De Baracaldo a Préjano para convertirse en un artesano de las hierbas aromáticas
Alexander Yunquera Sota cambió hace ocho años la vorágine de la ciudad por una vida más sostenible en el medio rural. Cambió Baracaldo por Préjano. Cambió su profesión como informático por Lurreko Aromáticas, un proyecto con el que quiere poner en valor el territorio y sus plantas aromáticas. “Somos cuidadores de la tierra y nuestro entorno. Cultivamos plantas aromáticas, medicinales y culinarias, pero también hortícolas, frutales, flores… Producimos desde el respeto a la naturaleza y a sus ritmos naturales. Trabajamos de manera ecológica a través de la agricultura regenerativa. Uno de nuestros objetivos principales se basa en generar biodiversidad en nuestro bosque comestible, trabajamos con suelos vivos, llenos de microorganismos, insectos, humus… Todo ello desde la ilusión y el trabajo diario”.
Esta es la carta de presentación de este proyecto a las faldas de Peña Isasa en La Rioja. Y es que Yunquera recuerda sus vacaciones en Préjano, en la casa de sus abuelos. Su inquietud, su amor por la montaña y su pasión por los aromas fueron los puntos de partida. “Empezamos con un campo demostrativo donde recuperamos variedades del territorio ya olvidadas como la santolina, la ruda o el orégano de montaña que está en peligro de extincion”. Para ello, en Lurreko Aromáticas utilizan semillas y esquejes del monte y crean en su finca plantas madre. Pero además, también han incluido otras foráneas que no son del territorio, pero que “por su capacidad de adaptación y por su potencial comercial pueden ser una alternativa de cultivo como la equinacia, la valeriana o la melisa”.
Un nuevo modo de vida y recursos vegetales que también quieren mostrar a la ciudadanía.
“Que conozcan lo que hacemos y recuperar así esa cultura popular que está en nuestro pueblo y en nuestra zona para que la gente sepa cómo utilizar las plantas. Y, por qué no, poner en valor el trabajo del pequeño productor. ”Somos artesanos de las hierbas, cultivamos este tipo de plantas que, posteriormente, en nuestro obrador propio convertimos en productos premiun y gourmet como las infusiones artesanas, los aceites, la sal de manantial“. Productos a los que cualquier persona puede acceder y adquirir ”porque trabajamos con tiendas ecológicas en Logroño, con la Sala Negra y Pastelería Papín, entre otros“, proyectos que como Lurrako Aromáticas ”valoran el trabajo del pequeño productor, el trabajo artesano“.
Pero además, Lurrako Aromáticas e sun proyecto abierto al público. “Somos un equipo multidisciplinar de expertos en medio ambiente, educadores, agroecología, enólogos, biólogos, permacultura, expertos en aromas, sensaciones y amantes de la naturaleza. Nos encanta divulgar en favor del medio natural, realizamos actividades conscientes y sostenibles que ayudan a los que nos visitan a interpretar y disfrutar de nuestros paisajes, flora y entorno”. Y es que Yunquera reconoce que su proyecto va más allá de la agricultura ecológica y se encuadra mejor en la agricultura regenerativa, un tipo de agricultura que atiende a los microorganismos de los suelos, las plantas y que “en definitiva trabaja con los ciclos de la naturaleza y no contra ellos”. Y con esta filosofía han diseñado lo que denominan un bosque comestible. “Un bosque productivo donde todo funciona solo, con plantas que nos van a dar alimentos, lo que buscamos es adaptarnos a los tiempos de la naturaleza y no ser tan agresivos para, en definitiva, poder aportar más a la tierra que lo que vamos a quitarle”.
Y esta filosofía y modo de vida también la comparten con las personas voluntarias que deciden refugiarse en este rincón de La Rioja en Préjano en colaboración con la plataforma Woof. “Queremos anfitrionar el mundo rural, que la gente conozca cómo se vive en el pueblo, que aprendan a cultivar, injertar, podar... una experiencia que, hasta la fecha, ya han vivido perssonas de distintos puntos del mundo, Bélgica, Canadá, Turquía...”.
Una iniciativa pionera, un proyecto kilómetro cero
Un reto personal, un proyecto kilómetro cero que Yunquera y su equipo han conseguido consolidar a lo largo de estos ocho años en los que también ha habido dificultades. Una iniciativa pionera y única en prácticamente todo el norte de España que incluso carecía de epígrafe propio. “Hemos tenido que abrir camino desde el principio porque nuestro oficio , como tal, no existía, no había epígrafe para nuestra actividad, así que hemos tenido que darlo de alta para que saliera publicado en el Boletín Oficial de La Rioja y trabajar también para sea catalogado como artesano”. Después de seis años de burocracia, lo han logrado.
Y así, en ocho años se ha consolidado este proyecto de recuperación de variedades autóctonas de plantas de nuestro entorno en el que también trabajan olivos milenarios, frutales, hortícolas, semillas locales y producen otras plantas medicinales. Todos estos ingredientes, sumados a las ganas de crear productos frescos, novedosos y arrastrados por su pasión por la naturaleza, la agricultura regenerativa, los entorno rurales y su afición por la gastronomía forman Lurreko Aromáticas en La Rioja, “una de las comunidades más ricas en biodiversidad por su especial orografía”, concluye Yunquera.
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