La insostenible situación que vive Tailandia podría alcanzar una nueva etapa si las partes enfrentadas comienzan a dialogar. Por su parte, el gobierno tailandés parece estar dispuesto a reanudar el diálogo con camisas rojas, si éstos muestran “sinceramente” su deseo de alcanzar la reconciliación y se comprometen a poner fin a la violencia y a los ataques contra las fuerzas de seguridad.
“Insistimos en que deben ser sinceros en todo cuanto hagan para que el país recupere la normalidad”, declaró el portavoz del Gobierno, Panitan Wattanayagorn, en televisión.
“Esta sinceridad debe reflejarse en las acciones que lleven a cabo para el retorno a la paz”, prosiguió. “El Gobierno está dispuesto a seguir adelante con las negociaciones cuando la situación se haya tranquilizado, cuando concluyan las protestas, la violencia y los ataques a las autoridades”, agregó.
Los camisas rojas, que ocupan parte del centro comercial de Bangkok desde el pasado 12 de marzo, propusieron ayer domingo el inicio de negociaciones para poner fin a los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que han causado 37 muertos y más de 200 heridos.
Por su parte, el presidente del grupo opositor tailandés Frente Unido por la Democracia y contra la Dictadura (UDD), Veera Musikhapong, mantiene en estos momentos conversaciones secretas con el Gobierno para tratar de encontrar una salida a la crisis, ha informado otro de los dirigentes del UDD, Weng Tojirakarn, quien calificó de “prometedores” los resultados iniciales del diálogo.
“Veera ha enviado una carta a los principales líderes del UDD insistiendo en que sigue ejerciendo sus funciones de co-dirigente del movimiento y que actualmente está en conversaciones con representantes del Gobierno para estudiar la manera de poner fin a la crisis política”, indicó Weng en declaraciones recogidas por el diario Bangkok Post.
Weng confirmó que el UDD sigue demandando al Gobierno que detenga el empleo de la fuerza,
ordene el repliegue del Ejército y permita la mediación de Naciones Unidas en el diálogo, con el objetivo de alcanzar un fin pacífico a la escalada de la violencia.
Además, reconoció que algunos de los camisas rojas habían comenzado a abandonar el campamento desde donde estaban realizando sus protestas, situado en el principal distrito financiero de Bangkok.