Un juzgado de Barcelona ha condenado a un año de prisión a Jaime Felipe Martínez Bordiu, nieto de Franco, por agredir a su ex pareja en 2007. El juez le condena a ocho meses de cárcel por un delito de maltratos en el ámbito familiar y a cuatro meses más por amenazas.
La Fiscalía pedía cuatro años y nueve meses de cárcel para Bordiu por pegar a la que fue su novia, Ruth Martínez, durante una discusión en un hotel de lujo de Mijas (Málaga), por no dejar que se fuera de la habitación y amenazar con matarla si le denunciaba.
Bordiu negó estas acusaciones, aunque el Juzgado Penal número 20 de la capital catalana también le ha prohibido tener y llevar armas durante dos años, acercarse a menos de 1.000 metros de Ruth y no comunicarse con ella durante un año y ocho meses.
El juez le ha absuelto en cambio del delito de coacciones. Bordiu no ingresará en prisión porque la pena es inferior a dos años y no tiene antecedentes penales.
El juzgado da veracidad a la declaración de la víctima y considera probado que, entre las 18.15 y las 23.20 horas del 21 de agosto de 2007, el acusado y su pareja de entonces se enzarzaron en una discusión en la habitación del hotel, durante la cual el procesado insultó a su novia y ésta le dijo que quería volver a Barcelona.
Entonces Bordiu agarró a su pareja por los brazos y la tiró sobre el sillón mientras le decía que no se iba a ir. Cuando la mujer cogió su maleta, él se la arrebató y la tiró al suelo, y le reiteró que no se iría. “Voy a comprar todos los billetes de avión a Barcelona para que no puedan venderte ninguno”, le advirtió el procesado.
Cuando Ruth fue a recoger la maleta, el procesado dio una patada a una silla, que, junto al ordenador portátil que había encima, impactó contra la mujer. Después, el acusado se fue de la habitación y la víctima aprovechó ese momento para ir a la recepción del hotel y pedir un taxi y el teléfono de la Policía.
Martínez Bordiu llegó poco después e intentó quitar el bolso a su novia para evitar que se marchara. Además, según la fiscal, al pensar que Ruth podía haber llamado a la Policía y explicarle lo ocurrido, le dijo que la mataría si había avisado a las Fuerzas de Seguridad.
En su declaración, el acusado explicó que discutió con Ruth Martínez porque ésta había dicho a su madre, a su hermana y a su ex mujer que tomaba drogas, “levantando ampollas”. La joven dijo que les había llamado después de que el marido de la ex esposa de Martínez Bordiu le dijera que estaban preocupados por su salud.
Al día siguiente seguían enfadados y, como ella estaba enferma, él se fue solo a la piscina. Cuando regresó al anochecer, volvieron a discutir y la joven le dijo que quería volver a Barcelona. Según Martínez Bordiu, le pidió que no se marchara, que ya se iba él, y, para que se tranquilizara, se fue a cenar.
La mujer, que ha rechazado ser indemnizada, dijo que decidió marcharse porque no quería “aguantar ningún otro insulto ni nada parecido”, pero aseguró que el acusado “es una buena persona, aunque cuando se pone así parece otro”.
Después, el presunto agresor le pidió perdón y se marchó, momento que la joven, según dijo ésta, aprovechó para bajar a la recepción y pedir un taxi. El conserje, siguiendo órdenes del procesado, avisó a Martínez Bordiu y éste regresó al hotel tras intentar en vano hablar por teléfono con ella.
La pareja siguió discutiendo en la recepción del hotel, como confirmaron dos testigos, y se separaron momentos antes de que llegara una patrulla de la Guardia Civil. Uno de los agentes explicó que se acercó a la joven y que ésta, muy alterada, le aseguró que Martínez Bordiu “le había dicho que si llamaba a la Guardia Civil la mataría”.