Kurmanbek Bakiyev, presidente depuesto de Kirguistán, ha cogido un avión que se dirige a Kazaguistán. De esta forma, Bakiyev cede ante las protestas de sus opositores. Una vez allí, se reunirá con Nursultan Nazarbayev, dirigente del país.
En los últimos días, Bakiyev había anunciado que abandonaría Kirguistán si el nuevo gobierno provisional podía garantizar la seguridad de su familia y la estabilidad del Estado.
Sin embargo, el ejecutivo de Roza Otunbayeva aseguraba hoy que no iban a poder cumplir con estos requisitos. “No aceptamos sus condiciones. Sólo [se puede garantizar] su seguridad personal”, han admitido desde el gobierno kirguí.
El pasado 7 de abril y con motivo de los disturbios que se vivieron en la ciudad de Bishkek, capital de Kirguistán, Bakiyev se trasladó hacia el sur del país donde ha permanecido desde entonces.