Algunos piensan que es por fe y otros porque resulta muy caro, el caso es que la cifra lo dice todo. Las bodas tanto las civiles como las eclesiásticas han desdencido en nuestra comunidad de forma muy llamativa. El bajón más destacado de los matrimonios por la Iglesia, se notó entre los años 1990 y 2000 cuando se puso de moda los enlaces civiles. Sin embargo, el poder atractivo de una ceremonia eclesiástica esta comiendo terreno a los salones municipales sobre todo por expreso deseo femenino.
Un tendencia que también ha ido variado es la edad de los contrayentes. Hace unos años la edad media para casarse eran los 22 o 23 años, ahora esta se sitúa en los 30. Un dato positivo es que los novios son más maduros, más disciplinados, con las ideas más claras y dispuestos a realizar todos los trámites que les exija la Iglesia. Sin embargo la esencia pura del matrimonio católico se está perdiendo, el matrimonio sin hijos no tiene sentido para la Iglesia.
Formar una familia es cada día más dificil no sólo por la edad sino por la coyuntura económica. El caso es que el número de hijos está descendiendo. En concreto La Rioja se sitúa a la cola de la natalidad de las 17 Comunidades Autónomas españolas y el país en el puesto número 22 con respecto a la Unión Europea aunque debido a la inmigración este dato se esta recuperando o se mantiene.
En cuanto a los matrimonios mixtos, la Iglesia es cauta, se estudian todos los casos al detalle, la predisposición de los novios. En La Rioja, en los últimos tiempos, se han producido algunos intentos fallidos de utilizar este Sacramento como medio de conseguir “los papeles”. La intervención de los párrocos en este aspecto ha sido fundamental.
PREPARATIVOS
Cuando se programa una boda son muchas las cosas que hay que hacer. El papeleo, los cursillos, la lista de invitados o escoger el restaurante. Principalmente este último manda para escoger fecha y hora de la celebración. También influye en la fecha, la decisión de dónde nos queremos casar. Si es en Logroño, las más demandas son la Catedral de la Redonda y la Iglesia de San Bartolomé o Santiago por lo que habrá que esperar la vez, (en un fin de semana se pueden celebrar seis o siete bodas).
Los párrocos se encuentran con verdaderas dificultades a la hora de dar cabida a las demás celebraciones. Para evitar este problema son muchos los que están optando por casarse en los pueblos riojanos dónde existen menos dificultades a la hora de coordinar los preparativos.
Dato a tener en cuenta para que no haya confusiones. Todas estas celebraciones no tienen coste alguno, pero en algunas provincias españolas, como Madrid, la numerosa demanda que sufren algunos templos ha hecho que la única manera de poder moderar el número de solicitantes, sea cobrando una aportación que va directamente al fondo común de la Diócesis. Ni siquiera a la parroquia en concreto y mucho menos al párroco.