Yasmeen El Hasan es responsable de incidencia internacional de la Unión de Comités de Trabajo Agrícola (UAWC, por sus siglas en inglés), una organización palestina que forma parte del movimiento internacional La Vía Campesina y que desde 1986 persigue la soberanía alimentaria de los palestinos trabajando directamente con las comunidades de Gaza y Cisjordania. “Para lograr la soberanía alimentaria, es necesaria la autodeterminación. Nuestra lucha por la soberanía alimentaria está ligada de forma inextricable de nuestra lucha por la soberanía nacional”, afirma la mujer en una entrevista con elDiario.es en Madrid.
El Hasan ha venido a España invitada y acompañada por la ONGD Mundubat y la asociación Bizilur, en coordinación con otros actores sociales. En su primera parada, participó en las Jornadas Internacionales sobre el Derecho a la Alimentación en el País Vasco; en la capital, ha acudido al Congreso de los Diputados y a Casa Árabe, y en medio de sus reuniones ha atendido a este periódico en Matadero Madrid.
La activista, de cuyo cuello pende un colgante de oro que representa la Palestina histórica, emplea el término “genocidio” sin tapujos y en todo momento se refiere a Israel como “la ocupación”. Explica que el modelo colonizador de Israel se basa en sustituir a la población local por colonos, por tanto, la tierra es un elemento fundamental de ese modelo. “La tierra es la base de los sistemas alimentarios, así que si los colonos quieren expulsar a la población, atacan el sistema alimentario, y eso es lo que Israel viene haciendo desde el comienzo de su proyecto sionista”, en 1948, con la fundación del Estado hebreo que conllevó la expulsión de unos 700.000 palestinos de sus tierras.
Denuncia que “la ocupación israelí ha atacado de forma deliberada la infraestructura que las comunidades necesitan para sobrevivir” en Gaza. Y se pregunta: “¿Si las personas no pueden sustentarse a sí mismas, en sus tierras, cómo puedes sobrevivir?”. Por ello, su organización se centra en la soberanía alimentaria. “Si tenemos soberanía sobre nuestras tierras y recursos, vamos a tener seguridad alimentaria”, dice la joven mujer, que transmite indignación y tristeza al mismo tiempo a través de sus palabras y de su mirada.
17 años de asedio y uno de genocidio
La seguridad alimentaria ya estaba en entredicho en Gaza desde mucho antes de que comenzara la ofensiva israelí –en la que han fallecido unos 44.000 palestinos y el 86% de la Franja ha sido destruida, según datos de las autoridades locales–. El Hasan señala que el comienzo del genocidio en Gaza es tomado como una referencia temporal, pero que la situación ya era “mala” antes del 7 de octubre del año pasado. “Gaza llevaba más de 17 años bajo un asedio que había devastado por completo todos los sectores de la Franja, no solo el agrícola y el alimentario”.
“La ocupación israelí ha creado un sistema en la Franja en el que la gente depende por completo de ella para obtener agua, electricidad y cualquier otra cosa. Pero los palestinos son muy creativos y han podido apañarse con lo que estaba disponible bajo el asedio”, asegura sonriendo. Su rostro se ablanda cuando se refiere a su pueblo y la resiliencia que tiene.
Ese bloqueo económico, por tierra, mar y aire, fue impuesto sobre Gaza en 2007 después de que Hamás tomara el poder en el enclave costero y expulsara a la Autoridad Nacional Palestina, tras ganar las elecciones parlamentarias del año anterior.
A pesar de las enormes dificultades, Gaza era prácticamente autosuficiente en cuanto a su producción agrícola antes de la actual guerra. Los agricultores sorteaban como podían el bloqueo, que incluía “severas restricciones a la importación de materias primas, semillas y fertilizantes”, explica la representante de la UAWC. Muchos productos que se emplean para la agricultura están la lista de los llamados materiales de doble uso que Israel no permite que lleguen a Gaza porque teme que sean empleados con fines militares por Hamás. “Había muchas cosas necesarias para los agricultores y ganaderos cuyo acceso no estaba permitido y eso repercutía gravemente en su capacidad de desarrollar el sistema alimentario en Gaza”.
Según el Ministerio de Agricultura palestino, el sector agrícola ha pasado de producir más de 400.000 toneladas de hortalizas antes del 7 de octubre de 2023 a menos de 50.000 toneladas un año después.
La brutal ofensiva israelí, que se prolonga desde hace más de 400 días, acabó estrangulando una economía ya poco boyante: la actividad económica está paralizada y solo existe la informal, según el Banco Mundial, que calcula que la inflación en Gaza en 2024 ha alcanzado el 250% (debido a la gran escasez de bienes, la mayoría de los cuales proceden de la ayuda humanitaria y son revendidos en el mercado negro).
“Antes del genocidio, Gaza tenía –y volverá a tener en el futuro– un sector pesquero importante, económicamente, socialmente y culturalmente. Había más de 4.000 pescadores en la Franja y UAWC trabajaba muy estrechamente con ellos. Pero la ocupación israelí estableció zonas de acceso restringido restringiendo así el acceso al 85% de las aguas territoriales de Gaza y los pescadores solo podían acceder a pocas millas náuticas durante pocas horas al día”.
Esas zonas de acceso restringido también incluían alrededor del 35% de los terrenos agrícolas, que se encontraban principalmente junto al “muro de apartheid” que separa la Franja de Gaza de Israel, que había establecido una “zona segura” junto a su frontera, en la que empleaba productos químicos que “no solo mataban las plantas y los cultivos, sino que envenenaban el suelo”, explica El Hasan. Además, “disparaba a cualquier persona que se acercaba al muro, que intentaba acceder a su tierra”.
Ahora, esa zona de contención es aún más grande, porque el Ejército israelí la ha expandido durante sus operaciones militares en la Franja y ha destruido todo lo que se encontraba en ella. El periódico israelí Haaretz reveló la semana pasada que el Ejército está construyendo infraestructura en Gaza para permanecer en este territorio a largo plazo. En un mapa publicado por el diario, aparece la “zona segura” en todo el perímetro de la Franja, incluida la frontera que comparte con Egipto (en el sur).
Matar el sistema alimentario
El Hasan se muestra convencida de que la estrategia militar de Israel en Gaza ha perseguido el objetivo de eliminar las posibilidades de los habitantes de la Franja de producir su propio alimento. Por ejemplo, el 95% de las cabezas de ganado han muerto, apunta. Su organización ha ayudado a los ganaderos gazatíes que aún tienen animales con kits veterinarios para cuidarlos y más de 600 toneladas de cebada para alimentarlos. Más de 7.000 pastores de ovejas se han beneficiado hasta octubre de 2024, según los datos de UAWC.
La responsable de incidencia internacional de esa organización dice que ese patrón se ha repetido a lo largo de los pasados años, en los que Israel ha lanzado varias ofensivas contra Gaza, aunque la actual es la más larga, destructiva y mortífera con diferencia. “Una y otra vez ha destruido la infraestructura crítica en Gaza y la ha atacado desde el primer momento del genocidio”, en octubre de 2023. Pocos días después del comienzo de su castigo colectivo contra los habitantes de la Franja, el Gobierno israelí prometió que los gazatíes no encenderían ningún interruptor eléctrico ni abrirían ninguna tubería de agua, ni entraría ningún camión de combustible al enclave palestino.
“Cuando una población no puede sustentarse, en su propia tierra, llega la ayuda [internacional]. Pero Israel ha bloqueado toda la ayuda humanitaria!”, denuncia la activista. “Israel hace que no haya alimentos disponibles en Gaza y la poca cantidad que llega está concentrada en algunas áreas, y son muy caros, la gente no se puede permitir comprar estos alimentos”, explica y agrega que las fuerzas israelíes atacan a los palestinos que acuden a los puntos de distribución de ayuda humanitaria, en las que ya se conocen como “masacres de la harina”.
“Israel ha creado una situación en la que los palestinos no pueden producir su alimento, no hay alimentos disponibles y no pueden acceder a los pocos que están disponibles. ¿Qué les queda? El hambre. La ocupación israelí ha creado una hambruna en la Franja de Gaza”, concluye. “Decenas de niños han sido matados por la desnutrición y muchos más lo serán. Decenas de miles sufren desnutrición severa y aun así los organismos internacionales están debatiendo desde hace meses si se puede llamar hambruna!”, agrega con incredulidad.
Para poner fin a esta situación, El Hasan dice que debe haber un alto el fuego inmediato y el acceso sin restricciones a la ayuda humanitaria, pero, por encima de todas las cosas, debe terminar el asedio sobre Gaza y la ocupación del enclave. “Todas las veces que Israel ha golpeado Gaza, Gaza se reconstruye. Cuando el genocidio acabe –y acabará algún día–, Gaza se reconstruirá”, afirma convencida, pero reitera que para ello es necesario “el desmantelamiento del sistema colonial que ha oprimido a los palestinos” desde hace décadas, tanto en Gaza como en Cisjordania.