Gobierno ha advertido que las siguientes dos semanas serán “claves” para ver si la desescalada no provoca una nueva oleada de contagios. Se ha podido llegar a la fase 2, recordó el domingo Giuseppe Conte, “gracias al poderoso esfuerzo colectivo” y con “enormes sacrificios”.