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Zelenski pide al Congreso de EEUU que supere sus divisiones y desbloquee 24.000 millones en ayuda militar

Javier de la Sotilla

Washington —
21 de septiembre de 2023 17:57 h

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Después de participar esta semana por primera vez en la Asamblea General y en el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York, Volodímir Zelenski ha aterrizado este jueves en Washington con un objetivo: tratar de mantener vivo el apoyo militar de su aliado más fiable.

En la capital de Estados Unidos, se ha reunido durante la mañana en el Capitolio con congresistas, que tienen en sus manos la aprobación de un nuevo paquete de ayuda militar y humanitaria de 24.000 millones de dólares (poco más de 22.500 millones de euros), impulsado por la administración de Joe Biden. Durante la tarde, el mandatario ucraniano asistirá a una invitación de su homólogo a la Casa Blanca y se reunirá con altos mandos militares en el Pentágono.

Tras 19 meses de hostilidades, en los que EEUU ha invertido más de 75.000 millones de dólares (más de 70.000 millones de euros), las encuestas comienzan a detectar un cierto cansancio entre los estadounidenses. Un sentimiento que se traslada a la Cámara de Representantes, donde Zelenski ha tratado de convencer esta mañana a los republicanos -que tienen mayoría- para que superen sus divisiones internas y aprueben el paquete de ayuda propuesto por Biden. Los demócratas quieren incluir este impulso en la votación de presupuestos, que el Congreso debe sacar adelante antes de que termine el mes si quiere evitar el catastrófico cierre de gobierno.

Por ello, no es de extrañar que, en su segunda visita a Washington desde que empezó la guerra en Ucrania, la primera parada del presidente haya sido el Capitolio. Ahí ha mantenido una reunión a puerta cerrada con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y el líder de la minoría demócrata, Hakeem Jeffries. El republicano McCarthy, nombrado en enero tras 15 votaciones, vuelve a estar entre la espada y la pared con el asunto de Ucrania, pues el ala dura de su partido se opone al apoyo militar.

“¿Dónde está la rendición de cuentas sobre el dinero que ya hemos gastado?”, dijo McCarthy. “¿Cuál es el plan para la victoria? Creo que eso es lo que los estadounidenses quieren saber”. El speaker de la Cámara Baja, que ya cedió ante la facción más ultra del partido para promover una investigación de impeachment contra el presidente Biden y su hijo Hunter, ha evitado que Zelenski intervenga en una sesión especial en el Congreso, como sí hizo en su anterior viaje a Washington.

Tras la reunión con McCarthy y Jeffries, el presidente ucraniano se ha dirigido hacia el Senado, a invitación del líder de los demócratas, Chuck Schumer, para una sesión a puerta cerrada con los senadores. A su salida, Schumer ha confirmado a los periodistas el mensaje que ha trasladado Zelenski a los senadores: “Si no logramos la ayuda, perderemos la guerra”.

Zelenski reclama misiles de largo alcance

El presidente ucraniano se encuentra ahora en el Pentágono para una reunión con el encargado de Defensa, Lloyd J. Austin, y se dirigirá esta tarde a la Casa Blanca para otra reunión con Biden.

El apoyo militar a Ucrania está en el centro de la política exterior de la Administración estadounidense, que enmarca el conflicto como una “batalla entre el autoritarismo y la democracia”. Desde el principio de la guerra, EEUU ha proporcionado armas de infantería, misiles antitanque, de defensa antiaérea, artillería pesada, drones de combate, tanques, vehículos tácticos y sistemas de radar y comunicaciones, y ha autorizado la venta de bombas de racimo por parte de otros países.

Pero el mandatario ucraniano hace meses que reclama con insistencia un nuevo nivel de ayuda militar: el envío de sistemas de misiles tácticos de largo alcance (ATACMS, por su acrónimo en inglés). “La defensa aérea estará entre las principales prioridades en mis reuniones”, ha avanzado Zelenski en un tuit después de aterrizar en Washington, en el que ha recordado que “anoche, Rusia lanzó otro ataque masivo con misiles contra Ucrania” y ha llamado a “trabajar juntos para privar a Rusia de su potencial terrorista”.

Varias informaciones apuntan a que la Casa Blanca está evaluando el envío de ATACMS, aunque todavía no ha tomado una decisión firme. “Estamos debatiendo este asunto en el Gobierno y, por supuesto, estamos en conversaciones al respecto con nuestros socios ucranianos”, dijo este miércoles uno de los portavoces de la Casa Blanca, John Kirby. Esta posibilidad ya fue mencionada por Biden en julio, durante la cumbre de la OTAN en Vilna (Lituania) y, desde entonces, Ucrania ha aumentado su insistencia.

El país europeo argumenta que los ATACMS, con un alcance de unos 300 kilómetros, son necesarios para neutralizar los lanzamisiles rusos en Crimea, península clave retomada por Rusia en 2014, desde donde acostumbra a atacar la ciudad ucraniana de Odesa. Sin embargo, Washington se ha mostrado reticente hasta el momento, puesto que estos misiles de largo alcance podrían llegar a golpear localidades rusas, lo que provocaría una escalada de las hostilidades y una respuesta rusa contra EEUU.

“Estamos tratando de evitar una Tercera Guerra Mundial”, insistió Biden la semana pasada.

La ayuda asciende a más de 75.000 millones de dólares

El presidente ucraniano ya visitó el Capitolio y la Casa Blanca en diciembre, aunque se encontró un clima político muy distinto al de este jueves: fue recibido con el trato de un héroe por la entonces presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, que lo invitó a dar un discurso en prime-time ante la presencia de congresistas y senadores. Zelenski aprovechó la tribuna para agradecer la ayuda estadounidense, que tildó de “vital” para llegar a un “punto de inflexión” en la guerra, y aseguró que el apoyo no es una cuestión de “caridad”, sino “una inversión en la seguridad global”.

Nueve meses después, la inversión asciende a más de 75.000 millones de dólares en varias partidas: asistencia humanitaria (más de 3.500 millones de euros), financiera (casi 25.000 millones de euros) y apoyo militar (poco menos de 44.000 millones de euros), según los datos del Kiel Institute for the World Economy. Y la guerra se encuentra en un momento clave para la credibilidad de las tropas ucranianas, inmersas en una contraofensiva que avanza a un ritmo más lento de lo esperado. Sin un horizonte claro de cuánto se alargará, la aprobación del nuevo paquete de ayuda será crucial en el probable escenario de estancamiento.

“Hemos evolucionado el envío de capacidades militares a medida que evolucionaba la guerra y sus necesidades”, defendió ayer Kirby en rueda de prensa. “Hemos tenido un impacto significativo en la capacidad de los ucranianos para defenderse y avanzar en esta contraofensiva”. Sin embargo, el portavoz de la Casa Blanca asegura que “no hay un cheque en blanco para Ucrania: todo lo que enviamos lo hacemos con la aprobación del Congreso”.

Según la última encuesta publicada por la CNN, la mayoría de estadounidenses (55%) está en contra de la autorización de más gasto en apoyo a Ucrania. El paquete que está actualmente en discusión, de 26.000 millones de dólares y por iniciativa del Gobierno de Biden, está incluido en la votación de los presupuestos, que deben ser aprobados en la Cámara de Representantes antes del próximo 30 de septiembre a medianoche.

Es decir, si no se llega a un acuerdo en dos semanas, EEUU se podría dirigir a una situación de cierre de gobierno, que corte la financiación para los servicios públicos, dejando a los empleados de la administración sin sueldo, entre otras consecuencias.

Reunión en Nueva York con Lula

La visita a Washington llega en una ajetreada semana para la agenda de Zelenski, que compareció el martes ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y el miércoles ante el Consejo de Seguridad. En sus primeras comparecencias en la ONU desde el inicio de la guerra, el mandatario ucraniano denunció la invasión rusa, alertó del riesgo de una escalada nuclear y pidió reformar el Consejo para despojar a Rusia de su derecho a veto, que considera el principal obstáculo para terminar la guerra.

Horas después, el miércoles por la tarde, mantuvo una reunión en Nueva York con su homólogo brasileño, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en la que escenificaron una reconciliación de sus Gobiernos. La ambigüedad de Lula con respecto a la guerra y el plan de paz propuesto a principios de año, que no reconocía la existencia de un país agresor y otro agredido, fue visto con recelo por los ucranianos.

De este modo, la reunión de ayer sirvió para destensar las relaciones, al menos de cara a la galería: “Después de nuestra honesta y constructiva discusión, hemos dado instrucciones a nuestros equipos diplomáticos para que trabajen en los próximos pasos en nuestra relación bilateral y en los esfuerzos de paz”, publicó Zelenski en X.