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1 de cada 4 riojanos no sonríe para ocultar su dentadura

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Uno de cada cuatro riojanos no sonríe para ocultar su dentadura y, si lo hace, se tapa la boca con la mano, según un estudio realizado por Compromiso y Seguridad Dental. “Una sonrisa bonita -explica la doctora Marta Fernández Coppel - es sinónimo de salud, bienestar, armonía y, sobre todo, de alegría. Vivimos un tiempo en el que todo es visual y la sonrisa adquiere más relevancia si cabe, de ahí el interés de ofrecer una sonrisa bonita y agradable”.

La sonrisa es un gesto en el que participan no solo los dientes, sino también los labios y los músculos de la cara que forman la boca y la rodean. “Unos dientes ordenados y blancos la favorecen -señala-, pero hay que tener en cuenta que los labios han de ser armónicos y los músculos de la cara han de actuar de forma adecuada para que el gesto sea natural y agradable”. Además, unos dientes bonitos pueden quedar deslucidos por una forma errónea de mostrarlos. Enseñar los dientes de abajo, por muy bonitos que sean, no es lo ideal, pues alarga las facciones y las endurece. Algunas personas consideran que “aprender a sonreír” anula la frescura del individuo y su espontaneidad.

Lo ideal es considerar la sonrisa como un todo. Hay muchos tratamientos estéticos para mejorar los dientes, desde los blanqueamientos más sencillos, hasta los casos de ortodoncia complicados en los que hay que recolocar los dientes, o los casos de restauraciones estéticas con carillas o coronas e incluso con implantes. Es importante que el resultado del tratamiento respete siempre la forma de los dientes y la fisionomía de cada paciente, restaurando la función y la estética.

El bruxismo (apretar los dientes) es una alteración que afecta a casi todas las personas. Es una forma de liberar estrés que ocasiona el ensanchamiento de la cara debido al desarrollo de los músculos masticadores y da lugar al desgaste de los dientes, uno de los signos más llamativos de envejecimiento. También su producen asimetrías en los músculos de la cara cuando al sonreír se trata de ocultar algo que no nos gusta, por ejemplo, un diente más oscuro o el hueco negro que se ve cuando falta una pieza. “Cuando esto ocurre, lo que se transmite es miedo, timidez, falta de seguridad o de confianza. Igual que una sonrisa ofrece una impresión agradables, su ausencia provoca percepciones más frías o menos estimulantes”, señala la doctora Fernández Coppel.