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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Crónica del Zerouno de noviembre

Por si aún no os han bombardeado lo suficiente desde Mediaset lo repetiremos una vez más desde aquí: ayer fue la premier de Ocho Apellidos Catalanes.

(Tiempo para los vítores, los desmayos y los sujetadores volando por los aires).

Vale, ya podemos continuar. Como decimos ayer fue la premier de la que sin lugar a dudas será una de las películas más vistas en los cines de nuestro país durante los próximos meses, y es por ello que la madrileña Plaza del Callao estaba atestada de gente y repleta de carteles promocionales y luces de feria; un espectáculo que el diseñador de videojuegos AC Ojeda definió con una sola frase bastante acertada: “no somos nadie”.

¿A qué venía una declaración tan sombría por parte de un señor que ni busca ni quiere verse rodeado por un revuelo mediático de semejantes proporciones? Pues a que a apenas 350 metros en línea recta por la Gran Vía estaba a punto de comenzar la edición de noviembre del Zerouno, un evento ideado para servir de patio de colegio para desarrolladores, prensa y fans de los videojuegos, quienes pueden conocerse e intercambiar ideas entre conversaciones animadas y cervezas tras asistir a las charlas correspondientes.

Evidentemente a las puertas del Edificio Telefónica donde tuvo lugar este evento no había una sola groupie chillando ni cámaras de televisión ni periodistas del corazón, algo que desde luego no eché en falta, pero que sirve como ejemplo para remarcar ese abismo sociocultural que aún a día de hoy separa el mundo del cine y la televisión con el de los videojuegos en nuestro país.

Como soy un bala perdida me presenté en el Zerouno sin haber reservado entrada. Ello implica una penalización de +1 euro quedando el coste total en 5 euros, un precio no sólo asumible, si no hasta perfectamente rentable teniendo en cuenta que, además de la grata experiencia, te llevas a casa una bebida energética de medio litro de esas que huelen a jarabe y que pueden provocar infarto de miocardio. Además los refrescos post-charlas y los botellines también están incluidos. ¡Hurra y bravo!

Ya con mi entrada, mi refresco y un maravilloso disquete de 3.5 de Indiefan (sobre el cual volveré luego), me dispuse a saludar a otros tantos asistentes como Ludipe, Rubén Calles y Celer Gutiérrez de AlPixel Games, los chicos de Blooming Buds Studio y Eduardo Cueto de Gammera Nest. No tardó mucho en empezar el evento en sí, como siempre capitaneado por Bernardo Hernández, uno de esos héroes que se meten en todos los fregados posibles tratando de impulsar la industria del videojuego española.

Para los que no lo sepáis, el Zerouno suele contar con un esquema cerrado de charlas de siete minutos con un tiempo breve para preguntas y el ‘Game Glory’ como colofón final. Juan de la Torre, de Team Gotham, fue el encargado de dar la primera charla permitiéndonos conocer un poquito más sobre The Guest ese juego tan prometedor que lanzarán en colaboración con 505 Games en una fecha aún por determinar dentro de la primera mitad de 2016. Sinceramente, estamos ante un título que nos dejó unas muy buenas sensaciones durante la Madrid Games Week, y que sirve para poner de manifiesto el gran potencial de nuestros jóvenes desarrolladores.

El siguiente turno fue para Juan Manuel Moreno, co-fundador de Nivel Oculto e Indiefan, quien subió al estrado para presentar dicha plataforma. ¿Y qué es Indiefan? Pues bien, se trata de una iniciativa pensada para apoyar a los desarrolladores independientes de habla hispana en la laboriosa tarea de conseguir visibilidad. El esquema es sencillo, siguiendo la base de Kickstarter y similares cada desarrollador debe crear una campaña marcándose un objetivo concreto: lograr el apoyo de un número determinado de personas. De conseguir dicho objetivo su proyecto se difundirá automáticamente a través de las redes sociales de aquellos que lo han apoyado, generando un efecto viral que potencia la visibilidad del proyecto y que puede servir para medir el impacto final del juego una vez esté publicado.

La última charla de siete minutos cayó en manos de Eduardo López Asenjo, business manager de Pyro Mobile, empresa en la que se ha convertido la mítica Pyro Studios de la cual surgieron esos juegazos que aún a día de hoy son considerados en determinados círculos como la crème de la crème del desarrollo patrio: la saga Commandos y el sensacional Praetorians. Eduardo puso por así decirlo el toque institucional, técnico y comercial a la noche, ofreciendo un poco de historia de Pyro y centrándose en los últimos éxitos del estudio dentro del terreno de los juegos para móviles.

Por supuesto dejó caer un caramelo sobre la mesa, el desarrollo de un juego de Commandos para móviles y tabletas con el cual buscan “recuperar el alma del estudiohabiendo recibido una subvención por parte del Estado de 94.887 euros y un préstamo de 853.984 euros para su desarrollo. Eso sí, Eduardo remarcó que por ahora no puede decir nada de nada sobre nada de esto, puesto que lógicamente tiene que ceñirse a un estricto plan de comunicaciones.

Acabadas las charlas dio comienzo el Game Glory, una competición entre dos o más juegos. La fórmula también es bastante sencilla, los estudios participantes tienen un minuto y medio para presentar su juego tratando de ganar el mayor apoyo posible por parte del público asistente. En esta edición se enfrentaron Two Dimensions, un original y adictivo runner para móviles presentado por Diego Vargas; y The amazing odyssey of growing up, el videojuego alternativo desarrollado por Ludipe, Rubén Calles, AC Ojeda y Alex Zarzalejo en una #AltJam de 48 horas que retransmitieron en directo vía streaming. Salió vencedor Two Dimensions, por lo que sus responsables se han ganado el derecho a subir a la palestra en la edición de diciembre dando una de las charlas de siete minutos.

Pero el Zerouno no acabó aquí. Como bien he comentado anteriormente tras las charlas y la Game Glory vino lo que podría calificarse como la mismísima alma máter de este evento; la posibilidad de tomar algo rodeado de desarrolladores, fans de los videojuegos y algún que otro miembro de la prensa especializada, teniendo así la oportunidad de saludar a aquellos que no pude saludar antes, como a los chicos de Team Gotham, a la artista Verónica Rufo de WasFan Studios y al siempre carismático Luis Oliván de Fictiorama.

Tras compartir alguna que otra idea bastante absurda y pasar un buen rato en general, recogí mí lata de bebida energética provoca infartos y mi disquete de 3.5 de Indiefan y me fui a casa. Dejé la lata en la nevera y el disquete sobre la mesa de mi estudio (menos mal que no fue al revés) y di por cerrado el día.

Esta mañana nada más despertarme me he metido en Twitter a ver qué se cuece antes de empezar la jornada laboral y, cosas de la vida, he visto que corre por ahí el rumor de que el famoso disquete de Indiefan guarda un secreto oculto en su interior. Además según cuentan no es un virus, aunque seguramente tampoco sea el secreto de la alquimia para fabricar oro. Sea lo que sea me temo que me quedaré con el misterio, puesto que no he encontrado forma alguna de acceder a su interior.

Al menos tengo un nuevo posavasos bastante molón, y la seguridad de que volveré al Zerouno en cuanto se den las circunstancias apropiadas para ello.