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“Como no hay sitio, enseguida te mandan a casa”

En la sala de espera, los nervios se sienten en el ambiente. A la angustia propia que produce la causa por la que cada uno acude a Urgencias, se suma la desesperación ante las largas horas de espera, la falta de información y el continuo rumor de que algunos entraban para quedarse, no en el hospital, sino en los pasillos o en los boxes durante días.

Un niño de unos cuatro años vomita en el hall de entrada. Su madre, con lágrimas en los ojos, nos cuenta que le ha subido la fiebre de repente por encima de 39,5, ha llamado al 112 y le han dicho que el médico estaba ocupado y le llamaría enseguida. Un cuarto de hora después ha tenido que volver a llamar, la única solución que le han dado ha sido quitarle la ropa y darle ibuprofeno, y tal vez, más tarde y más tranquila, acudir a Urgencias. “Me he asustado mucho, hace unos meses estuvo ingresado con neumonía”, contaba la joven, “me parece una vergüenza que haya estas carencias con toda la gente que hay sin trabajo”.

Otra mujer se pasea nerviosa. Ha llegado desde Nájera acompañando a su marido, con fuertes dolores de cabeza. “Llevamos más de tres horas esperando, tiene unos dolores insoportables. Toda la gente está muy cabreada por aquí. Además dicen que si te tienes que quedar hospitalizado, te dejan tres días en boxes”, contaba.

Entre caras de preocupación e impaciencia, otra mujer sentada en un banco nos cuenta que lleva tres horas sin saber nada de su suegra. “Tiene 86 años y está sola, no sé si le están atendiendo o está aparcada detrás de una cortina como el sábado que estuvimos aquí seis horas”. Cuenta que hace apenas cuatro días acudieron a Urgencias tal como les indicó su médico de cabecera. Con la tensión muy alta, tras estabilizarla, la mandaron a casa. Los síntomas han seguido y han tenido que acudir de nuevo.

Es otra de las quejas generalizadas. “Como no hay sitio, enseguida te mandan a casa”, afirman algunos.