La ONG Save the Children ha lanzado recientemente su informe “Broken Homes” elaborado en colaboración con el Centro de Orientación Psicológica de Palestina. Este documento trata la masiva demolición de casas que los palestinos llevan sufriendo desde 1967 y las consecuencias psicológicas que ello conlleva.
Desde que comenzaran las demoliciones, hace ya más de cuatro décadas, se estima que civiles y militares israelíes han destruido cerca de 24.000 hogares palestinos. La situación, según la organización, se ha recrudecido desde el año 2.000. Al parecer, el número de casas que están siendo derribadas desde entonces ha aumentado una media de más de 1.000 hogares al año.
El incremento considerable de demoliciones en 2009 sitúa las cifras en al menos 4.000 casas destruidas como resultado de la ofensiva militar en Gaza a comienzos de año.
“Las demoliciones en los territorios palestinos han aumentado, y miles de familias y, en algunos casos, aldeas enteras, permanecen bajo la amenaza de los 'bulldozer' que llegan para destruir sus casas, por lo que hay desplazados cada día”, señaló el director para los territorios palestinos de Save the Children, Salam Kanaan.
“La mayoría de derribos se realizan por las denominadas razones administrativas o como resultado de operaciones militares”, indicó. “Las familias lo pierden todo cuando sus casas son derribadas [...] la ropa, los alimentos y los muebles son enterrados entre los escombros, y hay poca ayuda para estas familias que se marchan sin nada, sin apoyo, sin protección”, lamentó Kanaan.
Del resultado de las diversas entrevistas que los expertos han realizado a las familias afectadas, se deduce que el 97 por ciento de los padres se encuentra en riesgo de colapso mental como resultado de la demolición de sus hogares. Los niños afectados muestran a menudo síntomas de trauma, depresión y ansiedad.
La mayoría de las familias afectadas pasaron a ser desplazados y a un 61 por ciento les llevó al menos dos años encontrar un nuevo hogar permanente para vivir.
Según el informe, los habitantes de Jerusalén Este, las comunidades rurales de Cisjordania, los beduinos y los refugiados que viven en campamentos, además de los residentes que viven cerca de las fronteras de Gaza son los que más riesgo tienen de desplazamiento por la creación de asentamientos o por la demolición de hogares. Más de 300.000 palestinos viven en estas zonas.