No es la primera vez que os hablamos de lo sumamente cerca que pueden estar los videojuegos de la industria bélica. Por poner un ejemplo reciente, no hace mucho que saltó la noticia de que el Ejército noruego se plantea utilizar las Oculus Rift para conducir tanques. Ahora un artículo publicado por Wired nos avisa de la utilización por parte del ejército estadounidense de mandos de Xbox 360 para controlar un dispositivo láser portátil.
Se trata del High Energy Laser Mobile Demonstrator (HEL MD), una especie de cañón láser que parece sacado de una peli de ciencia ficción. Colocado sobre un camión controlado por dos tripulantes, uno de ellos se encarga de conducir el propio camión y el segundo de dirigir el láser y disparar utilizando un mando de Xbox conectado a un ordenador portátil. Según su fabricante, Boeing, cuenta con la suficiente potencia como para derribar drones UAV y morteros de 60 mm incluso en situaciones de mucho viento y niebla, por lo que sería un arma ideal para operaciones que exijan de un despliegue anfibio.
Otra de sus ventajas sobre otros dispositivos radica en que su munición puede ser casi ilimitada, dado que las baterías de iones de litio que alimentan el láser son generadas por un motor diésel de 60 kW. En otras palabras, siempre que no se les acabe el combustible podrán derribar tantos blancos como deseen.
Para dar caza al objetivo se utiliza una cámara infrarroja con un amplio campo de visión. Una vez localizado basta con utilizar los controles del mando de Xbox 360 para activar el láser, lo cual parece romper la barrera existente entre videojuego y realidad.
Boeing lleva trabajando en HEL MD desde hace una década en estrecha colaboración con el Ejército de EEUU, quien habría invertido ya 36 millones de dólares. Eso sí, por ahora su estreno en un campo de batalla real no se espera hasta dentro de unos cuantos años.
Esta no es la primera vez que el ejército estadounidense utiliza un dispositivo de videojuegos para determinados proyectos. Ya en 2008 decidieron adquirir 300 consolas PS3 para un laboratorio de investigación de las Fuerzas Aéreas bajo la excusa de llevar a cabo una evaluación tecnológica sobre las capacidades de su procesador CELL justo en una época en la que surgieron los rumores de que con dicha consola podrían llegar a dispararse misiles de largo alcance.