Uno de los grandes éxitos de Kickstarter fue sin lugar a dudas Ouya, una pequeña consola Android que consiguió superar amplísimamente el importe económico solicitado para convertirse en realidad al recaudar la friolera de 8,6 millones de dólares gracias a decenas de miles de donantes que vieron en ella todo un filón capaz de desplazar a las consolas tradicionales.
Así nació la primera consola Android de la historia, aquella que nos permitiría jugar a títulos de móviles y tabletas en nuestro televisor con la comodidad de una consola tradicional y a muchísimo menor coste. Sí, desde luego la idea suena de perlas, pero la realidad es que no está funcionando tan bien como se esperaba.
De hecho sus responsables, la compañía de idéntico nombre, necesitan urgentemente de una nueva inyección de capital para mantearse a flote. Es decir, necesitan que alguien les compre y lo necesitan ya:
“Teniendo en cuenta el tiempo que tenemos para lidiar con la gente a la que adeudamos el proceso tiene que ser rápido. Buscamos gente interesada para finales de este mes. Estamos centrados en tratar de recuperar el mayor capital posible para nuestros inversores”.
De esta forma parece quedar claro que ni los 8,6 millones recaudados en Kickstarter, ni los otros 7 millones conseguidos tiempo más tarde, ni los 10 millones de dólares invertidos hace nada por la compañía china Alibaba han servido para garantizar una estabilidad mínima a Ouya. ¿Acaso se está convirtiendo en un agujero negro que todo lo traga?