Los Golden State Warriors, que se han hecho este martes con la victoria en la final de la NBA contra los Cleveland Cavaliers tras cinco partidos (4-1), no realizarán la tradicional visita a la Casa Blanca debido a las significativas diferencias entre los miembros del equipo de baloncesto y la Administración Trump.
Durante la campaña electoral, los jugadores mostraron su simpatía por la candidata demócrata Hillary Clinton y, en los últimos meses, han constatado su rechazo a las políticas del presidente estadounidense, Donald Trump, al que consideran un “xenófobo” y un “racista”.
Los jugadores han asegurado que sería “extraño” acudir a la recepción dada la opinión que el equipo tiene del mandatario, según ha recogido la cadena de televisión estadounidense NBC. El entrenador de los Warriors, Steve Kerr, ha tildado al magnate republicano de “fanfarrón” y ha reiterado que es un “inútil” y que no está capacitado para desempeñar el cargo al frente de la Presidencia.
El año pasado, el expresidente Barack Obama recibió en la Casa Blanca al alero y doble MVP LeBron James al frente de los Cavaliers, ganadores del título en 2016. Esta celebración tradicional, según los jugadores de la Asociación Nacional de Baloncesto, podría no volver a repetirse bajo el liderazgo de Trump.
Stephen Curry, base de los de Oakland, que se ha convertido en el primer equipo en dejar escapar un 3-1 en la final de la NBA, ha descrito al presidente estadounidense como un “verdadero trasero” en respuesta a las declaraciones de Kevin Plank, director ejecutivo de Under Armour -una empresa de material deportivo-, que ha elogiado al presidente.
Los jugadores de basket, al contrario que los jugadores de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), se han mostrado recientemente más abiertos a la hora de expresar sus convicciones políticas.
Los Golden State Warriors se convertirían en el primer equipo en boicotear la recepción en la Casa Blanca, aunque algunos jugadores de los Patriots decidieron no acudir a la cita con el presidente después de ganar la final de la Super Bowl en febrero.
Los Warriors se adelantaron y doblegaron a los Cavaliers 129-120 en el último partido de un reñido encuentro celebrado en el Oracle Arena, en la localidad californiana de Oakland.