El Ebro es un río tóxico. Así lo determinaba el pasado año el informe anual de la Red de Control de Sustancias Peligrosas de la Confederación Hidrográfica el Ebro que destacaba el alto grado de alteradores hormonales en el río. Se trata por tanto de un río “estrogenizado”.
Ahora, un nuevo informe determina que tanto el agua como los peces mantienen niveles altos de PBDE, un retardante de llama prohibido hace ya diez años en Europa. Este estudio de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC revela que son numerosos los ríos europeos que presentan estos niveles muy superiores a los permitidos. Es por tanto muy improbable que se pueda cumplir la normativa marcada por la Directiva Europea del Agua antes de su entrada en vigor en el año 2021. De hecho, según este mismo estudio, se tardarían décadas en cumplir esos límites marcados por la directiva.
Los PDBE son retardantes de llama prohibidos en Europa desde el año 2004, que se utilizaban hasta esa fecha en materiales electrónicos, textiles, plásticos o productos para prevenir incendios.
Los niveles detectados en el Ebro son similares a los de otras cuencas europeas. En concreto en España se han analizado las cuencas del Ebro, el Júcar, el Llobregat o el Guadalquivir. En todos ellos los niveles alcanzan hasta los 104 nanogramos por gramo. En concreto en el Ebro se han analizado también especies como truchas, anguilas, siluros y carpas. Todos ellos presentaban altos niveles de contaminación.