Cuentacuentos y musicoterapia para los más pequeños

Los integrantes del grupo colgaron los instrumentos a finales de los noventa, cuando decidieron disolver el grupo de rock que formaban. La amistad continuó pero cada uno siguió su camino en diversas profesiones, pero con la música siempre de fondo. Por eso, cuando el pasado mes de diciembre el Centro Raíz les propuso actuar en su Festival de la Maternidad, lo tuvieron claro.

“Fué algo casi improvisado, no teníamos intención de volver a tocar”, explica Fito Valpuesta, uno de los integrantes del grupo, “de hecho, cuando se lo comenté a nuestra cantante, que es además pedagoga y musicoterapeuta, me dijo que si hubiera sido para adultos, no volvería al escenario, pero sí por los niños”. Ahí se empezó a fraguar Paladú.

El rock de décadas pasadas comenzó a dar paso a las canciones infantiles, el atuendo cambió y llegaron los sombreros y las boas de plumas, y poco a poco surgió ese primer espectáculo, 'Colores'. “Es una especie de cuentacuentos amenizado con música”, define Valpuesta, “vamos contando la historia e integrando las canciones, haciendo también que los niños participen”.

Quiere dejar claro que Palodú no son los Cantajuegos ni nada parecido. Es más bien música en el sentido más puro de la palabra. Guitarra, batería,bajo y piano para hacer música educativa, enseñando y divirtiendo a los niños y entreteniendo también a los mayores.A partir de esa primera actuación que surgió como algo esporádico, casi un favor, empezaron a llegar otras ofertas. Mañana actuarán en la tienda de juguetes pedagógicos Kiddys Fun, donde las entradas se agotaron en apenas un par de día. Para los próximos meses, la agenda empieza a perfilarse ya. “Mucha gente del mundillo nos está animando a seguir adelante porque en La Rioja no existe ningún grupo así”, comenta el batería del grupo.

A Valpuesta le acompañan en esta aventura Pablo Magariños al piano, Elvira Miranda poniendo la voz al conjunto y Carlos González a la guitarra. Juntos se han embarcado en este ilusionante proyecto en el que, sin embargo, encuentran también algunas dificultades. “De momento estamos haciendo versiones y por eso hay que pagar a la SGAE”, recuerda Valpuesta, “eso supone una traba importante ahora que estamos preparando un espectáculo benéfico porque, si queremos cobrar entradas, aunque nosotros no cobremos nada, tenemos que pagar igual”.

De cualquier forma, Palodú tiene intención de mirar hacia adelante e intentar hacer de esa nueva unión casual, un proyecto más ambicioso.