“Alrededor de un 20% de la población padece rinitis alérgica, con ligero predominio de mujeres”, señala la Dra. Clara Isabel Pérez Padilla, alergóloga del Hospital Xanit Internacional. Asimismo, la incidencia es más elevada en la edad pediátrica y en la adolescente, “aunque cada vez está aumentando más la sensibilización en edades más avanzadas”, apunta la doctora Pérez Padilla.
Las abundantes lluvias que se han producido a lo largo de este invierno auguran unos niveles de concentración de polen significativamente más elevados que en años anteriores.
Por ejemplo, en las zonas del interior de Andalucía existe una mayor concentración de polen, porque el tipo de clima es más seco. No obstante, en las zonas costeras, el clima húmedo suaviza los síntomas alérgicos al polen, “sin embargo existen muchos pacientes sensibilizados a los ácaros del polvo que producen rinoconjuntivitis y asma a lo largo de todo el año”, afirma la experta.
Además, de los síntomas comúnmente descritos, durante la época primaveral “los síntomas de los pacientes alérgicos a pólenes son la rinitis/conjuntivitis, el asma bronquial y ocasionalmente prurito —picor en la piel— o lesiones urticariales”, comenta la alergóloga.
Por otra parte, existen muchos pacientes polínicos que presentan estos síntomas alérgicos meses antes de la llegada de la primavera, ya que están sensibilizados a otro tipo pólenes. Por ejemplo, durante el mes de febrero se produce una elevada concentración de un tipo de pino, denominado arizónica; y en marzo, se concentra el polen de plátano de sombra y la parietaria.
El tratamiento actual se basa en antihistamínicos de última generación, “que los pacientes toleran bien sin efectos secundarios relevantes”, señala. Además del tratamiento farmacológico para el alivio de los síntomas también se emplea habitualmente la inmunoterapia con alergenos (vacuna). Se trata del único tratamiento capaz de modificar el curso natural de las enfermedades alérgicas, de reducir los síntomas y el uso de medicación y de prevenir el desarrollo de asma y nuevas sensibilizaciones a otros alergenos.
Cabe destacar el “evidente incremento de pacientes alérgicos a neumoalérgenos, como consecuencia de la contaminación, las partículas de diesel en aire y la excesiva higiene”, concluye.