El fundador de Wikileaks, aislado en prisión

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Julian Assange

sigue siendo uno de los grandes protagonistas de la actualidad internacional. Tras la difusión a través de su Web Wikileaks de 251.000 documentos secretos de la diplomacia estadounidense y las sospechosas acusaciones de la Justicia sueca, Assange ve como todos los días su nombre ocupa los mayores diarios del mundo.

Ante la expectación creada, el fundador de Wikileaks, que se encuentra en manos de la Justicia británica tras entregarse voluntariamente, ha tenido que ser trasladado a la unidad de segregación de la cárcel de Wandsworth para evitar su contacto con otros presos, entre los que ha suscitado un gran interés.

El objetivo de esta medida es aislarle del resto de presos, ya que, desde que llegara al penal, el pasado martes, después de que un tribunal británico le denegara la libertad condicional, Assange ha causado un gran revuelo entre sus compañeros, que, en su mayoría, no han dudado en manifestarle su apoyo. “Está muy animado, parece que está resistiendo”, dijo Mark Stephens, uno de sus abogados.

Assange había solicitado un ordenador portátil para poder escribir, aunque las autoridades penitenciarias se lo denegaron porque es un privilegio del que carecen todos los reclusos. “No tiene acceso a un ordenador, ni siquiera sin conexión a Internet, para poder escribir. Él tiene algunas líneas pero no tiene un papel o un sitio donde plasmarlas”, indicó el letrado.

Sin embargo, parece que en las próximas horas podrían permitirle usar un ordenador, como los que utilizan otros reos, aunque con acceso restringido a la Red, como parte del programa Acceso a la Justicia, para que pueda trabajar en su propio caso, según informó el diario británico The Guardian.

A diferencia del resto de presos, Assange cuenta con un teléfono móvil, cuyo uso le está permitido durante una hora diaria, para poder coordinar la asistencia consular que el ministro de Exteriores de Australia, Kevin Rudd, prometió que le proporcionaría su Gobierno, tras conocer la noticia de su detención.

Assange permanecerá en prisión hasta el próximo 14 de diciembre, cuando un tribunal decidirá acerca de su extradición a Suecia, donde la Justicia le reclama por la supuesta comisión de varios delitos sexuales contra unas voluntarias que colaboraron con su portal.

El fundador de Wikileaks ya ha manifestado su rechazo a viajar a Estocolmo y se ha declarado inocente de todos los cargos, al considerar que estas denuncias son parte de un complot político orquestado por Estados Unidos por la divulgación de documentos confidenciales sobre este país.

Preocupación internacional

Paralelamente al juicio de Assange, por un asunto de ámbito puramente personal, se ha establecido uno contra Wikileaks, que podría vulnerar la libertad de expresión a nivel mundial. Ante ello, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha manifestado su preocupación por las presiones ejercidas sobre WikiLeaks y advirtió que la suspensión del traspaso de fondos por parte de las empresas financieras o de servicios de Internet al portal podrían considerarse una embestida contra la libertad de expresión.

En conferencia de prensa en Ginebra, Pillay dijo que las medidas de bloqueo financiero son un intento de evitar que WikiLeaks continúe publicándose, lo que constituye un acto de censura. “Si WikiLeaks cometió actos ilegales identificables, el asunto debe solucionarse mediante el sistema legal y no por medio de presiones e intimidaciones al sitio y a terceros”, apuntó Pillay.

En este sentido, defendió la libertad de información e insistió en que son los sistemas de Justicia y no los gobiernos los que tendrían que lidiar con el portal para determinar si su proceder ha contravenido la ley.

Pillay agregó que, en principio, el editor y fundador de WikiLeaks, Julian Assange, tiene el derecho a compartir libremente la información que tenga.

MasterCard, Visa y PayPal suspendieron la transferencia de donaciones a WikiLeaks, mientras que el servicio bancario de la Oficina Postal de Suiza cerró una cuenta a nombre de Assange.

Pero eso no es todo. Las redes sociales Facebook y Twitter han cancelado este viernes las cuentas de Payback y Anonymous desde las que se orquestaron los ciberataques lanzados contra las páginas web de Visa, Mastercard y PayPal después de que éstas bloquearan las donaciones a Wikileaks.

Facebook confirmó que había cerrado estas cuentas por considerar que los ataques a otras páginas de la Red debían ser condenados independientemente del fin que los motive. Tras esta medida, la campaña se trasladó a Twitter que siguió el ejemplo de su competidor, aunque sus responsables han declinado confirmar este extremo.

La ola de ciberataques se desató el pasado martes cuando el fundador de Wikileaks, fue detenido en Londres en ejecución de la euroorden de arresto emitida por las autoridades de Suecia.

Los seguidores de Assange consideran que esta detención es un complot político orquestado por Estados Unidos como castigo por la divulgación de diferentes informaciones (diplomacia, Afganistán, Iraq) por parte de Wikileaks.

“La meta es simple: ganar el derecho de mantener Internet libre de cualquier control de cualquier entidad, corporación o gobierno”

, reza una carta divulgada por Anonymus, en la que niega que los integrantes de este grupo sean terroristas, como argumenta Estados Unidos.