El primer ministro libanés, Fuad Siniora, realizó anoche un llamamiento a la calma de la población y declaró un día de luto nacional por la muerte de ocho personas en los disturbios del sur de Beirut, desencadenados por una protesta de la oposición por los cortes de suministro eléctrico.
“En estos momentos nuestro país atraviesa sus momentos más difíciles y peligrosos. Lo que hemos construido en los últimos años corre el riesgo de derrumbarse”, afirmó Siniora en un discurso emitido por la televisión libanesa.
Un total de ocho simpatizantes de la oposición murieron y otros 29 resultaron heridos por disparos en Beirut en unos disturbios que comenzaron por la muerte de un simpatizante de Amal por disparos del Ejército, que pretendía disolver una manifestación por la falta de suministro eléctrico con tiros al aire.
Fuentes de los partidos de la oposición indicaron que los todos los fallecidos eran militantes de Amal o de Hezbolá, el movimiento político islamista chií cuya guerrilla se enfrentó al Ejército israelí durante la Segunda Guerra de Líbano, en verano de 2006.
Un soldado también resultó herido por las piedras lanzadas por los manifestantes en la región de Mar Majaeil, en el sur de Beirut. Allí los vecinos han levantado barricadas de ruedas incendiadas en las calles y también han bloqueado la principal carretera que une la ciudad con su aeropuerto.
Estos incidentes son los más graves registrados en Beirut desde los enfrentamientos del año pasado entre las formaciones pro-occidentales, en el Gobierno, y la oposición prosiria. En el barrio de Ain Roummaneh siete personas resultaron heridas por la explosión de una granada de mano, informaron fuentes de la seguridad. Además, algunos coches fueron incendiados.