La realidad virtual está en boca de todos, con compañías tan potentes como Sony, Samsung, HTC, Razor, Valve y Facebook (Oculus VR) tratando de desarrollar unos dispositivos que sean capaces de abrirse un hueco más que destacado en el mercado del entretenimiento al llevar un paso más allá la inmersión en los videojuegos, por supuesto, pero también siendo compatibles con muchas otras aplicaciones y áreas como el cine, la arquitectura y el diseño.
Valve ya está preparando un ecosistema propio para el disfrute de los usuarios de PC con Steam. Facebook también quiere copar dicho mercado con las famosas Oculus Rift, consideradas las pioneras actuales en este campo. Y en Sony tienen unas Project Morpheus ideadas para formar equipo con su exitosa Playstation 4. Pero, ¿qué ocurre con Microsoft?
Los de Redmond parecen estar pasando por completo de esta tecnología, apostando por otros caminos como el de la realidad aumentada que quieren afianzar con el dispositivo HoloLens que será compatible con Xbox One. Esta especie de gafas futuristas nos permitirán convertir nuestra sala de estar en un escenario virtual con el que podremos interactuar.
Imaginamos que, queriendo sacar a relucir el potencial de su dispositivo frente a la realidad virtual, Phil Spencer, jefe de la división de Xbox, ha asegurado que hoy por hoy la realidad virtual “no es nada del otro mundo”, aunque por supuesto no niega que esto puede cambiar de aquí a cinco o más años.
El ejecutivo tampoco niega la posibilidad de que Microsoft pueda desarrollar su propio dispositivo de VR en un futuro próximo, aunque como podéis imaginar, estando como están ahora centrados oficialmente en HoloLens, no pueden cambiar de rumbo así por las buenas. Y menos aun cuando no pocos les acusan de haber abandonado a Kinect en la cuneta.