Los dos últimos años de la vida de Javier Churruca parecen, más bien, el guión de una película de “la mafia italiana”, pero “lamentablemente es así como ha sido mi día a día durante este tiempo”. Churruca es el gerente del Club de Pádel de la Grajera y cuando lo puso en marcha pronto se dio cuenta de que “si quería ampliar y tener las mejores instalaciones necesitaba unas pistas cubiertas pero no tenía capital para llevar a cabo estas mejoras”. La solución, un socio del club que estaba interesado en el nuevo proyecto. “Fue así como Julio Polo entró en mi vida”.
Tras llegar a un acuerdo, se amplió la sociedad y Polo se convirtió en socio capitalista. “Puso un dinero que yo no me quedé porque fue lo que se iba a destinar en la construcción de las cubiertas y, a cambio, yo le daba el 30% de la sociedad”. Con la obra presupuestada en una cantidad de dinero comenzaron los trabajos, “unos trabajos que finalizaron con un presupuesto que, finalmente, se multiplicó por dos”.
Aún así, “seguí para adelante”, pero pronto llegaron los problemas de liquidez. “Me di cuenta de que, una vez hechas las cubiertas, no podíamos hacer frente a los pagos con los bancos. La única salida era vender las pistas cubiertas e intentar quedarnos con la gestión”.
La solución de nuevo estaba dentro del club. “Había un socio interesado en la compra, la única condición que puso fue que yo me encargara de la gestión”. Sin embargo, la solución a los problemas de la empresa de Churruca y Polo no fue bien recibida por este último porque “quiso tumbar la operación, una operación que suponía la salvación de la empresa de la que él formaba parte”.
Finalmente se cierra el acuerdo y, con el dinero recibido, “retiré todos los créditos que pude”. A día de hoy, recuerda Churruca, todavía queda una cantidad de dinero por abonar por parte de Logropadel, “empresa a la que yo vendí las cubiertas pero no sé quién está detrás de Logropadel, no sé si está Julio Polo, Jorge Abendaño o David Ferrer, que es al que yo le vendí las carpas en su día y cuya gestión tengo durante 25 años”.
Los problemas con Julio Polo, reconoce, empezaron prácticamente desde el principio. “Julio Polo es un señor que ha tenido la gran suerte de tener unos padres muy trabajadores que le han dejado todo hecho. Cuando una persona así, con tanto poder, con tanto dinero y sin escrúpulos, piensa que puede hacer todo lo que le da la gana….”.
Falta de escrúpulos, sicarios, amenazas, denuncias, poder, dinero… son los ingredientes de una película de intriga. Sin embargo el protagonista de esta historia es de carne y hueso, tiene nombre y apellidos: Javier Churruca. Un vecino de Logroño que lo único que quiere es poder recuperar su vida y dejar de tener miedo.
“Los únicos que sobráis aquí sois tu mujer y tú”, “Te voy a matar, te voy a arruinar”, “Me han contratado para pegarte una paliza… y ni se te ocurra ir a la policía porque entonces es cuando lo puedes pasar mal”. Son algunas de las amenazas que Churruca ha escuchado a lo largo de este tiempo, amenazas que han hecho que viva con miedo.
Mañana Rioja2.com publica una entrevista a Javier Churruca en la que cuenta cómo han sido estos dos años y cómo es su vida ahora.