Clinton y Obama, en 'tablas' mientras McCain se proclama vencedor republicano

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Dado que ni Barack Obama ni Hillary Clinton anticipaban un demócrata vencedor para el final del 'Súper martes', podría decirse que John McCain se ha convertido en el nombre a seguir como principal candidato del partido Republicano, tras una noche espectacular en la que se ha alzado con la victoria en los principales estados, culminando con el “premio gordo”, California, en una noche en la que han resultado seleccionados 2.757 delegados (1.688 demócratas, 1.069 republicanos), que elegirán su candidato final a la presidencia en las respectivas Convenciones Nacionales.

Del lado demócrata, Clinton ha culminado con fuerza este día con su triunfo en las primarias de su partido en California, pero Obama ha respondido a las expectativas que se esperaban de él de cara a este evento, en el que 22 estados han acudido a las urnas o a las reuniones comunales y en el que absolutamente en todos ellos se ha reconocido su presencia como la de un competidor con posibilidades reales de cara a la nominación final.

Los otros dos candidatos republicanos, el ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney y Mike Huckabee, han quedado ensombrecidos por McCain. En particular el primero, que ha comenzado titubeante la noche antes de remontar para conseguir los seis estados que le permiten seguir levemente herido, pero con vida, en la carrera a la presidencia. Lo de Huckabee es otra historia: un candidato que la semana pasada sonaba a descarte tras esta noche y que ahora, gracias al apoyo de los estados del sur, ha visto como su propuesta conservadora ha recibido un nuevo impulso.

RESULTADOS

Con la mayor parte de los votos escrutados en los 22 estados norteamericanos y por el lado demócrata a la espera de Nuevo México, Clinton ha conseguido el triunfo en ocho estados: Arkansas (69% -- porcentajes provisionales), California (54%), Arizona (50%), Nueva Jersey (54%), Massachusetts --a pesar del apoyo a Obama proporcionado por el clan Kennedy (56%), Tennessee (54%), Oklahoma (55%), y Nueva York (su estado, con un 57%), a la espera de los resultados de Nuevo México y con 247 delegados en el bolsillo.

Obama, por su parte, supera a Clinton con victorias en 12 estados: Dakota del Norte (61%), Connecticut (51%), Idaho (81%), Utah (56%), Missouri (51%, en una votación especialmente reñida), Illinois --estado del que es senador-- con un 64%, Georgia (66%), Delaware (53%), Alabama (56%), Alaska (72%), Colorado (67%) y Minessota (67%). El “hombre del cambio” ha ganado más estados, pero con una representación de delegados proporcionalmente menor, que le han reportado 142 delegados, por el momento. La presencia del tercer demócrata en discordia, John Edwards, es meramente testimonial, con sólo 26 delegados en total, ninguna victoria. Ni siquiera serviría como apoyo para candidato alguno, a estas alturas de la carrera.

En lo que al lado republicano se refiere, las cifras de McCain hablan por sí solas: ha ganado los grandes estados, sumando un total de nueve victorias, en Connecticut (52%), Missouri, (33%), California (44%), Arizona (47%), Oklahoma (37%), Nueva York (51%), Nueva Jersey (55%), Illinois (47%) y Delaware (45%). En total, 378 delegados.

Romney comenzó con una noche que se preveía maldita, salvo sus cantadas victorias en Utah (un 89 por ciento en el estado mormón, la religión que profesa el candidato) y Massachusetts (51% en el estado del que fue gobernador) antes de remontar el vuelo con triunfos en Minessota (42%), Dakota del Norte (36%), el caucus exclusivamente republicano de Montana (38%) y Colorado (59%). Todos juntos suman 135 delegados.

Huckabee, por su parte, dominó el sur con triunfos en Georgia (34%), Arkansas (60%), Tennesee (34%), Alabama (41%) y Virginia Occidental (52%) que le han otorgado 96 delegados, lo que supone un mérito añadido ya que según la normativa electoral republicana, en muchos de ellos el triunfador es el que acumula todos los representantes.

TODOS SIGUEN ADELANTE

Si se escuchan los discursos de los cinco candidatos pronunciados todos esta noche, parece que queda una sensación general de satisfacción con el resultado del 'Súper martes'.

Por los demócratas, Obama prometió acabar con la “política del miedo” impuesta por la administración Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y volvió a apostar por el cambio para su candidatura, cuya hora “ha llegado” y discurre por un camino “que ni se puede desviar, ni se puede interrumpir”.

Obama, que calculó su entrada justo en mitad del discurso del principal candidato republicano, John McCain, comenzó agradeciendo su presencia a “demasiados amigos para que pueda nombrarlos, pero lo que está claro es que sienta bien volver a casa”, declaró ante sus partidarios concentrados en la sede de su campaña en Chicago, unidos bajo el lema “Un cambio en el que podemos creer”.

Clinton, por su parte, arropada en Nueva York, prometió trabajar para “recuperar América porque nuestra economía funciona para todos, no solo para los ricos”, explicó la candidata, dispuesta a abanderar una “revolución de la energía limpia para enfrentarse a la crisis climática”. Tras una mención especial para su marido, el ex presidente Bill Clinton, y para su hija Chelsea, que “han hecho tanto, todos los días”, la senadora concluyó su comparecencia recordando a su madre, “que nació cuando las mujeres no podían votar y que ha llevado a su hija a lo más alto”.

Entre los republicanos, McCain fue el más aventurado de todos, al proclamarse directamente como el rival a batir por los demócratas en las elecciones del próximo mes de noviembre. “Esta noche, hemos ganado un gran número de importantes victorias en estas primarias, pero sobre todo, debemos hacernos a la idea de que somos el principal candidato del partido Republicano. Y no me importa en absoluto”, declaró McCain con una sonrisa irónica ante sus seguidores en la sede de su campaña, en Phoenix.

“Trabajaré todos los días de mi vida para probar que no os habéis equivocado al depositar vuestra fe en mi”, afirmó McCain, que reconoció que “no podía haber hecho esto sin mi familia” antes de agradecer su participación y apoyo al estado del que lleva siendo senador desde hace dos décadas.

En un segundo plano quedaron Huckabee y Romney. El primero habló de economía. El segundo, de valores. Huckabee, exultante tras su espectacular remontada, se dirigió a la multitud que coreaba su nombre en Little Rock (Arkansas) para expresarles su agradecimiento y recordarles que vuelve a estar en la pelea.

“Durante mucho tiempo decían que era una carrera entre dos hombres (Romney y McCain) y, ¿sabéis?: Lo es, y estamos en ella”, declaro Huckabee, que mencionó la economía como el problema prioritario que abordará si obtiene la victoria final en las elecciones presidenciales de noviembre. “Uno de estos días, cuando sea presidente --y no tardaré mucho-- colgaré el cartel de ”liquidación“ delante del IRS (la Hacienda estadounidense), y todo el mundo tendrá su oportunidad de conseguir una parte del sueño americano”.

Romney, ahora ligeramente recuperado tras su revés inicial, consideró desde su cuartel general de Boston que “esta es una noche especial” y que “la campaña continúa”. “Hay gente que cree que esto había terminado, pero vamos a seguir esta noche, y la siguiente, hasta la Casa Blanca”, afirmó.

El ex gobernador de Massachusetts enfocó su discurso hacia los valores tradicionales estadounidenses, afirmando que su intención es asegurarse de que “podamos disfrutar con nuestros hijos de prosperidad, paz y seguridad con los valores que siempre hemos defendido: es hora de que fortalezcamos la economía, reduciendo los impuestos y luchando contra la inmigración ilegal”.