En la primera tarde de feria, toros de la ganadería de Victorino Martín, en la que se ha pedido con fuerza el indulto al segundo, se le dio la vuelta al ruedo. Manejable el primero, un pispa el quinto y los demás vacíos.
Curro Díaz en su primero jugó bien los brazos a la verónica y fue ganándole terreno para sacarlo a los medios. Con la muleta toreó en redondo por el derecho con buen son, sacó naturales templaditos a un buen toro con unas adornadas trincherillas. De una buena estocada cortó una oreja. En el que hacía cuarto le tocó en suerte un toro que embestía con la cara alta y sin fijeza, lo intentó pero abrevió cogiendo el acero.
El Cid en el segundo, de salida lo toreó con gracejo con la capa, con la muleta sacó unas tandas de mano baja y mandona a un astado al que había que poderle porque quería todo por abajo y templado, sacó buenas tandas al natural aunque no llegó a la cumbre como con la derecha. Tras el barullo generalizado de si era de indulto o no, le recetó una buena estocada y cortó dos orejas. Al toro se le dio la vuelta al ruedo, el toro de nombre “Panteadito”. En el quinto tras sacarlo a los medios toreándolo de capa, se le coló de manera muy fea, pero volvió a estar firme con un toro que pedía valor firme y el torero lo estuvo sacando alguna tandita, ovación, gran tarde de El Cid en ambos toros.
Paco Ureña en el día que hacía una década de alternativa, no tuvo suerte en su lote, en el primero de su lote tuvo mucho mérito por estar delante del toro que a mitad del muletazo le acortaba y sin entrega en ningún momento. En el que cerró plaza, fue otro que le costaba pasar. Así su tauromaquia no pudo salir y se limitó a medio lidiarlo, que no era poca labor. Palmitas.
Si en el dos mil siete se indultó a “Molinito”, a mi entender éste de hoy ha sido más completo que el de entonces, y nuestra vara de medir no es igual por una sencilla razón, en una feria tan corta no se puede tener dos criterios en el palco, o dos presidentes.