Una de las decisiones más esperadas por la comunidad internacional, por fin ha sido anunciada. Tras meses de espera e incertidumbre sobre el futuro del conflicto en Afganistán, el presidente estadounidense, Barack Obama, ha cedido a las peticiones del secretario general de la OTAN y del comandante de la misión de enviar más personal militar y ha anunciado el envío de 30.000 nuevos soldados a Afganistán. Sin embargo, esta decisión ha venido acompañada por otra que ha despertado mayor polémica: fijar la fecha de la retirada de las tropas en 2011.
Los nuevos militares estadounidenses empezarán a llegar al país afgano “dentro de dos o tres semanas”, según ha declarado el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, quien también ha señalado que el refuerzo durará entre 18 y 24 meses. En su anuncio, Barack Obama afirmó que la idea es comenzar el repliegue “en julio de 2011”, ya que el objetivo es que las fuerzas armadas afganas comiencen a asumir la responsabilidad de la seguridad en esa fecha, algo que según Gates es “crucial” y “alcanzable”.
Sin embargo, esta decisión aún tiene que obtener el visto bueno del Congreso de Estados Unidos,
quien debe aprobar un presupuesto de 30.000 millones de dólares (unos 20.000 millones de euros) sólo durante este ejercicio. En total, sólo en un año la guerra habrá costado 95.000 millones de dólares (más de 63.000 millones de euros).
Este envío de nuevas tropas responde, según el propio Obama, a tres objetivos prioritarios: eliminar los feudos de los talibán desde los cuales germina el terrorismo, reducir el auge del radicalismo islámico y garantizar la estabilidad del gobierno afgano, lo que implica la tercera meta, el refuerzo de las fuerzas de seguridad de Afganistán.
Obama parece consciente del papel principal que desempeña Estados Unidos en Afganistán, pero también sabe que el apoyo de los Ejércitos de otras potencias es fundamental. Por este motivo, en su declaración pública, el presidente estadounidense ha solicitado la implicación del resto de países miembros de la OTAN.
“Debido a que éste es un esfuerzo internacional, he pedido que nuestro compromiso esté acompañado por aportes de parte de nuestros aliados. Algunos ya han proporcionado tropas adicionales, y estamos seguros de que habrá aportes adicionales en los días y las semanas venideros. Nuestros amigos han luchado y derramado sangre y muerto a lado nuestro en Afganistán. Y ahora, debemos unirnos para acabar con esta guerra de manera exitosa, pues lo que está en juego no es simplemente una prueba de la credibilidad de la OTAN; lo que está en juego es la seguridad de nuestros aliados y la seguridad común del mundo”, señalaba Obama en su discurso.
Ante esta petición, los ministros de Exteriores de la OTAN han decidido reunirse a partir de este jueves en Bruselas para analizar la estrategia sobre Afganistán, aunque su secretario general, Anders Fogh Rasmussen, ya ha anunciado que calcula que la OTAN será capaz de enviar 5.000 hombres adicionales para sumarse a los estadounidenses.
Por su parte, Reino Unido ha avanzado su intención de aportar 500 soldados más a los 9.000 que están ya desplegados sobre el terreno; mientras que Polonia ha prometido 600 e Italia también se ha mostrado dispuesta a “aportar su parte” en palabras del primer ministro, Silvio Berlusconi.
La decisión de Obama cuenta con el apoyo del gobierno español, aunque Rodríguez Zapatero no ha querido adelantar si añadirá más tropas a los 1.000 soldados españoles que en la actualidad están desplegados en Afganistán. También Francia, que hasta ahora había sido tajante en su negativa a reforzar su contingente, ha dejado la puerta abierta a revisar su estrategia en el país centroasiático.
Sin embargo, es muy posible que Alemania no añada un hombre más al techo máximo de 4.500 permitido por su Parlamento.
Reacciones
Por otro lado, el gobierno afgano de Hamid Karzai se ha mostrado de acuerdo en que sus fuerzas de seguridad deberán asumir de forma gradual la responsabilidad de proteger Afganistán. “Dieciocho meses nos dan una buena oportunidad para asumir [el control] y mientras debemos acelerar la afganización de la seguridad y los asuntos de gobierno”, ha señalado el ministro en funciones de Asuntos Exteriores, Rangin Dadfar Spanta.
Según el comandante de la misión de la OTAN y de la liderada por Estados Unidos en Afganistán, Stanley McChrystal, el presidente Karzai, apoya la decisión de Obama de desplegar 30.000 soldados más en su país. “Es algo realmente positivo, el presidente se mostró muy optimista y resuelto esta mañana”, ha destacado McChrystal tras reunirse con Karzai en Kabul.
Sin embargo, esta reacción de aprobación no ha sido igual en Pakistán. El gobierno paquistaní ha reaccionado al discurso de Obama advirtiendo de que Estados Unidos debe garantizar que su plan no va a tener un “resultado adverso” para su país. “Pakistán desea involucrarse estrechamente con Estados Unidos para comprender la importancia plena de la nueva estrategia y para asegurarse de que no habrá un resultado adverso en Pakistán”, ha asegurado el Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado.
En cuanto a Naciones Unidas, el secretario general Ban Ki-Moon “ha acogido con beneplácito el plan para Afganistán” del presidente de Estados Unidos. A través de un comunicado, el representante de la ONU ha alabado el planteamiento de Obama de equilibrar los esfuerzos militares y civiles, y de enfatizar el fortalecimiento de las instituciones afganas, sobre todo el de las fuerzas de seguridad.